No habrá nuevas elecciones en Catalunya. A solo nueve días de que expirara el plazo, ERC y Junts han alcanzado un acuerdo para formar un gobierno de coalición después de unas negociaciones que estallaron por los aires y que fueron reconducidas por la CUP. A expensas de que se detallen los flecos del pacto en una comparecencia prevista para este mediodía, todo apunta que el pleno de investidura del republicano Pere Aragonès se celebrará este jueves. Las reuniones mantenidas este fin de semana entre el líder de Esquerra y el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez, han sido claves para desencallar la operación en la que los posconvergentes han conseguido que su hasta ahora socio no se enrocara en la posición del Ejecutivo en solitario.

Tras la presión ejercidada desde fuera por la ANC, que amenazó con abandonar su respaldo a ambas fuerzas independentistas, ERC y JxCat piden disculpas a los ciudadanos por haber "alargado tanto el cierre del acuerdo" y se comprometen a "construir un Govern que busque reconstruir la confianza con la ciudadanía de Catalunya". Asimismo, expresan su compromiso de lograr "la máxima confianza entre socios" y trabajar "conjuntamente con la CUP". "El objetivo no es otro que servir al país y a la gente de la mejor manera posible, gobernar para todos y al mismo tiempo poder avanzar hacia el objetivo común de la independencia en forma de República Catalana", remata el comunicado.

El tutelaje de Carles Puigdemont al mando del Consell per la República, organismo que comanda el procés desde el exterior, y las diferencias estratégicas en Madrid y respecto a la mesa de diálogo, han sido los grandes obstáculos para hilar este consenso. Desde Junts se congratulan de que los ultimátums y las condiciones que planteó Esquerra "han saltado por los aires", afeando a los republicanos su comportamiento en la negociación por alejarse de la discreción. Durante tres meses, este recorrido ha vivido un sinfín de bloqueos. No bastó con la elección de Laura Borràs, candidata de JxCat, como presidenta del Parlament, ya que tras el pacto entre ERC y la CUP Aragonés no pudo hacerse con la presidencia en dos sesiones de investidura.

Junts ofreció formalmente el apoyo a Aragonès con cuatro votos e incluso entronizarle y pasar a la oposición con el objetivo evitar elecciones, pero después se desdijo una vez el candidato republicano rompía las negociaciones argumentando que con JxCat era imposible llegar a un acuerdo. Los posconvergentes advirtieron de que no le iban a "regalar" los votos y ERC procedió a entablar conversaciones con los comunes, que no querían ni por asomo a Junts en el Govern y reclamaban un tripartito de izquierdas. Por su parte, el candidato del PSC, Salvador Illa, se ha dedicado a reclamar a Aragonès que se apartara y le dejara paso como ganador de los comicios. Tras más de 80 días de bloqueo, el mundo independentista salva los muebles, evita una nueva convocatoria electoral y se propone a reconducir el proceso soberanista.

OPTIMISMO EN LA CUP Y EN LOS PRESOS

La primera reación ha llegado desde las filas de la CUP. El diputado Carles Riera ha señalado que "la noticia de que la legislatura empieza para nosotros es un dato positivo y obviamente, con modestia y humildad, queremos decir que alguna cosa hemos ayudado y hemos facilitado con los eventos de la semana pasada". A su vez, ha advertido de que es probable que haya puntos en los que se no estén de acuerdo, y ha pedido que el "acuerdo de mínimos" al que llegaron el miércoles pasado ERC, Junts y la CUP quede inalterado, diferenciando pacto para facilitar la gobernabilidad de la vía hacia el referéndum. Aunque la CUP no maneja entrar en el Ejecutivo hasta el ecuador de la legislatura, Riera ha asegurado que "la puerta está abierta" si las otras dos formaciones cumplen con el acuerdo de minímos y se comprometen a "defender los derechos sociales" y a proceder al "embate democrático". Así, "podríamos asumir todas las responsabilidades sin límites".

La noticia se ha conocido a las 8.00 horas de la mañana y las redes no han tardado en llenarse de reacciones. El exconseller Josep Rull, encarcelado en Lledoner por la causa del 1-O, la ha calificado como "una auténtica inyección de optimismo" especialmente para todos aquellos dirigentes políticos presos. A su juicio, servirá para "gobernar bien y para todos, y para ganar la independencia de Catalunya".

El también exconseller Jordi Turull ha explicado que está contento por haber aprovechado "intensamente su permiso de 48 horas "desde muchos puntos de vista". "Entro de nuevo a la cárcel con el ánimo más alto que el sábado cuando salía", ha señalado. Por su lado, el portavoz de EH Bildu, Jon Iñárritu , ha sido irónico a la hora de apuntar: "Qué disgusto para todos aquellos que auguraban y esperaban unas nuevas elecciones en Catalunya".

RECELOS DESDE MONCLOA

Sin embargo, desde Moncloa hay escepticismo. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha dicho que "genera una cierta preocupación" que en su principio de acuerdo vuelvan a plantear cuestiones como la independencia y la república "olvidando lo que importa de verdad a los ciudadanos". La dirgente socialista ha estimado que "ya era hora de que se llegara a un acuerdo porque una comunidad como Catalunya no se puede permitir el lujo de estar durante dos meses en esta situación en la que ha estado con una negociación que estaba muy al margen de los intereses de los ciudadanos".