Algo cambió en el discurso de Pedro Sánchez la semana pasada. El presidente español trasladó en el Congreso de los Diputados su empatía hacia quienes hayan podido ser espiados sin una orden judicial que lo autorizase, lo que parecía dejar la puerta abierta a la existencia de incontrolados que pudieran haber pinchado los teléfonos de los soberanistas catalanes. Daba la sensación de que ya no ponía la mano en el fuego, aunque Sánchez siguió manifestando su confianza plena en los espías del Centro Nacional de Inteligencia y negó que la Policía o la Guardia Civil tuvieran el programa Pegasus.

En puertas de que comparezca este jueves en el Congreso para dar explicaciones sobre este escándalo, corren como la pólvora las especulaciones sobre un anuncio importante, un golpe de efecto ese mismo jueves, que podría traducirse en el anuncio de una reforma para ampliar el control judicial del CNI, la opción que se baraja como la más probable después de que Sánchez se abriera a estudiar la propuesta del PNV en ese sentido.

Se barajan también otras opciones que parecen menos probables, como la desclasificación de las órdenes judiciales que autorizaron el espionaje en una veintena de casos. Es un escenario que sigue siendo delicado y que, de hecho, el Gobierno español quería hasta hace poco evitar y solo contemplaba en el caso de que recibiera una orden judicial en ese sentido.

Algunos ámbitos no descartan que se lo replantee o que actúe en un ámbito colindante: que reactive la tramitación de la reforma de los secretos oficiales a través de la Ley de Información Clasificada que aparece en su plan anual normativo para este año. Es decir, que active la elaboración de esta ley para reformar la norma franquista y fijar un plazo para que los documentos secretos vean la luz.

¿EL GESTO MÁS PROBABLE?

También se habla de la creación de una comisión de investigación sobre el espionaje, aunque el PSOE acaba de rechazarla hace muy poco y no termina de verse cómo podría justificar un viraje ahora. La hipótesis que parece ganar peso es que Sánchez no acudirá con las manos vacías y que ha llegado a la conclusión de que necesita hacer algo para sofocar la crisis con sus socios. Habrá que ver hasta qué punto cede. Sobre todo, la crisis por el espionaje la tiene con ERC. La portavoz del Gobierno español, Isabel Rodríguez, ha sido interrogada este lunes sobre la posibilidad de que se anuncie una reforma del CNI, y no ha querido confirmarlo ni desmentirlo en Radio Nacional de España.

CONTROL A LOS ESPÍAS

Fuentes del grupo del PNV en el Congreso consultadas por este periódico desconocen si Sánchez va a dar un nuevo paso aunque algunos ámbitos apuntan ya a que va a ser así. El PNV pidió una comisión de investigación y la desclasificación de los documentos.

Ahora parece que, al menos, Sánchez se abre a estudiar su reforma del control del CNI para que a los espías no les baste únicamente con tener una autorización previa de los jueces, sino que los servicios secretos deban concretar también los recursos que van a emplear para que se garantice que su actuación es proporcionada, y que los magistrados del Tribunal Supremo hagan seguimiento de su tarea y sean informados del grado de ejecución de esas actuaciones. En definitiva, que no haya un cheque en blanco. Pero el PNV no da por hecho que Sánchez se vaya a prestar a acometer esta reforma o que lo haga en estas claves. Esperará a escucharlo el jueves.

LA RELACIÓN CON ERC

Sánchez tiene otros frentes abiertos, como la reunión pendiente con el president de la Generalitat, que Isabel Rodríguez dijo que no se ha podido llevar a cabo de inmediato porque el presidente español estará en Davos hasta el miércoles. ERC espera algún enganche de Sánchez para poder continuar prestando su apoyo estable en la legislatura.

Los republicanos catalanes han lanzado la señal de que quieren continuar dialogando para justificar que su apuesta por la mesa con el Estado no era un error y, además, se sienten incómodos con la perspectiva de dejar caer las medidas sociales de Sánchez. La posibilidad de un adelanto electoral que encumbre a la derecha española también contribuye a que ERC mida sus movimientos. El PNV quiere que la legislatura aguante, y ha pedido a Sánchez gestos, una reacción, para que sus socios de investidura sigan prestándole apoyo de manera estable.

En este sentido, en algunos ámbitos de opinión del Estado se llegó a deslizar hace semanas la opción de que Sánchez presentara una cuestión de confianza para obligar a sus socios a retratarse y darle su apoyo, y zanjar así la crisis del espionaje y salir reforzado. El PNV no tiene noticias al respecto y parece una opción poco plausible ahora mismo, si bien, por su naturaleza, las cuestiones de confianza se presentan a última hora jugando con el factor sorpresa.