- En Euskadi, alrededor de 132.000 personas viven en una situación de pobreza “grave”, una cifra que ha ido creciendo desde la crisis de 2008. Y las ayudas no alcanzan a todos. El primer ejemplo es la RGI, que llega solo al 70% de su población diana. Asimismo, “el 60% de las prestaciones familiares son deducciones fiscales”, por lo que solo benefician a las rentas medias y altas y dejan fuera a las rentas más bajas, que no hacen la declaración de la renta. Por este motivo, Unicef y Cáritas pidieron ayer nuevas políticas que se encaminen hacia la universalidad de las ayudas públicas durante la jornada Rentas básicas y nueva fiscalidad para no dejar a nadie atrás, celebrada en Bilbao.

“En los países desarrollados generamos crecimiento económico, pero también pobreza. Esto nos coloca ante el reto de pensar nuevas alternativas y nuevas políticas. Nosotros creemos que es necesario abrirnos hacia la universalidad, una manera es a través de la fiscalidad y otra, a través de políticas de rentas mínimas”, explicó Ana Sofía Telletxea, responsable del Observatorio de la Realidad social de Cáritas Bizkaia.

En esta línea, Unicef propone un apoyo económico de 1.200 euros al año por hijo en forma de deducción fiscal, ya que los hogares con menores a cargo son “los más vulnerables”. “Sería a través de deducción fiscales reembolsables, que es una herramienta que no existe en España, excepto puntualmente en la prestación de maternidad, pero que es el armazón de las prestaciones sociales en países como Alemania y Estados Unidos”, señaló Gabriel González-Bueno, especialista en Incidencia Política y Estudios de Unicef España. “Esta deducción se la pueden hacer incluso las personas que no tienen ingresos suficientes para hacer la declaración de la renta”, explicó.

Los beneficiarios podrían optar por recibirlas como una renta mensual de 100 euros o deducírsela en la declaración de la renta. Esta ayuda económica es uno de los cuatro escenarios, el más ambicioso de hecho, que dibuja Unicef, “con distintos costes y distinto impacto, de manera que haya varias opciones políticas para ir avanzando en un modelo de protección social”. La idea es que esta prestación sea compatible con otras ayudas sociales. “La apuesta es por la universalidad de las prestaciones, sobre todo si estamos viendo que hay problemas incluso para acceder al IMV, que son sobre todo problemas relacionados de los aspectos burocráticos”, apuntó González-Bueno. “En Unicef apostamos por un modelo de protección universal para todas las familias, para reconocer el esfuerzo de la crianza”, subrayó. “En toda la Unión Europea solo hay cinco países que no tienen ayudas universales a la crianza, entre ellos España”, zanjó el especialista de Unicef. Y es que, la vivienda y la crianza son los factores que más impacto tienen en la pobreza.

Según explicó Telletxea, más de 113.000 familias en Euskadi son pobres sin tener ingresos de pobreza. “No tienen ingresos de pobreza, pero una vez abordados los gastos de vivienda y manutención sí lo son”, señaló, e incidió: “Las prestaciones que están vinculadas a los ingresos les dejan fuera”. “La lucha contra la pobreza pasa por abrir la cobertura de las prestaciones, pero también por abordar dos de los grandes gastos que tienen las familias: vivienda y el mantenimiento, que ahora se ha encarecido con el tema de los suministros y la energía”, ahondó la responsable del Observatorio de la Realidad social de Cáritas Bizkaia. l