- El tic tac del reloj comienza a atronar en los oídos de Junts per Catalunya. ERC anunció ayer que ha alcanzado un preacuerdo con la CUP para investir a Pere Aragonès como president, un pacto que tendrán que ratificar los de Dolors Sabater en sus asambleas abiertas este miércoles, y que recoge una apuesta por un “nuevo embate democrático” al Estado, “preferentemente en forma de referéndum”. Este acuerdo fue leído por Junts per Catalunya como un intento de presión, en un contexto en el que las conversaciones con ERC no terminan de dar frutos y, además, la presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha puesto en duda que se pueda celebrar la votación de la investidura este viernes. Este pacto es insuficiente para lograr la investidura, porque la mayoría absoluta se sitúa en 68 votos y sumarían 42, pero sí desactiva al socialista Salvador Illa, que insistía en presentarse como candidato y, aunque sumara a los comunes, se quedaría un escaño por debajo.

ERC ha dado un golpe maestro en la mesa de la negociación con este pacto, además, con una formación a la que no se le cuestiona su pedigrí a la hora de defender la confrontación con el Estado. Ambos partidos anunciaron el acuerdo en sendos comunicados, a la espera de que lo ratifiquen los órganos a nivel interno. La CUP publicará el resultado el jueves, un día antes de la hipotética sesión de investidura. Este dato, eso sí, añade algo de tensión hasta el último momento, en la medida en que esta formación asamblearia es imprevisible y en el pasado ya ha rechazado otras investiduras. No se concreta si la CUP entraría en el Govern. Las negociaciones en los últimos días se habían centrado en los tres partidos soberanistas (no en los comunes, aunque ERC quería incorporarlos), y el bloqueo era total con JxCat. Aún persisten las tensiones tras una legislatura con múltiples encontronazos en el Govern conjunto entre los republicanos y los de Puigdemont.

ERC y la CUP se comprometen a “preparar las condiciones necesarias a lo largo de la legislatura para realizar un nuevo embate democrático, preferentemente en forma de referéndum”. Este matiz sobre la preferencia del referéndum supone no cerrar la puerta a otras opciones. Los de Aragonès añaden que “se mantiene la apuesta de ERC por un proceso de negociación, para resolver democráticamente el conflicto”. El pacto incluye también otras cuestiones que se han planteado de manera insistente por parte de la CUP, como el modelo policial. En ese sentido, apuestan por que, “mientras no se publiquen los protocolos, se suspenda el uso de los proyectiles de foam por parte de los cuerpos policiales en Catalunya”, y se constituya una comisión parlamentaria de estudio sobre el modelo de orden público. Se añaden cuestiones sobre el derecho a la vivienda, “impulsar una agenda legislativa catalana” sobre vivienda, y actualizar los protocolos para evitar desahucios a personas en riesgo de vulnerabilidad. En materia sanitaria, abogan por reforzar la Atención Primaria y “se marcan como objetivo lograr el 25% del presupuesto de Salud en este aspecto”.

Quedan cuatro días para que los soberanistas alcancen un acuerdo que permita investir a Aragonès el viernes. Borrás había amagado estos días con dejar pasar la jornada constatando que no hay candidatos con apoyos suficientes. La patronal catalana se había sumado a las voces que le piden acelerar el Govern pidiendo el fin de este impasse.

Borràs. El diputado de C’s en el Parlament Nacho Martín Blanco anunció ayer que su partido ha presentado una iniciativa “ante la intención de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, de reformar el reglamento para evitar su hipotética suspensión como cargo público”, según informó Europa Press. Lo dijo en declaraciones a los medios después de que Borràs, investigada por supuesto fraccionamiento de contratos cuando era directora de la Institución de les Lletres Catalanes (ILC), haya expresado su intención de “cambiar el reglamento catalán y modificar un artículo que la afecta directamente, argumentando que vulnera la presunción de inocencia”. A su juicio, con esta eventual reforma, Borràs “pretende evitar rendir cuentas ante la justicia y, sobre todo, evitar sus responsabilidades como política”.