- Lleva tres años políticamente intensísimos como corresponsal de En Jake. Con la moción de Murcia desactivada, desgrana las claves de una "operación muy arriesgada" en Madrid con consecuencias muy directas en la marcha general del Partido Popular.

¿Cómo ve las cosas?

-Creo que se ha apagado un poco el fuego. Parece que se iba a desencadenar un efecto dominó que se ha desactivado en Murcia, donde empezó todo, y que en Castilla y León ha bajado el nivel de tensión. Y sobre la posibilidad de que se trasladara el asunto a Euskadi o a Navarra, parece que las cosas están tranquilas, aunque externamente resta credibilidad y no fortalece ni a Navarra Suma ni al grupo de PP y Ciudadanos en el Parlamento Vasco.

La paradoja es que ahora el relato de Ayuso puede quedar un tanto matizado o trastocado.

-Lo que está claro es que alguien miente. Quizá Ayuso se precipitó pensando que la mejor defensa sería un buen ataque, o quizá esta fue una excusa para quitarse a Ciudadanos de encima, que es lo que personalmente opino. Porque entre Aguado y Ayuso la relación no era fluida. Se han visto muchas diferencias en los últimos meses.

Díaz Ayuso se la juega a una carta.

-Es probable que obtenga buenos resultados electorales. La izquierda en Madrid está muy segmentada, Gabilondo ganó las elecciones, pero quizá por su talante tranquilo o por esa mesura que le caracteriza, su figura ha quedado un poco deslucida o invisibilizada en los últimos meses. Ayuso es la reina de los titulares, eso es indiscutible. Y parece que en esta nueva política importa más la forma que el fondo. No tengo la menor duda de que le puede ir bien, porque la gestión de la pandemia no ha pasado factura a los gobiernos a nivel general. En Madrid por ejemplo hay interpuesta una querella contra el Gobierno regional por el tema de los geriátricos y los centros de mayores en la primera ola. Se ha visto que la atención primaria tiene muchísimas carencias, dimitió la directora de Salud Pública... pero en esta época política no sé cuánto peso tienen esas cosas.

Y está el riesgo para Casado.

-Para mí el mayor, porque con esta maniobra de Ayuso que Casado ha defendido públicamente, no sé si se está dando cuenta de que ella podría devorarle. En muchos momentos de la pandemia Ayuso se ha erigido como el azote del Gobierno; muchas veces ha aparecido como la oposición a Pedro Sánchez. Si a Ayuso le va mal, Pablo Casado no puede permitirse perder Madrid, porque es como la joya de la corona y el bastión, y más aún después de los malos resultados que ha tenido en Catalunya. Si va bien, eso querría decir que el estilo de Ayuso habría ganado. Para la dirección del PP, que desde la moción de censura de Abascal, ha presumido de marcar distancias con Vox, y de emprender un viaje al centro hacia un discurso de menos confrontación, esto sería malísimo. El titular va a ser Modelo Ayuso o Modelo Casado, o como reflejaban algunos titulares el viernes, o Casado pierde el centro o pierde Madrid. Por eso, el principal riesgo es para Casado. Para Ayuso, evidentemente, sacar perores resultados en las elecciones. Ahora tendría dos años más asegurados.

La paradoja es que detrás del liderazgo de Ayuso no se ve una solidez o una gestión brillante.

-Estamos en la era de la política de las pasiones. Cuando anunció el adelanto electoral dijo algo así como que no podía permitir que Madrid pierda su libertad. Para mí, ahí está arrancando su campaña electoral, y lo que vende con el tema de la libertad es un concepto muy amplio y abstracto, haciendo referencia a una manera de vivir de los madrileños, pero no está vendiendo una gestión.

Un concepto desarrollado de una forma muy simplona.

-Sí, no sé si populista, pero realmente no dice nada, no hay un proyecto de gestión de recursos públicos. Su frase de socialismo o libertad es una dicotomía mal planteada, porque la libertad no es exclusiva de una ideología. Es un relato muy simple, un eslogan. De hecho ella misma se ha tenido que comer sus palabras porque hace no mucho decía que no nos podíamos permitir ir a unas elecciones y gastar dinero en esto. Y ahora realmente no tiene cómo justificar ese adelanto electoral.

¿Cómo queda Arrimadas en estos momentos?

-Creo que ha jugado todo a una baza, un todo o nada, y se ha quedado descolocada. Con una formación rota. Ciudadanos estaba viendo que iba a ver una absorción por parte del PP y antes de eso ha querido marcar un perfil diferente, una vuelta a los orígenes, y un acercamiento al Partido Socialista. Y creo que le ha salido el tiro por la culata.