Sánchez y Aragonès acuerdan reactivar la mesa tras el verano

Así, las administraciones catalana y española se darán cita en Barcelona para volver a una mesa de negociación que quedó en suspenso por la emergencia del covid y que hasta el momento ambas partes habían sido incapaces de reactivar. Ahora, tras la formación del Govern catalán y la concesión de los indultos, se han dado las condiciones para volver a insuflar aire a la vía bilateral, que en cualquier caso no será un camino de rosas.

Y es que, tal y como se constató en el encuentro de ayer, en lo primordial las posturas siguen siendo las que son: la defensa de la autodeterminación y la amnistía por parte de Aragonès, ante un Sánchez que tan solo promete diálogo y convivencia dentro de la Constitución. Hay además otras cuestiones espinosas que sobrevolaron el ambiente, como la reclamación del Tribunal de Cuentas de 5,4 millones de euros a ex altos cargos del Govern, que ha vuelto a soliviantar al independentismo.

“Hemos constatado las posiciones y las diferencias evidentes sobre cómo resolver el conflicto”, explicó un Pere Aragonès que, con todo, celebró que vuelvan los trabajos de la mesa de diálogo. Este órgano se limitará a partir de ahora a tratar de buscar una salida al “conflicto político”, mientras que las cuestiones más económicas y sectoriales se derivarán a la comisión bilateral ya existente entre ambos gobiernos.

Por su parte, en el Gobierno español valoraron positivamente el encuentro y destacaron que se haya producido “en un clima que evidencia la recuperación de la normalidad institucional”. Según destacó la ministra portavoz María Jesús Montero, la voluntad de Moncloa es “abrir una nueva etapa en Catalunya en la que dejemos atrás la confrontación y demos paso al diálogo y a la palabra”.

Así, Montero cree que el conflicto catalán lleva “demasiado tiempo enquistado y provocando una fractura emocional y social”, y promete un clima de “confianza y concordia” para iniciar “un nuevo camino de soluciones compartidas que miren al interés general.

La de ayer fue la primera reunión cara a cara entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès desde que el republicano alcanzó la presidencia de la Generalitat el pasado mes de mayo. En las últimas semanas, ambos líderes conversaron por teléfono y coincidieron el pasado domingo en la cena del Mobile World Congress, pero hasta este encuentro en Moncloa no habían tenido ocasión de sentarse a analizar la situación política en Catalunya.

Según lo visto ayer y en las últimas semanas, la sintonía entre Sánchez y Aragonès es mayor que la que tuvo el president español con el anterior president, Quim Torra, más reacio al diálogo y a las opciones bilaterales. El actual jefe del Govern, sin embargo, es un firme partidario de la mesa de diálogo que su partido, ERC, contribuyó a poner en marcha, y se aprecia un deshielo en las relaciones Estado-Generalitat que se ha acentuado tras la concesión de los indultos a los nueve presos del 1-O.

Más allá de las cuestiones netamente políticas y de lo relativo al conflicto catalán, Pedro Sánchez lanzó ayer un guiño a la Generalitat anunciando que apoyarán la candidatura Pirineos-Barcelona para acoger los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030. Este proyecto, compartido entre Catalunya y Aragón, es una de las apuestas estratégicas del Govern, pero no había recibido hasta el momento el respaldo del Ejecutivo español.

“Nos reafirmamos en la existencia de un conflicto que solo se resuelve con diálogo y el voto de la ciudadanía”

“Queremos una solución a toda la represión, también para los exiliados”

President de la Generalitat

“Es el momento de empezar un nuevo tiempo de soluciones compartidas que miren al interés general”

“El Gobierno no es ingenuo y sabe que este camino no es un camino fácil”

Portavoz del Gobierno español