- Una vez más, unas elecciones autonómicas vuelven a leerse en clave estatal. El presidente español y líder de los socialistas, Pedro Sánchez, entró ayer en la precampaña de los comicios andaluces del 19 de junio para exprimir el mensaje con el que se encuentra más cómodo: el miedo a la ultraderecha de Vox, en un intento de aglutinar el voto de la izquierda y movilizar a su electorado cuando las encuestas anuncian un estancamiento. Mientras tanto, los resultados sonríen a PP y Vox porque se nutren de los votos de Ciudadanos, y los socialistas parecen atornillados en la segunda plaza.

En una visita como refuerzo del candidato a la Junta, Juan Espadas, Sánchez echó toda la carne al asador y comparó a Vox con Putin. Avisó de que “los enemigos de Europa no están solo en el Kremlin, están también en España”. Como cabía esperar, no realizó ninguna alusión al asunto del espionaje a los soberanistas catalanes que está tensionando su legislatura, y centró su mensaje en polarizar la batalla entre la izquierda y la derecha y en sacar pecho por los avances sociales o el reciente acuerdo para topar el precio del gas.

Sánchez mira con atención estas elecciones, en la medida en que se enfrenta a esta batalla su candidato Espadas, el hombre que destronó a su archienemiga Susana Díaz. Además, en función de las decisiones que tome el PP sobre la alianza con Vox, Sánchez podría convocar unas elecciones generales para seguir cabalgando a lomos del miedo a la ultraderecha.

El presidente español avisó de que “lo que es un riesgo para Europa no puede ser una solución para Andalucía”, y relató que Vladímir Putin ha tratado todo este tiempo de socavar el proyecto europeo “apoyando cuando no financiando” a partidos que entendía que podían desestabilizar a la Unión Europea. A partir de ahí, aseguró que no es lo mismo que gobierne la izquierda o que lo haga la suma de PP y Vox. “Está en juego avanzar o retroceder”, resumió. Este argumento se ha convertido ya en un clásico en el discurso de Sánchez, quien también pretende mantener el respaldo de sus socios en el Congreso de los Diputados apelando al miedo a la derecha, a una alternativa peor si él cae.

Sánchez se presentó como el garante de que se aborden las principales preocupaciones de los ciudadanos, como el empleo estable, un salario digno y las pensiones, o que el precio de la luz baje. Lo calificó como la “política sana que antepone el interés general frente a todos los ruidos y turbulencias”, y atacó a la derecha y la ultraderecha, porque “votan en contra de reducir el 60% de los impuestos de la factura de la luz”.

Cargó contra Vox, aunque en los últimos tiempos los socialistas también han recibido críticas por no haber firmado un pacto de estabilidad, de mínimos, con el PP en Castilla y León para evitar que introdujera a la ultraderecha en su gobierno. Los socialistas deslizaron la opción de una abstención, pero lo condicionaron a la ruptura del PP y Vox en todos los territorios. La consecuencia de todo ello es que los acuerdos del PP con Vox terminan ofreciendo una baza a Sánchez para movilizar al votante, una especie de beneficio colateral. Sobre todo, ahora que el ascenso de Alberto Núñez Feijóo al liderazgo del PP, con un perfil teóricamente más moderado, amenaza de manera más directa al PSOE de Sánchez que la figura de Pablo Casado.

En un acto en Torredelcampo, en Jaén, Sánchez confirmó que su estrategia en estas elecciones será agitar el miedo a la ultraderecha de Vox. El presidente español busca una confrontación directa que, no obstante, puede tener como consecuencia que meta aún más en precampaña y en el candelero a Vox, dándole un mayor protagonismo del que ya le vaticinan las encuestas. El PP se perfila como ganador, pero sin mayoría absoluta, y Vox crecería. La posibilidad de que ambos partidos vuelvan a pactar dependerá de cómo de holgada sea la victoria de Moreno porque, aunque no alcance la mayoría absoluta, podría lanzarse a una legislatura en solitario si su resultado fuera amplio. En principio, Feijóo está transmitiendo en privado que quiere darle libertad, aunque de puertas afuera parezca poco creíble que se desentienda de semejante decisión. El PSOE pretende dar la vuelta a estas encuestas. l

l Santos Cerdán. El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, elevó ayer los decibelios del enfrentamiento con el PP y lo acusó de ser un partido que “roba cuando está en el gobierno, miente en la oposición y no cumple con la Constitución”. Realizó sus declaraciones en el acto de inauguración de la nueva sede socialista de Lasarte-Oria, una sede con el nombre de Froilán Elespe, asesinado por ETA. En un acto junto a Eneko Andueza, Cerdán aseguró que la derecha está instalada en la “antipolítica”, mientras que la del PSOE es “la buena política, la que mejora la vida de los ciudadanos”, en referencia a los ERTE o la gestión del Ingreso Mínimo Vital. Cargó contra la ‘popular’ Cuca Gamarra por haber insinuado que al presidente español, Pedro Sánchez, “igual le están chantajeando y sacando información” con el programa informático ‘Pegasus’.