- El choque entre la vicepresidenta segunda del Gobierno español y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y la vicepresidenta primera y titular de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, a cuenta de la derogación de la reforma laboral llevó la relación de Unidas Podemos y el PSOE en el Ejecutivo de coalición que lidera Pedro Sánchez a sus horas más bajas. El propio presidente español terció para atajar la tensión abriendo la mesa de diálogo social, que hasta entonces había pilotado en solitario la cartera de Trabajo que encabeza Díaz, a más ministerios. Esta nueva alineación y metodología se estrenará mañana en la mesa de diálogo social con patronal y sindicatos, pero la verdadera prueba de fuego al estado de salud de la coalición progresista tendrá lugar hoy, con la reunión que Sánchez convocó con las dos vicepresidentas.

Este encuentro, en el que también estarán presentes los ministerios de Hacienda, de Seguridad Social y de Educación, tendrá un carácter preparatorio, ya que tiene como fin “fijar la posición del Gobierno en la mesa de diálogo social, en los términos del acuerdo del Gobierno de coalición”, según informó Moncloa. En su transcurso también se pondrá negro sobre blanco la nueva “metodología” para la negociación con los agentes sociales. La mesa de diálogo social lleva trabajando desde marzo con los sindicatos y la patronal para pactar un nuevo marco de relaciones laborales que suponga la derogación de la reforma del Gobierno del PP de 2012, lo que está subrayado en rojo en la hoja de ruta del Ejecutivo que lidera Sánchez.

La tensión en torno a la reforma laboral subió de tono hace dos semanas después de que Unidas Podemos denunciase la “injerencia” de Calviño en las negociaciones, lideradas por Díaz, y convocara la mesa de seguimiento del pacto de Gobierno, que terminó sin acuerdo entre las dos formaciones. La propia Yolanda Díaz llegó a admitir que el momento era “delicado”, mientras los socialistas repitieron como un mantra que el Ejecutivo es “sólido”, restando importancia a las discrepancias y mostrando su convencimiento de que lograrán terminar la legislatura junto a Unidas Podemos.

La posibilidad de aprobar los Presupuestos del año próximo -este viernes concluye el plazo para que los grupos registren sus enmiendas parciales a las Cuentas y calibren si las apoyan o no- alargaría la legislatura hasta 2023, cuando está prevista la celebración de elecciones generales. Un periodo de tiempo en el que el PSOE confía en mejorar los resultados de las encuestas que ahora pronostican una pérdida importante de escaños para los socialistas, en torno a veinte menos.

Aunque volverán a ser contrincantes en las próximas citas electorales, previstas a partir de 2022, por el momento los socialistas prefieren centrarse en su actual condición de socios. “Somos dos formaciones distintas pero un solo Gobierno”, recalcan fuentes de este partido. La inminente gestión de los fondos europeos, más de 50.000 millones de euros hasta 2023, también ejerce de pegamento de la coalición aún en sus horas más bajas.

Desde un punto de vista puramente electoral, el PSOE sigue sobre todo las evoluciones del PP, que podría arrebatar el Gobierno a Pedro Sánchez uniendo sus escaños a los de Vox. La subida de los precios de la luz, el apoyo de EH Bildu al Ejecutivo o las negociaciones con el Govern son algunos de los asuntos que la derecha lleva tiempo denunciando para tratar de restar apoyos a la izquierda en el siempre disputado caladero del centro.

Aquí emerge como una figura de peso Yolanda Díaz, que está impulsando una plataforma que aglutine a la izquierda y que acabará siendo rival electoral del PSOE. Pero los votos que puedan llegar a perder los socialistas a costa de esta iniciativa no son tan preocupantes, ya que según sus previsiones los dos bloques de la izquierda acabarían sumando frente a la derecha.

En su pugna con Podemos, Moncloa avanzó que la posición del Ejecutivo ante la reforma laboral estaría “en los términos del acuerdo del Gobierno de coalición”, lo que supondría derogar la prioridad de los convenios de empresa sobre los sectoriales, cambiar la subcontratación o simplificar los modelos de contrato.

Más allá de lo recogido en el acuerdo de coalición, la pandemia ha introducido en la agenda otras medidas como el denominado mecanismo de sostenibilidad en el empleo, un nuevo modelo de expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que sirva de alternativa al despido en crisis.

En ese mismo sentido se pronunció el pasado sábado Nadia Calviño, al fijar cuatro puntos principales en la negociación: simplificación de contratos, adecuada regulación de la subcontratación, reequilibrio de las partes en la negociación colectiva y establecimiento de un mecanismo permanente de flexibilidad inspirado en los ERTE.

Una de las claves de la negociación con los agentes sociales, que llevan meses negociando con el Ministerio de Trabajo, es lograr el apoyo de la patronal, un objetivo que podría ser uno de los motivos que explican la controvertida irrupción de Calviño en las conversaciones. Respecto a los sindicatos, CCOO y UGT esperan que el Ejecutivo no ponga “patas arriba” materias que están ya muy negociadas, como la recuperación de la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa.

En lo que al calendario se refiere, el objetivo del Gobierno es lograr un acuerdo inminente para cerrarlo en noviembre, aprobar la reforma en diciembre y que entre en vigor en enero. Moncloa se ha comprometido con Bruselas, en el marco del Plan de Recuperación, a tener lista esta reforma antes de que finalice el año, por lo que apenas quedan unas semanas para conseguir un acuerdo entre las partes.

La portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, instó ayer a Sánchez a “olvidarse de eufemismos” y derogar la reforma laboral, tal “como se comprometió” con la formación soberanista.

Esta tarde se reunirán asimismo los secretarios de Estado de Empleo, Economía, Seguridad Social, Hacienda y la secretaria general de Formación Profesional para preparar la reunión con los agentes sociales de mañana. El acuerdo entre PSOE y Podemos también contempla que dichos secretarios se vean las caras todos los miércoles por la tarde para analizar el desarrollo de la mesa de diálogo y coordinar el trabajo de preparación de la siguiente.

Diálogo social. La mesa de diálogo social sobre la reforma laboral, en la que hasta ahora solo figuraba el Ministerio de Trabajo en nombre del Gobierno, inaugurará mañana el nuevo formato acordado por el PSOE y Podemos para dar entrada en la negociación a los ministerios de Seguridad Social, Asuntos Económicos, Hacienda y Educación.

Reunión previa. Todos los martes por la tarde se celebrará una reunión para fijar la posición del Gobierno ante la mesa de diálogo social de los miércoles, a la que asistirán los secretarios de Estado de Empleo, Economía y Seguridad Social. Después, los responsables se reunirán los miércoles por la tarde para preparar el siguiente encuentro.