- “Esto ha sido como ser Britney Spears”. Así se sintió cuando se dio un baño de masas hace un par de semanas en la Universidad CEU San Pablo de Madrid y ayer fue todo un espectáculo en la convención del PP, donde eclipsó a Pablo Casado pese a forzar una aparente tregua en plena batalla orgánica por el partido en Madrid. Se sabía la estrella desde que este cónclave arrancó mientras ella se publicitaba en Nueva York y, en medio de una gran expectación y entre vítores, irrumpió Isabel Díaz Ayuso cual estrella, haciéndose esperar. Lo hizo ataviada con un pantalón blanco y chaleco negro, recibiendo el abrazo del líder de la oposición, que solo podía escuchar a los suyos vociferando: “¡presidenta, presidenta!”. Y consciente de lo que debía ser el guion, soltó: “Te quiero decir, Pablo, delante de la gente que más te quiere, de tu mujer, del partido, de tu familia, de los medios, de todo el mundo, te quiero dejar claro que tengo meridianamente claro dónde está mi sitio, y sé que mi sitio es Madrid y que daré lo mejor para Madrid porque Madrid es España y porque necesitamos que tú llegues a ser el presidente del Gobierno”.

Para sorpresa de todos, o como una jugada táctica más de las suyas, Ayuso se autodescartó para disputar el liderazgo en Génova. “Mi meta es Madrid”, enfatizó, casi enmudeciendo a todo el auditorio del Palau de las Artes y las Ciencias de Valencia. Acabado su discurso, los 1.500 asistentes irrumpieron en atronadoras palmas, incluido el líder, a quien se le intuía una sonrisa aliviada debajo de la mascarilla. A la lideresa le habían llegado previamente mensajes sobre lo que se esperaba de ella. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, daba como hecho que Ayuso acudía a sumar y a respaldar a Casado, y deslizaba que el PP es un partido “leal”. “Los codazos y las zancadillas se los dejamos a otros”, precisó. La consigna era la unidad. Sobre el escenario, el número dos del PP, Teodoro García Egea, había hecho alusión a la imagen de la presidenta y su líder celebrando la victoria de las elecciones madrileñas desde el balcón de la aún sede como lo que “más teme” Pedro Sánchez: “la unión de los españoles entorno al Partido Popular”.

Con estos mimbres y tras denunciar un “infierno político mediático”, Ayuso mostró un respaldo cerrado a Casado. “Mi proyecto siempre ha sido el tuyo, no se entiende esta historia de otra manera”, le dijo, añadiendo que su labor en Madrid no tiene sentido si en La Moncloa sigue “el proyecto de Sánchez, que lo tapona todo”. Hubo incluso lugar para las bromas. “Querido presidente, yo también me quedo en Murcia”, señaló el murciano López Miras. El alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida negó que se cerrase discrepancia alguna porque a su juicio no había polémica. Su nombre fue introducido en la pugna de Madrid por el propio Casado, que en los últimos días ha reiterado que ambos deben ponerse de acuerdo sobre el futuro del partido en el feudo madrileño.

El presidente del PP busca hoy en la plaza de toros dar una imagen de fuerza con más de 9.000 asistentes, postulándose como el “único capaz de vencer a Sánchez” con el fin de unir a todo el centroderecha en su papeleta. Los sondeos dicen, sin embargo, que en la suma está Vox. Y ese es otro cantar por el que (casi) todos los dirigentes pasan de puntillas. Menos Ayuso, que les ríe las gracias sin complejos. Acabada la convención, jalonada de frases desacertadas e invitados que le han leído la cartilla al partido -desde la directora de la organización Inspiring Girls al presidente de la ONCE-, nadie duda de que volverá a plantear lo que cree que le corresponde: la presidencia del PP de Madrid.

Polémicas hasta con el Papa. El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, ironizó sobre la convención del PP a raíz de las controversias surgidas con varios de sus ponentes: “Espero que dure más, si pudiera durar unos meses más realmente veríamos al PP en toda su plenitud”. El partido de Pablo Casado planteó un cónclave de “estilo americano” donde algunos invitados han generado polémica por sus argumentaciones o su relación con la corrupción: es el caso del expresidente francés Nicolas Sarkozy o el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Iceta también afeó las críticas de Aznar y Ayuso al Papa Francisco. “Pero como el Papa es bondadoso y cristiano, les perdonará”, bromeó.