Tras ser sometido a un proceso de contraste con asociaciones de víctimas, partidos políticos, agentes y colectivos de diversa índole, el plan del Gobierno Vasco para cimentar la convivencia en una Euskadi sin ETA, Udaberri 2024, incorpora una denuncia expresa de los coletazos de una “cultura de la violencia que subyace todavía”. En estos tres meses de trabajo tras la presentación de su borrador en mayo, el documento se ha empapado de los acontecimientos más recientes en Euskadi y pone el foco sobre los ongietorris y las pintadas, amenazas y agresiones a la Ertzain-tza, y realiza un doble emplazamiento a aquellos que practicaron o justificaron la violencia: deben ejercer una autocrítica sincera y reconocer que el daño causado fue injusto.

Así lo afirmó la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, tras la aprobación ayer en el Consejo de Gobierno de la versión definitiva del Plan de Convivencia, Derechos Humanos y Diversidad, Udaberri 2024, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Paz según lo estableció Naciones Unidas. Después del “intenso proceso de contraste” al que se ha sometido el texto, el mismo se ha visto “validado y enriquecido”, explicó, lo que ha fructificado en un documento de 54 páginas que pretende vertebrar a su alrededor el debate de sensibilidades distintas para asentar la convivencia tras décadas de violencia.

Una nueva dinámica que sucede a la extinta Ponencia de Memoria del Parlamento Vasco y que pretende ir más allá de los grupos políticos: en esta fase de pulido y filtrado ha participado el Consejo Vasco de Participación de Víctimas del Terrorismo, asociaciones de derechos humanos, Eudel y personas relevantes de la universidad, los medios de comunicación y víctimas a título particular. A la espera de confirmar cómo se vehiculará el futuro diálogo, las adiciones al texto se han empapado de la actualidad más candente y ponen negro sobre blanco “una mirada crítica ante los ongietorris públicos a expresos de ETA” por el “agravio y revictimización” que suponen.

También muestra una “mirada preocupada ante diversas expresiones de violencia, intolerancia y sectarismo que todavía emergen en nuestro entorno”. Se refiere así a las “pintadas, amenazas, agresiones físicas y verbales, ataques a la Ertzain-tza...”. Por ello, reafirma la “radical deslegitimación política y social de la cultura de la violencia” y frente a la misma llama a reforzar el pluralismo de la sociedad vasca, a garantizar la protección de los derechos de las víctimas y ese futuro de convivencia. Se trata, precisamente, de las tres agendas que articulan Udaberri 2024 y que, de hecho, dan nombre al plan: convivencia, derechos humanos y diversidad.

Los principales interpelados son, no obstante, “quienes han ejercido, justificado o contextualizado el terrorismo de ETA y la violencia”. A ellos, Artolazabal y el propio plan les exige una “nueva actitud”, y más allá, una “autocrítica sincera y real” y un “reconocimiento en términos éticos, políticos y democráticos” de que el daño causado “fue injusto”.

Beatriz Artolazabal reconoció que la ponencia constituida en su día en el Parlamento Vasco con el objetivo de consensuar un acuerdo en torno a la convivencia “no tuvo éxito”, y dijo confiar en que Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, pueda ser un espacio en el que sí sea posible alcanzar un acuerdo de este tipo. Apeló en todo caso a la “prudencia” a la hora de trabajar y buscar puntos de entendimiento sobre este asunto, algo para lo que subrayó que será necesario que todos actúen “con buena voluntad y lealtad”.

Entre las novedades de la versión definitiva de Udaberri 2024 se encuentra la inclusión, al principio del documento, de un nuevo capítulo titulado Contexto próximo. Euskadi 2021: una ventana de oportunidad que presenta el diagnóstico. En este apartado se indica que “el diagnóstico de la sociedad vasca de 2021 ha de ser en términos de realidad y esperanza”. De esa forma, se reconoce la existencia de “asignaturas pendientes”, aunque se constata que “caminamos en la buena dirección”. El texto señala que “el fin de ETA abrió un nuevo tiempo y un nuevo reto: la convivencia en la pluralidad y en la diversidad”.

Otra de las incorporaciones es el protagonismo que otorga a la juventud a la hora de cimentar el modelo futuro de convivencia. Porque los jóvenes no vivieron directamente la “experiencia traumática de la violencia y sus efectos” y, en consecuencia, tienen “mayor predisposición a amortizar el pasado”. Por ello, Udaberri 2024 quiere que sean actores destacados del futuro de la convivencia, en un proceso que trascienda incluso el sistema educativo. Con este fin, este mismo año está previsto desarrollar el proceso de reflexión y debate bautizado Juventud, convivencia y futuro.

El punto de vista historiográfico también es importante, la “memoria construida sobre el conocimiento fehaciente de los hechos” con base en la “disciplina histórica, el rigor y el método histórico-científico”.

El decálogo de los ejes centrales del plan aportado por el Gobierno Vasco reserva un apartado para la política penitenciaria. Asegura que la misma pasa por “seguir deconstruyendo la cultura reactiva contra el terrorismo”, reorientando la legislación hacia los principios de humanidad, proporcionalidad y resocialización. A ello se añade que, “además de la responsabilización y el reconocimiento del daño, ha de primar el sentir de las víctimas y un proceso real de transformación del victimario”.

Dicho decálogo expresa además que “durante cinco décadas ETA ha supuesto la principal y más grave vulneración de los derechos humanos y el más directo atentado a las libertades en Euskadi”. Recuerda que “Euskadi ha padecido también el terrorismo de extrema derecha y la utilización ilegítima de la violencia por parte de personas vinculadas a los aparatos del Estado”. Udaberri 2024 “condena todas las vulneraciones de derechos; sin justificaciones, sin equiparaciones, sin exclusiones”, concluye.

Víctimas

Las dos primeras líneas de acción del plan son el reconocimiento legal, institucional, social y moral de las víctimas del terrorismo y de otras expresiones de violencia. Ello se traduce en la justicia, especial protección y compromiso con la no repetición, no revictimización y deslegitimación del terrorismo.

Presos

Abogará por “seguir deconstruyendo la cultura reactiva contra el terrorismo”, reorientando la legislación en sintonía con los principios de humanidad, proporcionalidad y resocialización. Defiende que los presos estén en cárceles cercanas a su hogar y aplicar criterios humanitarios para aquellos con enfermedades graves, menores a su cargo o más de 70 años.

Juventud

Debe jugar un papel protagonista en la construcción del modelo futuro de convivencia pese a no haber vivido directamente la experiencia traumática de la violencia y su efectos. El plan aboga por empoderar a los jóvenes como protagonistas de la Euskadi post-ETA, más allá incluso del sistema educativo.

Historia

La memoria se construirá sobre el conocimiento fehaciente de los hechos, a través de la disciplina histórica, el rigor y el método histórico-científico. Una memoria al servicio de la verdad.

“Como resultado de las aportaciones recogidas hemos incorporado aspectos que enriquecen el documento inicial”

“La reflexión crítica sobre el pasado debe interpelar especialmente a quienes han ejercido o justificado la violencia”

Consejera de Igualdad y Justicia