E l juego como potencial actividad de riesgo para la salud -la ludopatía- y no como una inocua alternativa de ocio. Distintos colectivos se han movilizado durante 2019 para denunciar la proliferación de casas de apuestas y el auge del juego en línea, aunque el sector -que mueve cifras millonarias- considera que se ha creado una alarma social innecesaria.

La ludopatía empieza a ser considerada como la nueva gran adicción del siglo XXI. Asociaciones vecinales, jóvenes, jubilados, padres y madres, expertos sanitarios y representantes del sector educativo han pedido a los legisladores que tengan en cuenta la capacidad adictiva de una actividad a la que no consideran una alternativa más de entretenimiento.

En un año de mayor conciencia social sobre los riesgos del juego, el detonante de las protestas ha sido la progresiva apertura de casas de apuestas en barrios populares de diversas ciudades. A modo de ejemplo, las cifras del corazón de Madrid: el distrito Centro, en sus escasos cinco kilómetros cuadrados de superficie, alberga 72 locales de juego.

"Ellos se lucran, la clase obrera se arruina" o "Joven precario, apuesta por tu barrio" fueron los lemas más coreados el 6 de octubre, el día de la primera gran movilización contra las casas de apuestas en varias ciudades españolas.

La Plataforma contra los locales de apuestas responsabiliza a estos establecimientos de ser una amenaza de ruina para la población más vulnerable: jubilados, trabajadores precarios, desempleados y adolescentes, y de intentar atraerlos con ofertas de desayunos, meriendas y bebidas alcohólicas a buen precio.

Frente a las denuncias de que este negocio se ceba con los barrios populares y de falta de control respecto a los jóvenes, el Consejo Empresarial del Juego (Cejuego) remarca que es una actividad "legal, regulada y normalizada" y que el sector "cumple escrupulosamente" la legalidad.

La patronal del juego privado niega que se escojan zonas desfavorecidas y sostiene que los salones se montan en arterias "de mucho tránsito, mucha visibilidad y fácil acceso". Subraya, además, el "firme compromiso del sector con la tolerancia cero" para evitar el acceso de los menores y considera que se ha creado una "alarma social irreal e innecesaria".

Cifras millonarias Cejuego alude también a las "grandes" cifras que aporta esta industria. Según los datos del Anuario del juego en España 2018, publicado por la compañía Codere y la Universidad Carlos III de Madrid, el sector movió 32.383 millones de euros (9.870,3 millones de juego real, es decir, la diferencia entre las cantidades jugadas y los premios), lo que representa el 0,8% del PIB.

De esos 9.870,3 millones de euros, 4.289,3 corresponden al juego público (la Sociedad Española de Loterías y Apuestas del Estado, Selae, que agrupa la Lotería Nacional, Primitiva, La Quiniela y la ONCE) y 5.581 al juego privado: casinos, bingos, salones, máquinas de hostelería y el juego en línea.

De acuerdo con los datos recogidos en el Anuario, durante el año 2018 el juego generó 1.340 millones de euros en impuestos y tasas especiales y dio empleo directo a 85.047 personas, lo que, según el director general de Cejuego, Alejandro Landaluce, implica una "importante labor social".

El juego privado presencial está regulado por cada comunidad autónoma. Catorce gobiernos autonómicos prevén medidas de planificación, como la distancia entre salas de juego y con los centros escolares.

El Estado es el encargado de regular el juego público y el privado en línea. En el 2018, el Gobierno aprobó un anteproyecto de ley de lucha contra el fraude para reforzar el control, con la elaboración de "una lista negra" de operadores no autorizados.

El gran apartado que, hasta el momento, queda excluido de la normativa es la publicidad de los juegos de azar y las apuestas en línea. Hacienda trabaja en la elaboración de un decreto, pero en la actualidad solo existen medidas de autorregulación.

La publicidad del juego responde a un código de conducta aprobado en el 2012, en el que las empresas adheridas se comprometen a respetar las normas de autorregulación, con "especial atención" al horario infantil. Sin embargo, distintos organismos reguladores de competencia han denunciado el incumplimiento de esas medidas.

El Defensor del Pueblo ha pedido que se prohíba la publicidad del juego al considerar ineficaz la autorregulación, al tiempo que partidos políticos y organizaciones de consumidores reclaman que se regule el mercado publicitario del juego, al igual que se hace con otros productos adictivos como el tabaco o el alcohol.

Este último aspecto, el de la presencia de personajes conocidos en los anuncios, es el más controvertido, especialmente si se trata de deportistas, porque constituyen un modelo de referencia.

Publicidad de Rostros conocidos Cristiano Ronaldo, Gerard Piqué, Vicente del Bosque, Neymar o los periodistas deportivos Manolo Lama y Juanma Castaño han sido rostros del mercado publicitario del juego.

A este mercado publicitario tampoco se han resistido los clubes de fútbol, con una excepción: la Real Sociedad, cuyos socios y accionistas rechazaron por mayoría que la imagen del equipo promocionara el juego.

Frente al caso de la Real, siete de los veinte clubes de la Liga española lucen publicidad en sus camisetas. El resto ha firmado contratos con empresas del juego como patrocinadores secundarios, mientras que la propia Liga tiene un acuerdo de patrocinio con una casa de apuestas.

La emergencia social que supone el juego se explica con otro dato muy distinto al de los beneficios económicos: el perfil de las adicciones.

La conducta adictiva que nace en las casas de juego se ve alimentada por la posibilidad de apostar las 24 horas del día, los 365 días del año, en los casinos en línea. Según los expertos, más de un 70% de los enfermos recaen, y lo hacen con mayor implicación económica.

Los afectados siguen siendo hombres en su mayoría, pero el rango de edad ha cambiado: si hace veinte años eran personas de entre 35 y 45 años que llevaban cinco padeciendo el problema, en la actualidad son mucho más jóvenes -entre 25 y 35 años-, y arrastran una media de dos años de adicción.

La asistencia a terapia es una de las principales vías a las que acuden quienes desean alejarse de la tentación del juego. Además del tratamiento terapéutico también existe la posibilidad de apuntarse en los registros que impiden la entrada a salas de juego o a las páginas de apuestas.