- El precario equilibrio entre los socios que sostienen el nuevo Govern de Pere Aragonès ha quedado en evidencia horas más tarde de que el president tomara su cargo. Así, un desahucio en Barcelona amenaza con enturbiar desde los primeros compases de la legislatura las relaciones entre ERC y la CUP, firmantes de un acuerdo de investidura que incluye, entre otras cuestiones, el fin de los desalojos inmobiliarios.

A pesar de lo que recoge este pacto, Aragonès inició su primera jornada al frente de la Generalitat con los incidentes por el desalojo de un inmueble en el centro de la capital catalana, que terminaron con la ocupación de la sede nacional de ERC por parte del colectivo antidesahucios y de militantes de Arran, las juventudes de la CUP.

Previamente, se vivieron escenas de tensión en el lugar del desahucio llevado a cabo por orden de un juzgado de instrucción de Barcelonas. En la protesta estaban además presentes varios diputados de la CUP, que intentaron impedir en primera línea el desalojo, que finalmente se consumó por parte de los Mossos d'Esquadra.

Rostros conocidos de los anticapitalistas como Dolors Sabater, Eulàlia Reguant, Carles Riera y Xavier Pellicer participaron así en esta protesta, que terminó con un balance de tres investigados por atentado contra la autoridad y nueve por desórdenes públicos, así como con tres agentes heridos leves, según los Mossos.

Las consecuencias en el plano político no se hicieron esperar, con un creciente enfado en el seno de la CUP, que no entiende que el nuevo Govern no haya tomado medidas de inmediato para frenar los desahucios en Catalunya, cumpliendo de esta forma el pacto de investidura entre las dos fuerzas de izquierdas. En esa línea, la dirigente anticapitalista Laia Estrada instó a Pere Aragonès a "cumplir sus compromisos", mientras que la diputada Mireia Vehí tachó de "gravísimo" lo ocurrido ayer en el desalojo.

El propio president de la Generalitat salió al paso para intentar rebajar la tensión y lamentó el desahucio. "Lo que se ha vivido hoy nos hace daño a todos. Son imágenes que no solo hemos de lamentar, sino que hemos de comprometernos a que no se repitan en el futuro", afirmó Aragonès durante su primer acto al frente del Govern en un hospital de Sabadell.

En el seno de Esquerra, que por primera vez asumirá la conselleria de Interior, piden a la CUP algo de tiempo para revisar el modelo de orden público en Catalunya y, entre otras cuestiones, frenar los desalojos inmobiliarios. En esa línea se pronunció Aragonès, que reclamó "unos días de margen para empezar a implementar las nuevas maneras de hacer", recordando además que el nuevo conseller, el exsocialista Joan Ignasi Elena, toma hoy posesión de su cargo.

En esta tesitura, el president promete darse prisa en la elaboración de un nuevo protocolo ante los desahucios que evite las actuaciones de las unidades de los Mossos. Esta nueva instrucción debe plantear, a juicio de Aragonès, que la administración de Justicia se involucre en buscar soluciones para que no se repitan intervenciones por la fuerza. Así las cosas, la cuestión policial se antoja clave en el devenir de la legislatura catalana y en las relaciones entre socios de Govern.

Previa a la mesa de diálogo. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aseguró ayer que recibirá al president de la Generalitat, Pere Aragonès, en La Moncloa por respeto y cortesía institucional, y ya después del encuentro se pondrá en marcha la mesa de diálogo entre Catalunya y el Estado. De esta manera, Sánchez dejó claro que recibirá a Aragonés en Moncloa como lo hace con todos los presidentes autonómicos, "porque son las buenas formas" institucionales. "Cuando un Parlamento autonómico nombra un presidente, el presidente del Gobierno lo recibe", explicó, y recordó que lo ha hecho igualmente con Iñigo Urkullu y con Alberto Núñez Feijóo.