Irun. La tranquilidad y algunas retenciones en el lado francés son las notas predominantes de las primeras horas del cierre de la frontera en los tres pasos de Irun (Gipuzkoa), donde agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil han establecido controles para impedir el acceso a los ciudadanos extranjeros.

En el paso de Biriatou el control permite el acceso a los transportistas y filtra el de los vehículos ligeros, a cuyos ocupantes se les reclama que presenten el DNI o la tarjeta de residente para permitirles la entrada en territorio español.

Del mismo modo, en el puente de Santiago un dispositivo conjunto de la Policía Nacional y de la Guardia Civil obliga a volver a los franceses, tanto a los que intentan pasar en coche como a los paseantes que habitualmente cruzan el puente sobre el río Bidasoa para hacer compras en Irun.

El tránsito de vehículos es constante, ya que muchos ciudadanos españoles residen en la vecina localidad de Hendaya (Francia), pero trabajan en Gipuzkoa.

La misma escena se repite en el paso fronterizo de Behobia, donde también un puente sobre el Bidasoa separa los dos países.