l consejero Azpiazu hay que reconocerle gran habilidad política. Su jugada con EH Bildu a cuenta de los Presupuestos 2022 es un claro ejemplo de no quieres taza, pues toma taza y media. Después de que aceptara cuatro de las seis demandas políticas de Bildu y ofreciera partidas económicas iguales a las pedidas por esa coalición, se les ha complicado buscar argumentos para el no. Por otro lado, no es entendible aprobar los Presupuestos en Nafarroa y los españoles sin contrapartidas (confesables, al menos) y su no permanente en Gasteiz.

Apoyar al Gobierno del PSOE y de Podemos con el único argumento de ser progresista y buscar aquí el enfrentamiento sistemático con el PNV, ha colocado a PNV y Bildu en la incomodidad y desconfianza permanente. No podemos llamarlo desencuentros, sino total falta de sintonía, que impide, de facto, acuerdos de calado, de futuro y de estrategia nacional. Mientras, hay quienes se alegran, porque salen ganando. No es difícil imaginar quiénes en todas las casas.

Llevamos demasiado tiempo hablando de covid, de restricciones, de vacunas...Estamos gastando demasiada energía de manera insana en buscar culpables en todas las fases de esta pandemia. Muy mal la irresponsabilidad de quienes se empeñan en sus juergas multitudinarias, que, efectivamente, son focos de contagio que saturan los recursos sanitarios a los que también tenemos que ir el resto. Ridículo ir sin mascarillas, ponerlas para entrar al bar y quitársela al llegar a la barra. Irresponsable extender todo tipo de noticias falsas sobre vacunas asesinas. Por eso toca explicar, explicar y explicar, sin confiar en la inteligencia humana que, a veces, está desaparecida. Y admitir con humildad que en esto del covid no hay aún verdades absolutas (aunque cada vez haya más certezas).

Como sociedad avanzada, debemos ir más allá y relacionar ciertos rechazos a las vacunas y a la gestión sanitaria con la enorme crisis de confianza para con las instituciones políticas. Me he vacunado, y me vacunaré con la tercera dosis si así nos lo recomienda el Gobierno Vasco, pero me asusta observar que se están mezclando cuestiones que poco tienen que ver. Lo que sirve para amparar discursos peligrosamente antidemocráticos y que son caldo de cultivo para la normalización del autoritarismo fascista. No es enemigo quien tiene dudas sobre si vacunarse o no, sí lo es quienes lo utilizan para cargarse el estado de derecho (seguro que con las vacunas puestas antes que los demás).

¿Cómo se explica que hoy afloren, sin temor ni vergüenza, tantas voces que reniegan del sistema democrático? Los y las ultras de siempre estaban aquí, nunca se fueron; simplemente se habían escondido esperando otra oportunidad, y les está llegando. Lo preocupante es que se les suma mucha más gente. Hace no mucho hubiera sido impensable.

La falta de credibilidad de muchas y muchos políticos es ganada a pulso, es verdad, pero el resto merece al menos el beneficio de la duda. Ante la grave percepción social de corrupción e ineficacia poco pueden hacer los y las decentes, aunque mueran en el intento de intentar gestionar bien lo que pueden.

Oímos numerosas voces de intelectuales que están intentando explicar el peligroso fenómeno de ultraderechización que avanza, que va más allá de los gestos sin importancia y que pretende pasar como una apisonadora por encima de nuestros derechos, de quien está leyendo esto y de los míos. No me alcanza para dar una explicación definitiva, pero sí para mostrar mi prevención frente a discursos que esconden intenciones de lo más aviesas. Remedando a Octavio Paz, simplemente un comentario más: Sin democracia la libertad es una quimera.