- Por segunda ocasión en tres meses, colectivos críticos con la estrategia posibilista en la izquierda abertzale organizaron ayer un recibimiento público a un preso de ETA, Ibai Aginaga. El preso quedó en libertad ayer tras cumplir una condena de 20 años, y fue recibido con un ongietorri en el frontón de su pueblo natal, Berango, sin permitir el paso a los medios de comunicación. En sentido estricto, fue un homenaje a puerta cerrada, pero se produjo en un frontón público y con una convocatoria previa a través de las redes sociales y cartelería anunciando su regreso. Se oyeron cohetes. Aginaga llegó a Berango pasadas las 12.30 horas y entró directamente al frontón, en cuyo interior le esperaban unas doscientas personas.

El acto no contaba con el apoyo de Sortu ni del colectivo oficial de presos de ETA, EPPK, del que Aginaga fue “expulsado” al no secundar la estrategia de la izquierda abertzale desde el fin del terrorismo. Este recluso fue condenado por la Audiencia Nacional a 21 años de cárcel como miembro de un comando que pretendía atacar distintos objetivos con el material explosivo que recibió de ETA. En agosto del año pasado fue trasladado desde la prisión de El Dueso (Cantabria) a Basauri.

La celebración de este ongietorri estuvo rodeada de confusión y ciertas maniobras de despiste. En primer lugar, se habló de que tendría lugar a las 19.00 horas de la tarde. Después se conoció que ya había tenido lugar al mediodía y, al parecer, se anunció como un acto de bertsolaris. El acto tuvo toda la parafernalia que rodea estos eventos, con pasillos de honor.

Este es el segundo recibimiento a un preso que se lleva a cabo desde que el EPPK apostó por celebrarlos en privado y no en plena calle, ante la presión social que consideraba esas exhibiciones como un sufrimiento añadido para las víctimas. Además, suponían un obstáculo para la izquierda abertzale en su estrategia de normalización política y complicaban la estrategia de acercamientos de presos de ETA y flexibilización de la política penitenciaria. La controversia estalló el 24 de diciembre, cuando se conoció el ongietorri al preso Iñaki Etxeberria en Iruñea. Ese recibimiento se contradijo con la apuesta del colectivo oficial de presos por celebrar estos actos en privado y sin ostentación pública.

Esas imágenes de diciembre saltaron de inmediato a los titulares porque era el primer ongietorri que incumplía el mandato del EPPK un mes después del comunicado. Pero a este expreso se le había vinculado con protestas del sector crítico ATA, como huelgas de hambre y, además, fue recibido en Iruñea por decenas de personas con banderas por la amnistía, con el logo que diseñó Eduardo Chillida, que utilizaron las Gestoras Pro Amnistía y que está en desuso desde hace tiempo entre el sector oficial de la izquierda abertzale. Lo recibieron con bengalas y aplausos haciéndole el pasillo en la calle. Sortu también confirmó que ese recibimiento no contaba con su respaldo y aclaró que las personas que lo organizaron “han actuado en contra de la voluntad expresada por el EPPK”.

EH Bildu había reconocido en el aniversario de Aiete el dolor de las víctimas y que nunca debió producirse, y abría la puerta a dar pasos para aliviar ese sufrimiento. En ese contexto llegaría después la declaración del EPPK para situar los recibimientos a los presos en lo privado.

Testimonios. La Audiencia Nacional ha absuelto “por falta de fuerza probatoria” al exjefe de ETA Gorka Palacios Alday, acusado de haber participado en un atentado del comando Madrid con coche bomba en la céntrica calle Goya, frente a una sucursal bancaria, el 11 de mayo de 2001. En una sentencia, adelantada por ABC y a la que tuvo acceso Efe, considera de dudosa validez e incluso sospechosas de haber sido obtenidas bajo torturas ciertas pruebas esgrimidas por la Fiscalía, que pedía para el acusado más de 300 años de cárcel. El tribunal empieza por negar validez a las declaraciones en dependencias policiales que prestaron sus compañeros de comando Ana Belén Egües y Aitor García Aliaga por su incomunicación. El juez José Ricardo de Prada cree que pudo haber torturas.