- Un profundo suspiro de alivio ha recorrido la sede del PSOE en Ferraz tras las primarias para elegir al candidato de las elecciones andaluzas, previstas en principio para finales de 2022. El aspirante respaldado por Pedro Sánchez, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, se hizo ayer con una victoria más cómoda de lo previsto sobre la secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, la eterna rival del presidente español. De hecho, fue un triunfo arrollador.

Con el 93% escrutado, el PSOE anunció la victoria de Espadas por el 55,19%, a casi veinte puntos de distancia del 38,43% de Díaz. Unas 5.000 personas más respaldaron al sanchista. Al superar el 50% de votos, además, no habrá segunda vuelta el próximo domingo ni se prolongará la incertidumbre.

El tercero en discordia, el profesor de Economía de la Universodad de Sevilla Luis Ángel Hierro, quien se reivindicaba como el candidato de las bases, ha tenido un respaldo testimonial del 5,51%. La movilización alcanzó cotas elevadas, del 75%.

La victoria de Espadas supone un alivio para Ferraz y refuerza a Sánchez porque, en el caso de que hubiera triunfado Díaz, se hubiera interpretado como un golpe a su autoridad.

Díaz no solo ha sido desde el año 2016 su rival en la sombra, sino que había hecho campaña defendiendo expresamente un PSOE andaluz autónomo e independiente de la dirección federal, y no un equipo dirigido “con mando a distancia”. Incluso llegó a decir que hay quien no quiere que se presente otra vez a las elecciones por ser mujer, una crítica que se consideró juego sucio en los cuarteles de Ferraz.

Espadas, con el respaldo del aparato, se impuso a Díaz en cinco de las ocho provincias (Díaz ganó en Almería y Córdoba, y en Málaga por un escaso centenar de votos; además de que en Jaén se quedó a cuatro puntos de ser tercera). Con un resultado tan claro, Díaz compareció para anunciar que dará “un paso al lado” y no se presentará al congreso andaluz de finales de año para repetir en la secretaría general del PSOE. No va a dimitir hasta entonces, pero defendió que, en este periodo transitorio, es a Espadas a quien corresponde “marcar las directrices” y ella no va a “estorbar”.

El PSOE andaluz abre ahora una nueva etapa con Espadas pero, al mismo tiempo, habrá bicefalia hasta finales de año porque Díaz seguirá como secretaria general, aunque matizó varias veces que no tratará de imponer su criterio y las riendas son ya del candidato a las elecciones. Ferraz quería evitar esta bicefalia.

Esta victoria tiene consecuencias en el Congreso Federal previsto por el PSOE para octubre en Valencia. Sánchez podrá diseñarlo a su medida, sin la sombra de la oposición de Díaz. Este resultado, sumado a la deslucida manifestación de Colón contra los indultos a los soberanistas catalanes, da oxígeno a Sánchez y supone que el fin de semana se haya saldado de manera relativamente plácida para Moncloa pese a los riesgos en el horizonte. Susana Díaz ha sido desde 2016 la archienemiga de Sánchez. La rivalidad se remonta al Comité Federal que asedió a Sánchez y lo obligó a dimitir de la secretaría general mientras intentaba una investidura alternativa a Mariano Rajoy.

Los críticos liderados por Díaz querían forzar una abstención aunque diera vía libre a Rajoy, con tal de no explorar el apoyo del soberanismo catalán. La situación guarda cierto parecido con la actual y con las críticas aisladas de algunos socialistas a la concesión de indultos a los soberanistas catalanes o, incluso, a la relación con los nacionalismos vasco (el PNV incluido) y catalán en general.

Sánchez se tomó la revancha con su victoria arrolladora sobre Díaz en las primarias de 2017. Desde entonces, la enemistad ha permanecido en un estado de letargo. El desalojo de Díaz de la Junta de Andalucía en 2018 por parte de la derecha tras casi cuatro décadas de hegemonía del PSOE no hizo sino minar las opciones de la dirigente, que hasta entonces había sido todopoderosa. Así se fraguó su ocaso. Ferraz confiaba en vencerla también ayer y, en ese caso, el escenario ideal pasaba por que dimitiera de la secretaría general, para que no se instalara una precaria bicefalia con Espadas ni plantease una oposición interna dura. Incluso se especuló con que Ferraz tomara la drástica decisión de imponer una gestora.

“Doy un paso a un lado; Espadas tiene que marcar las directrices y no estorbaré”

Secretaria general del PSOE andaluz