- La oposición volvió a utilizar la pandemia como ariete para socavar la estabilidad del Ejecutivo liderado por Iñigo Urkullu. Así, EH Bildu, Elkarrekin Podemos-IU y PP+C’s presentaron varias preguntas en el pleno de control del Parlamento Vasco en las que criticaban la gestión de la pandemia por parte del Gobierno Vasco.

La portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, se centró en el plan Bizi Berri III, en el que se incluye la estrategia autonómica para hacer frente a la covid-19 entre febrero y junio, con el objetivo de rebajar la incidencia acumulada hasta los 300 casos en un primera fase y hasta los 60 en junio. “No es lo mismo 60 que 300. Son escenarios diferentes. 300 es la resignación”, reprochó Iriarte, quien “no ve mimbres” en el plan para “dar la vuelta a la situación”.

Desde Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi consideró que no es necesaria una ley anticovid para tomar medidas e instó al Ejecutivo autonómico, del que dijo que “anda como pollo sin cabeza”, a “no echar la culpa a los jueces” y a asumir que en Euskadi hay “mucho margen de maniobra para actuar” “sin necesidad de una ley”.

Por su parte, Carlos Iturgaiz (PP+C’s) trasladó a Urkullu que “su barco hace aguas por todos los lados”, le instó a “coger el timón” e insistió en que el Gobierno Vasco actúa con “improvisación y desconcierto”.

Urkullu respondió a las criticas con la defensa de la estrategia de su Gobierno y ensalzando la efectividad de las medidas adoptadas al asegurar que “la evolución (de la incidencia) permite ser optimistas en cuanto a la consecución de los objetivos” del plan Bizi Berri III. Consideró un “logro relevante” que Euskadi se haya situado en 404 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días. “En algo habrán ayudado las medidas del LABI” a este descenso, ha defendido Urkullu, quien insistió en que si la población cumple las medidas preventivas se podrá rebajar la incidencia acumulada hasta los 300 casos en una primera fase y hasta los 60 casos para junio. En respuesta a Iturgaiz, Urkullu comparó a Euskadi con un barco velero que hace frente a una “tempestad de dimensiones jamás conocidas”, con una “tripulación entregada y un timón firme” que logrará llevar a este barco “a buen puerto” porque “la mayoría arrima el hombro en la misma dirección”.