Pere Aragonès ha tomado posesión como 132 presidente de la Generalitat este lunes "de acuerdo con la voluntad popular de la ciudadanía de Cataluña", sin citar la Constitución, el Estatut ni al Rey tal como hicieron sus predecesores Quim Torra y Carles Puigdemont.

"Prometo cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat, de acuerdo con la voluntad popular de la ciudadanía de Catalunya, representada en nuestro Parlament", ha dicho.

En el Pati dels Tarongers, con la bandera catalana, sin alfombras rojas y ante unos pocos asistentes sentados, la presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha leído el decreto de nombramiento.

"Confianza entre ciudadanía e instituciones"

Ha aludido a dificultades económicas, sociales, territoriales, lingüísticas, por razón de origen, de género, de creencias, de edad, por la situación administrativa, por el color de la piel o por a quien se quiere, y ha afirmado que todas ellas "dividen la sociedad" y la hacen débil.

Por eso pretende "recuperar la confianza entre la ciudadanía e instituciones" y caminar hacia una Generalitat inconformista, innovadora, transformadora, imaginativa, creativa, republicana, con visión de futuro y con la vocación de hacer más fácil, amable y feliz la vida de sus ciudadanos, ha dicho literalmente.

Por una repúblicana catalana

También ha defendido avanzar hacia el bien común, progresando en derechos sociales y en el estado del bienestar, hacia un modelo productivo al servicio de la sociedad, un progreso que "desemboque en la República catalana", europea y europeísta.

"Este fue el compromiso que me empujó, cuando era un adolescente, a implicarme de la mano de compañeros y compañeras en la lucha por la justicia social y la libertad nacional", dos luchas que seguirá defendiendo desde la presidencia de la Generalitat, promete.

"Personalmente, lo daré todo para hacerlo posible, y con este compromiso les invito a acompañarme en la construcción de este camino", ha concluido.