- El PSOE insistió ayer en que la reforma laboral pactada con la patronal CEOE y los sindicatos CCOO y UGT no se tocará, no se tramitará como proyecto de ley abierta a enmiendas y no se negociarán contrapartidas en leyes paralelas. Así lo dejó ver el portavoz del PSOE en el Congreso, Héctor Gómez, quien se declaró al mismo tiempo optimista sobre la votación del jueves de la semana que viene, con la vaga promesa de negociar más adelante en esta legislatura: “No es un punto y final”. Apostó por tramitar el decreto “en sus términos” para no “desvirtuar” el acuerdo social, pero al mismo tiempo los socialistas no cierran la puerta a que Unidas Podemos intente algún movimiento desde el ala del Gobierno español liderada por Yolanda Díaz. No obstante, aclaran que debe contar con la autorización de los socialistas y el diálogo social.

Desde el PNV, Ortuzar defiende que el blindaje de los convenios vascos es inocuo, porque la patronal es la misma en Euskadi que en Madrid: Confebask forma parte de la CEOE, algo que no sucede con la mayoría sindical, que en suelo vasco es otra y la copan ELA y LAB. También se especuló hace días con que la patronal acompañara este proceso con un pronunciamiento público de respaldo al acuerdo interprofesional vasco de 2017, algo que no ha sucedido.

EH Bildu insistió por boca de Mertxe Aizpurua en que solo apoyará la reforma si garantiza la prevalencia de los convenios vascos sobre los estatales, se recupera la indemnización de 45 días por despido improcedente, y se asegura la autorización administrativa para los ERE. Tal y como está redactada, supondría mantener la reforma de Rajoy, según denunció la coalición. En una entrevista en Radio Euskadi, aseguró que el hipotético apoyo de C’s “no pondría en riesgo el bloque progresista, ni por aritmética tampoco debería cambiar el rumbo de la legislatura”. Cree que el apoyo de la formación naranja tiene corto recorrido, aunque dañaría la credibilidad del Gobierno español por su carácter liberal y centralizador. Aizpurua reconoció que hubo contactos el fin de semana, pero recela de dejar para el futuro los cambios o hacerlos en otras leyes, porque podría producirse un choque entre normas.