- La mujer del excomisario José Manuel Villarejo, Gemma Alcalá, acusada de participar en dos proyectos de espionaje encargados a su marido e investigados en el caso Tándem, aseguró ayer en el juicio que no tuvo nada que ver con aquello, ya que era una mera “empleada” que hacía labores “de carácter administrativo”.

“No tomaba ninguna decisión empresarial, soy licenciada en Periodismo”, subrayó en su declaración en la Audiencia Nacional, que celebró la séptima sesión del juicio por este caso y que tiene a su marido como principal acusado.

La procesada, que solo respondió a su abogado, admitió que era administradora del grupo Cenyt, sociedad de Villarejo que fue presuntamente contratada por varias personas y empresas para obtener información sensible de terceros, aunque declaró que ocupó dicho cargo porque su marido se lo pidió.

Alcalá alega que el excomisario viajaba a países “de alto riesgo” y tenía la “obsesión” de que “no iba a volver”, por lo que quería dejar la compañía “en manos de la familia”.

En cualquier caso, la Fiscalía sitúa a Alcalá en los proyectos Iron y Land, que giran en torno al espionaje de un despacho de abogados a otro de su competencia y un conflicto familiar por la herencia del promotor de una urbanización de lujo en Madrid.

Según la acusación fiscal, Alcalá tuvo acceso a los datos de posicionamiento y de tráfico de llamadas de la viuda de dicho promotor.