- La aventura se presume larga. Nada de lo que atañe al conflicto catalán se resolverá a corto plazo y cada paso estará fiscalizado desde varios sectores. Dos años, hasta la moción de confianza, tiene Pere Aragonès para extraer usufructos a la mesa de diálogo y hoy, en Moncloa, dirime la ronda preliminar en el encuentro que mantendrá con Pedro Sánchez dentro de las reuniones tradicionales con los presidentes autonómicos recién elegidos pero, esta vez, revestida de otros ingredientes. A la espera de que fijen una fecha concreta para que ese foro bilateral comience a rodar, como rogaron los comunes, la cita llega con los indultos a los presos coleando y habiendo caldeado un ambiente donde las causas en el Tribunal de Cuentas echan más leña al fuego. Una mesa donde el presidente español confirmó que, “al ser entre gobiernos”, no estará sentado Oriol Junqueras, quien viajará el 6 de julio a Estrasburgo con intención de verse con los eurodiputados independentistas, entre ellos Carles Puigdemont.

La sintonía de Sánchez con Aragonès, de entrada, nada tiene que ver con la relación mantenida con Quim Torra, y desde Esquerra se agradece el clima abierto desde el Gobierno español, “el mejor en la última década”, en palabras del propio Junqueras. Al margen del continente, otra historia será el contenido. El Govern se abre a explorar asuntos relacionados con la recuperación socioeconómica tras la pandemia pero ello no excluye los dos planteamientos irrenunciables que quiere debatir en la próxima mesa: la amnistía -que incluya a exiliados y represaliados- y el derecho de autodeterminación. Según informó ayer al Consell Nacional de ERC, Aragonès pedirá esta tarde al líder del PSOE que España cumpla el informe del Consejo de Europa, que aconseja la reforma del delito de sedición para que no parezca que se castiga la libertad de expresión.

“La hoja de ruta para acabar con la represión es cumplir con el Consejo de Europa”, afirmó ante una de las negociaciones “más complejas que habrá afrontado la Generalitat en la historia reciente” y a la que irán con la máxima ambición y determinación. “Queremos que nos acompañe todo el mundo, todos los que creen que la solución al conflicto es la libertad, que los presos no solo salgan de la cárcel, sino que no entre nadie más, el libre retorno de los exiliados, el fin de la represión económica y que la solución es la democracia”, subrayó.

Junts hace marcaje. Su secretario general, Jordi Sànchez, advirtió al republicano de que mantenga su “compromiso” porque no puede “confundir” la mesa de negociación con “una comisión de traspasos” que aborde materias como la red de Cercanías o los fondos europeos, recordándole que es presidente de un Ejecutivo “formado a partes iguales por ERC y JxCat”. Los indultos son “un primer paso de distensión que aligeran una situación muy dura” pero no son suficientes para solucionar el conflicto, coincide el conjunto del soberanismo.

Sánchez no se bajará de su apuesta por la reconciliación y la concordia sin salirse del “pacto constitucional y la legalidad democrática”. Está convencido de que “en la ley cabría un acuerdo” y defiende que es “el conjunto de la ciudadanía española” la que debe decidir junta sobre lo que quiere para el Estado. “Así de sencillo y así de rotundo”, zanjó en la Cadena Ser, donde reconoció que los indultos llegaron fruto de un cambio de parecer personal: “Sí. Cambié de opinión. Antes lo útil era el castigo y ahora lo es el perdón”.