- Una reunión entre el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y la consellera de la Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà, busca taponar la grave herida abierta entre ambos ejecutivos por el Catalangate, la trama de espionaje a 60 miembros de las diferentes ramas del independentismo catalán. El Ejecutivo de Sánchez mueve así la primera ficha para apaciguar los ánimos de ruptura del secesionismo catalán, que ya ha advertido de que una simple fotografía no resolverá el entuerto y pide asumir responsabilidades. Lo hace de la mano de Bolaños, hombre fuerte en la sala de máquinas de Moncloa y que ya ha apagado algún que otro fuego anteriormente. La cita está fijada para hoy a las 10.00 horas en Barcelona, tras lo que ambos representantes harán declaraciones por separado.

Anunciada por sorpresa desde la Moncloa ayer mismo, la reunión llega tras varias jornadas en las que ERC y JxCat han recalcado la necesidad de que Sánchez ofrezca las pertinentes explicaciones sobre el uso del sistema Pegasus para monitorizar sus comunicaciones. De hecho, el propio president, Pere Aragonès, le había dado un ultimátum de una semana a Sánchez, y reclamó dejar de lado posiciones superfluas para que la solución “sea más que una foto”. Quiere que se asuman responsabilidades. Tanto es así, que censuró las recientes manifestaciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, unas declaraciones “insuficientes y contraproducentes”. En declaraciones desde el Palau de la Generalitat, consideró “inadmisible que aún no haya explicaciones claras” por parte del Gobierno.

Además, el líder de ERC, Oriol Junqueras, alertó sobre la necesidad de depurar responsabilidades. Y espera que sean cuanto antes. “Es evidente que cuantas más horas pasan sin que se asuman responsabilidades, más difícil tiene el Gobierno reconstruir la confianza perdida ante la sociedad catalana, los demócratas españoles y los medios internacionales de prestigio”, apuntó.

Junts per Catalunya volvió a añadir presión a sus socios de ERC con un pronunciamiento más duro. Señalan directamente al presidente Sánchez, al que le colocan la etiqueta de “sospechoso de ser cómplice” debido a su “silencio”. Manifestaron además por boca de su portavoz Josep Rius su contrariedad por la cita de hoy, porque acordaron que las relaciones quedaran congeladas. “Para Junts en el Govern, el único anuncio que esperamos del Gobierno español es la apertura de una investigación sobre el espionaje”, estimaron. Hicieron suya una petición efectuada por Aragonès esta misma semana. “Tal y como se pactó entre los dos socios de Govern el pasado martes, mantenemos congeladas las relaciones y, por lo tanto, las reuniones políticas bilaterales”, zanjaron.

El encuentro persigue templar los ánimos entre las formaciones catalanas, que incluso piden que se sucedan las dimisiones de los responsables de la red de espionaje. El momento elegido para la reunión tampoco parece baladí. Al Gobierno español le resulta indispensable mantener la sintonía con ERC, cuyos votos resultarán fundamentales durante esta próxima semana a la hora de aprobar el decreto contra la crisis social y económica generada por la guerra de Ucrania. Los contactos a dos bandas para reconducir los puentes rotos han sido incesantes durante esta semana, aunque el president Aragonès sigue buscando una reunión de alto nivel con Pedro Sánchez.

Tampoco los protagonistas de la cita están elegidos al azar, ya que Bolaños y Vilagrà son figuras de máxima confianza para Sánchez y Aragonès. La maquinaria para rebajar la tensión se ha puesto en marcha y la cita de hoy resultará determinante.

“Las explicaciones de la ministra de Defensa son insuficientes y contraproducentes”

President de la Generalitat de Catalunya

“El silencio de Sánchez en esta cuestión lo hace sospechoso de su complicidad”

Portavoz de Junts