- El Gobierno español relajó el uso de la mascarilla al aire libre el día 26 de junio, pero debe someter ese decreto al Congreso de los Diputados este miércoles para convalidarlo, es decir, para que los grupos lo aprueben y permitan que siga en vigor. No obstante, la situación ha dado un vuelco desde entonces. Si algunas voces ya veían precipitada la decisión en aquel momento, incluso aquellos que la apoyaron creen ahora que no fue tan buena idea, a la luz de la ola del coronavirus entre los jóvenes por los viajes de fin de curso y los botellones. La presión política para tomar cartas en el asunto y volver al uso obligatorio crece en puertas de la votación, aunque algunas filtraciones dan por hecho que el PSOE tiene los votos y el decreto no caerá. El decreto establece que el cubrebocas debe llevarse en la calle si no se puede garantizar una distancia de metro y medio con otras personas, pero en algunos ámbitos sociales se ha interpretado de manera laxa y no llevarla se ha convertido en la norma, no la excepción.

La preocupación entre varios presidentes autonómicos crece, y pertenecen a partidos políticos diferentes. El lehendakari Urkullu solicitaba este domingo en una entrevista en DNA que el presidente Sánchez reconsidere el uso obligatorio de la mascarilla en exteriores, una petición que también han formulado Miguel Ángel Revilla desde Cantabria, el Govern catalán y, aunque en el PP no hay un discurso claro y hay disparidad de criterios, el Ejecutivo del popular Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León defiende la mascarilla y el PP en suelo vasco también. El PNV ya tiene decidido su voto pero no lo ha hecho público. Incluso desde ámbitos socialistas, el Govern balear de Francina Armengol decidió ayer con los agentes sociales cambiar la redacción autonómica dando un pequeño giro para que quede claro que la mascarilla es obligatoria, y poner el peso ahí y dejar en un segundo plano que se pueda ir sin ella si se está a más de metro y medio de otra persona. No altera lo que dice la ley estatal, que tiene la competencia, pero da un giro a la redacción, una señal de que preocupa. Durante la tarde se especuló incluso con que pidiera un cambio a Sánchez, aunque no lo ha hecho. Tampoco la Comunidad Valenciana, pese a recomendar su uso con carácter general, salvo en la playa y el monte. Las comunidades socialistas apoyan a Sánchez, y también le puede salvar la disparidad de criterio en el PP.

La portavoz del Gobierno español, Isabel Rodríguez, defendió ayer, pero con ciertos matices, la decisión de levantar el uso de la mascarilla. Dijo que se han seguido “las mismas recomendaciones que otros países de nuestro entorno” y la mayor parte de la ciudadanía sigue llevando el cubrebocas y se impone a sí misma más restricciones. Sí admitió que “en algunos lugares y espacios quizás se haya flexibilizado ese uso, y quizás sea ahí donde haya que incidir”. Sin aclarar si piensa en algún matiz o actuación complementaria, añadió que es muy importante coordinarse con las comunidades y el equilibrio con la actividad económica, según dijo en la Cadena Ser. El lehendakari había planteado regresar al uso obligatorio de la mascarilla como solución de mínimos, si Sánchez no quiere establecer un paraguas legal para que las comunidades puedan aplicar el toque de queda u otras medidas, y si le preocupa el impacto en el turismo y la hostelería.

El decreto limita el uso de la mascarilla a los mayores de seis años en los espacios cerrados pero de uso público (establecimientos comerciales o lugares de trabajo, por ejemplo), en los espacios públicos solo donde haya aglomeraciones y no sea posible guardar la distancia de un metro y medio; y en los medios de transporte. Fuentes socialistas consultadas por este periódico no pueden confirmar si tienen los votos, aunque en algunos ámbitos se ha filtrado que sí. Desde el PNV en el Congreso aseguran que no han negociado con Sánchez y, para cuando algunos teletipos daban por ganada la votación, ni siquiera habían trasladado su sentido de voto al presidente. La posición crítica de Urkullu no permite augurar grandes noticias para Sánchez. Si el decreto cayera el miércoles, se volvería al uso obligatorio generalizado. Se desconoce si Sánchez va a aprovechar la tramitación para incorporar cambios y dejar el uso en manos de las comunidades en función de la incidencia del virus.

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, del Partido Regionalista, ha opinado igualmente que relajar el uso de esta protección ha sido “un poco precipitado” y las autoridades sanitarias “a lo mejor tienen que estudiar, aunque sea un poco duro, rectificar”. Desde el Govern catalán, la portavoz Patrícia Plaja pidió usar la mascarilla y lamentó que sea competencia estatal. Desde el PP, las voces que con mayor claridad se han posicionado han llegado desde Castilla y León, donde la consejera de Sanidad, Verónica Casado, aseguró que “quitar la mascarilla en el exterior ha sido un error”. El presidente de la comunidad, el propio Mañueco, pidió recuperar “cuanto antes” el uso obligatorio.

El discurso popular no es unívoco y la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso se siente más cómoda sin endurecer las restricciones, de ahí que se haya especulado con una abstención. Lo máximo que ha hecho el líder del PP, Pablo Casado, ha sido calificar de decisión política la retirada de la protección. Vio una cortina de humo para tapar la concesión de indultos a los soberanistas. El PP de la CAV, por boca de su secretaria general, Laura Garrido, se sumó a las voces que piden mantener la mascarilla y dijo a Euskadi Irratia que “hace unas semanas se decidió quitar” el cubrebocas y “está claro que esa decisión no ha sido buena” y es “conveniente” que se mantenga el uso en la calle.

“En algunos espacios quizás se ha flexibilizado y quizás sea ahí donde haya que incidir”

Portavoz del Gobierno español

“Se decidió quitar la mascarilla y está claro que esa decisión no ha sido buena”

Secretaria general del PP de la CAV