En un Congreso de los Diputados marcado por el ascenso de la ultraderecha de Vox y con el PP en posiciones cada vez más centralistas, el PSOE lleva meses enfriando la reforma de la Constitución española como vía para resolver los conflictos territoriales. Pero este martes, para sorpresa de unos cuantos y en plena resaca del aniversario de la Constitución española, el presidente del Tribunal Constitucional ha visto “razonable” abordar una reforma del texto en su capítulo territorial, para clarificar el reparto de competencias entre las comunidades autónomas y el Estado, o retocar el Senado.

Pedro González-Trevijano se expresó en esa clave en la cadena Ser, donde tampoco quiso dar por perdida la opción de una reforma por el clima político con el argumento de que no sería la primera vez que las situaciones enconadas se desatascan. Trevijano no quiso entrar en detalles por su condición, de manera que es imposible imaginarse en qué sentido la reformaría. Las posiciones del TC no se suelen destacar por ser generosas con el autogobierno, sino todo lo contrario. El propio Trevijano defendió ante los micrófonos la imparcialidad de sus compañeros, como el polémico Enrique Arnaldo.

“Es una pregunta un poco incómoda para mí. Como catedrático de Derecho Constitucional, seguramente el texto de la Constitución necesita una limpia, tal como informaba el Consejo de Estado. Hay muchos artículos de la organización territorial del Estado que estaban pensados para el proceso autonómico que está finalizado, y que no tiene sentido que se mantengan. Si hay reforma, nadie discute que habrá mención al proceso de construcción europea. Y no tengo ninguna duda de que se eliminará la discriminación por condición de sexo en el acceso a la Corona. Y hay otras dos reformas: la redefinición del papel del Senado y la clarificación del sistema de competencias entre el Estado y las comunidades autónomas. Y aquí, usted entenderá que me debo callar”, zanjó.

LAS RAZONES DE SÁNCHEZ

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, pactó con el PNV en su acuerdo de investidura que abordaría las reformas legales necesarias para dar cabida a los sentimientos de pertenencia, si bien no ha dado pasos más allá de redactar informes a nivel interno, según constaba en el último balance del Gobierno español sobre el grado de cumplimiento de sus pactos.

El PNV, por su parte, cree que no es necesaria una reforma constitucional para ampliar el autogobierno vasco, porque ya tiene la percha de los derechos históricos. La reforma constitucional podría ser un arma de doble filo en un Congreso condicionado por la derecha española, pero el hecho es que Sánchez no mueve ficha, tampoco al margen de esta reforma, y el PNV añade que habría que replantear el propio TC para que no sea un árbitro de parte. Catalunya, por su parte, descarta que un cambio del Estatut sea la solución en su caso.

"HERIDAS CAINITAS"

Trevijano dijo que las constituciones tienen vocación de permanencia, pero añadió que, al mismo tiempo, las nuevas generaciones tienen derecho a adaptarlas a nuevos tiempos. “A mí, con carácter general, me parece una medida válida y razonable”, aunque pidió que se tenga clara la hoja de ruta, que haya distensión política y se sepa por qué se reforma. Añadió que la clave está en mantener los principios centrales, como “cerrar las heridas cainitas de la fratricida Guerra Civil”, garantizar los derechos y la separación de poderes. A partir de ahí, no criticó las reformas “puntuales”.