Un año con el calendario de transferencias parado, sin que el Gobierno español haya cedido una sola materia recogida en el Estatuto de Gernika, invita a preguntarse si esta crisis de bloqueo se va a alargar en el tiempo, y si el Ejecutivo vasco ha concebido alguna clase de ofensiva para hacer palanca ante Pedro Sánchez. Las fuentes consultadas tanto en la consejería de Autogobierno que dirige Olatz Garamendi como en Lehendakaritza aseguran que no se ha tomado una decisión pero no significa resignación y, de hecho, la sensación que se transmite es que aún queda un as en la manga que puede fructificar en las próximas semanas o ya en otoño, durante la tramitación de los Presupuestos estatales: Pedro Sánchez necesita los votos del PNV en el Congreso de los Diputados.

En concreto, se confía en que la pinza que forman Garamendi a nivel institucional y el PNV a nivel político pueda desatascar la situación. Garamendi ha echado a rodar el balón al enviar por propia iniciativa cuatro ofertas sobre los permisos de trabajo en inmigración, la gestión del litoral, meteorología y el fondo de protección a la cinematografía; y ha enviado alegaciones a la oferta de Madrid sobre los trenes de cercanías.

Aunque no hayan tenido respuesta, es un paso al que se concede relevancia: la decisión de tener una actitud proactiva, tomada por la propia consejera, supone sentar ya las bases del debate y adelantar un trabajo que no ha querido realizar el Estado. El PNV actuaría en otro plano, en el campo de la presión política. En Lakua tienen la convicción de que el bloqueo puede cambiar por la pinza de Garamendi y el PNV.

CONFERENCIA DE PRESIDENTES EN COMILLAS

Mientras tanto, ¿qué margen tiene el Gobierno vasco? En anteriores ocasiones se ha planteado un boicot o plante de Iñigo Urkullu a la Conferencia de Presidentes de Sánchez, pero ahora se opta por medir bien los pasos y no quemar naves con acciones que podrían no provocar el desbloqueo deseado y podrían trasladar una imagen de debilidad. Sánchez tampoco ha concretado esa conferencia, aunque había trasladado a los presidentes autonómicos que podría celebrarse en Comillas, en Cantabria, en torno al verano.

¿CARTA DE URKULLU?

Otras bazas que ha empleado el lehendakari en el pasado son las cartas a Sánchez para pedirle una implicación al máximo nivel, aunque el presidente español no se ha caracterizado por conceder una gran atención a estas cuestiones.

A nadie se le escapa tampoco que la proximidad de las elecciones andaluzas de junio juega en contra de una cesión inmediata en materia de transferencias. Jugando con todos estos elementos, todo parece apuntar a que el escenario más propicio para que comiecen a caer los frutos del árbol será el otoño. Y ahí comienzan a encajar todas las piezas, porque confluirán el marcaje institucional de Garamendi y la presión política del PNV en el Congreso, en torno a la tramitación de los Presupuestos o leyes clave para Sánchez, si es que no decide decretar un adelanto electoral.

LA RELACIÓN DE GARAMENDI Y RODRÍGUEZ

No se descarta que en las próximas semanas pudiera llegar ya alguna respuesta del Ministerio de Política Territorial de Isabel Rodríguez, aunque rematar la operación siempre es complicado y se dilata en el tiempo porque el Ejecutivo vasco no quiere aceptar transferencias a la baja que devalúen el Estatuto. Lo que ha hecho Garamendi es despejar el camino del debate poniendo sobre la mesa sus ofertas y desbrozando ya los criterios técnicos por parte del Gobierno vasco para tener todo listo para acometer la negociación.

ERKOREKA Y BOLAÑOS

En este contexto, en Lehendakaritza confían en que la acción de la consejera Garamendi y la presión en Madrid den frutos, de ahí que Urkullu no haya dado el paso aún de ponerse en contacto con Pedro Sánchez a través de una carta. Tampoco se ha pulsado el botón rojo de la reunión entre el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el vicelehendakari primero, Josu Erkoreka, que entrarían en juego para desbloquear asuntos atascados a nivel sectorial entre ambos gobiernos. La relación entre Erkoreka y Bolaños es buena, pero no han entrado en escena en una cuestión a la que aún creen que queda recorrido y margen para exprimir acuerdos.

En el último año, solo se ha transferido la gestión del Ingreso Mínimo Vital, una materia de nueva creación que no figuraba en el calendario y que llegó con retraso con respecto a lo pactado entre el PNV y el Gobierno español. Quedan una treintena de materias pendientes.