Arnaldo Otegi convirtió ayer la política en eufemismo al referirse a los ataques -hasta catorce en los útlimos días- que vienen sufriendo los batzokis del PNV en la campaña que las juventudes de Sortu, Ernai, despliegan contra la Ertzaintza. Otegi, quien definió dichos ataques como "hacer cosas en las sedes de los partidos políticos", dijo que "nunca he sido favorable" a estos actos, pero en lugar de recriminar a quienes los realizan pretendió que estos alcanzan protagonismo por el "interés en que se hable de determinadas cosas" que, según dice, suceden "cuando el gobierno tiene grandes problemas".

Además, el dirigente de Sortu y coordinador de EH Bildu se negó a pronunciarse sobre las acusaciones que los sindicatos de la Ertzaintza lanzan contra la izquierda abertzale y contra la propia persona de Otegi, a quien responsabilizan por sus declaraciones de una campaña de acoso contra la Policía vasca que atribuyen a Ernai. "No me merecen ni contestación estas acusaciones porque en este país se habla de campañas orquestadas, pero esto sí que es una campaña orquestada", afirma Otegi, para quien "el Gobierno vasco lo que hace es instrumentalizar determinadas cosas para que se hable de otras cosas y no de lo que ellos hacen".