- José Antonio Martín Pallín (A Coruña, 1936) incide en diferenciar los distintos aspectos que afectan a la cartera de Interior, pero detecta un déficit de cultura democrática.

Se percibe en la judicatura y en el estamento policial un carácter mayoritariamente conservador.

-Más que conservadurismo creo que es muy difícil compaginar, después de 40 años de dictadura, cuál es el papel de las fuerzas de seguridad en una sociedad democrática. Los valores democráticos no se han interiorizado, ni en los ministros ni por supuesto en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Los ministros siempre han tenido choques con la Justicia. Pero el tema de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es muy complejo. Siempre tendrán que existir en todos los países. No es que sean conservadores, reciben órdenes de actuar. Ante una manifestación violenta no hay que ser conservadores o no, simplemente hay que saber cómo se reacciona proporcionalmente. Y ese es el núcleo de la cuestión.

Pero este déficit democrático del que habla es tremendo en un ámbito tan sensible e importante.

-Hemos sido un país que ha sido condenado muchísimas veces en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por no investigar las torturas. El Tribunal de Estrasburgo no ha dicho que haya torturas, o en pocas ocasiones, pero lo que sí ha dicho con muchísima reiteración es que las denuncias de torturas no se investigan suficientemente. Y Asuntos Internos tendría que depurar y echar de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a personas que tuviesen estos comportamientos contrarios a los derechos humanos y a las más elementales normas de respeto a sí mismo y al ciudadano. Pero repito, son dos cosas distintas, la investigación de los delitos, y por ejemplo la actuación frente a manifestaciones o tumultos callejeros.

Si los ministros han acusado ese déficit...

-No quiero decir eso, ha habido gente como Rubalcaba que no fue una persona no democrática. El problema es cómo responden los cuerpos ante estos dos grandes retos y funciones que le corresponden, que son la seguridad en las calles y en el funcionamiento de las instituciones, y la investigación de los delitos. Ha habido ministros del Interior demócratas, sin ninguna duda.

En los casos que no, es inevitable remitirnos a los presidentes que confiaron en ellos. A lo mejor carecían de lo mismo.

-Pues no lo sé, lo que yo le puedo decir es que ha habido ministros demócratas y personas que han exteriorizado clarísimamente su comportamiento absolutamente antidemocrático e inconstitucional, por ejemplo como Jorge Fernández Díaz. Esa es una asignatura pendiente.

¿Qué le parece la 'ley Mordaza'? ¿Le sorprende que siga vigente?

-Lo de la mordaza se refiere a las sanciones por el ejercicio de la libertad de expresión y de manifestación, pero hay que tener en cuenta que todo país tiene que tener un Ministerio de Interior y una ley de seguridad ciudadana. Eso es incuestionable. Yo no creo que nadie vaya a derogar la Ley de Seguridad Ciudadana en su integridad, tiene muchos artículos, pero hay aspectos que sí que hay que modificar.

¿Y la Ley de Secretos Oficiales? Se habla de que la reforma traerá excepciones en materias históricamente muy importantes.

-Secretos Oficiales existen en todos los países, sucede que según su cultura democrática, que depende mucho de la cultura de la sociedad, pasado un tiempo los desclasifican. En España, siguiendo un poco los vicios del franquismo, ha habido una resistencia a desclasificar en tiempo razonable. Sería una muestra de considerar a los ciudadanos personas maduras. El presidente Kennedy en su toma de posesión dijo que el grado de autenticidad democrática se mide por la cantidad de información que el Gobierno proporciona a los ciudadanos tratándolos como adultos responsables. Por tanto, yo creo que esto en España falla estrepitosamente".

"Hay que saber cómo se reacciona proporcionalmente, ese es el núcleo de la cuestión"