- La advertencia que el PNV trasladó ayer al ministro Escrivá es la penúltima, si no la definitiva, desde que el responsable de la cartera de Seguridad Social atascara el traspaso del IMV en los términos que los jeltzales entienden que se acordaron. Pero ni los avisos de los jeltzales en el Congreso, desde Sabin Etxea o Lakua, con críticas veladas hacia el dirigente socialista incluso por parte de la vicelehendakari Idoia Mendia, han conseguido descerrajar el entuerto. Al contrario, Escrivá se ha jactado reiteradamente de que él cumple e incluso traspasa los límites del contenido de los consensos.

Hace ya un mes que el PNV le acusó de “dañar la credibilidad” del Ejecutivo de Sánchez al dejar sin contenido la gestión del IMV y de ignorar “de forma deliberada” sus mecanismos, “todos los medios materiales y humanos necesarios”, para su puesta en práctica. “Los términos pactados son meridianos y el régimen económico que supone el Concierto muy claro. Su resistencia incomprensible. ¿Es consciente de los problemas que generará? No lo creo”, le espetó entonces Aitor Esteban, mientras Iñigo Barandiaran afeaba al ministro cómo su postura perjudicaba “a la ciudadanía vasca, en especial a los más desfavorecidos, que son merecedores de la mejor política social ofrecida hoy día en el Estado”.

Recientemente, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, advertía de que este ministro “tendrá enfrente para siempre” al partido jeltzale si la transferencia no llega al inicio del curso político (en septiembre) y en los términos pactados. Añadió que, mientras tanto, va a ser “muy difícil que haya entendimientos de calado” con ese ministerio, “por no decir imposible”, avisó en Onda Vasca. El comportamiento de Escrivá deja atónito hasta al PSE, con Mendia señalando que la CAV no es una simple “sucursal” en el IMV, y ha originado problemas al ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, quien sí había prometido a la consejera Garamendi que la transferencia sería completa, y que aclaró en una entrevista a DEIA que el Gobierno español negociaría con un solo criterio.

El Ejecutivo vasco no puede calibrar si la negociación sería más fácil sin Escrivá en el Consejo de Ministros, aunque su diálogo sobre transferencias se desarrolla principalmente con Iceta, con quien tratan de negociar y, además, “hacer entender qué es un traspaso”.