- Lejos de amainar la tormenta entre los socios del Gobierno español de coalición, el escenario post electoral ha traído consigo el recrudecimiento de las tensiones -o ya casi enfrentamientos abiertos- entre las dos partes del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que cada día vuelven a atizarse en público por diversos temas en los que se intercambian acusaciones de deslealtad.

Las discusiones internas y la progresiva fractura entre el PSOE y Unidas Podemos empieza a ser evidente también en el plano simbólico y de gestos en público, como se vio ayer en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, en la que Sánchez y los ministros socialistas no aplaudieron las intervenciones del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, ni le brindaron su apoyo o salieron en su defensa ante las duras críticas del PP hacia el líder morado.

Y es que los enfrentamientos más recientes en asuntos como la Ley Trans, el Ingreso Mínimo Vital (IMV) o los relativos a la libertad de expresión y el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél amenazan con romper el difícil equilibrio que durante el año de recorrido del Gobierno de coalición han logrado mantener a duras penas los socialistas y los morados.

Aunque la ruptura entre ambos socios no se contempla, mayormente debido a la falta de alternativas y a la inestabilidad que generaría en un momento crítico, la imagen de desunión es total y los socios parlamentarios que sustentan a un Gobierno en minoría comienzan a impacientarse con los desacuerdos y bandazos de un Consejo de Ministros fracturado en dos, tal y como ya expresaron el martes desde el PNV y desde Más País.

Lejos de intentar encauzar las disensiones tras la advertencia de sus socios, los socialistas escenificaron ayer mediante la ausencia de aplausos su malestar con la parte morada del Ejecutivo, a quien reprochan estar haciendo oposición desde dentro y cuestionar la calidad democrática del Estado español, tal y como ha hecho Iglesias durante sus intervenciones en la campaña catalana.

Pero el desplante del PSOE hacia UP no se limitó a los gestos en la bancada, sino también a las palabras. Así, cuando el vicepresidente segundo se sometió a examen de la oposición, los ministros y diputados socialistas tampoco le mostraron su apoyo en sus turnos de palabra. Ni Pedro Sánchez ni Carmen Calvo salieron en defensa de su compañero de Gobierno frente a los incesantes ataques de PP, Vox y Ciudadanos, que reclamaron a Sánchez en reiteradas ocasiones que cese de inmediato al líder de Podemos.

El propio jefe de la oposición, Pablo Casado, se dirigió directamente al presidente del Gobierno para pedirle que destituya a Pablo Iglesias por, entre otras cuestiones, sus declaraciones en las que ponía en tela de juicio las garantías democráticas del Estado y la libertad de expresión, esgrimiendo como ejemplo las condenas a los políticos independentistas por el procés o el encarcelamiento de Pablo Hasél. Con su silencio ante esta petición del presidente del PP, tanto Pedro Sánchez como Carmen Calvo mostraron también su discrepancia con los últimos movimientos de su socio en el Ejecutivo español.

Por el contrario, en el seno de la coalición morada defienden que son los ministros socialistas quienes han traspasado “líneas rojas” en los últimos días, sobre todo con su decisión de “bloquear” la tramitación de la Ley Trans en el Consejo de Ministros, donde estaba previsto que se debatiera y aprobara el próximo día 23. Desde la vicepresidencia primera de Carmen Calvo optan por retrasar la cuestión alegando defectos de forma en su elaboración en el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, lo que ha levantado ampollas en el seno de Podemos.

Es más, según mantienen los de Pablo Iglesias, el plan del PSOE es eclipsar la cuestión Trans con la Ley de Igualdad de Trato aprobada el martes en el Congreso de los Diputados sin el apoyo de Unidas Podemos, que mostró su malestar absteniéndose en la toma en consideración de esta norma impulsada por los socialistas y tratando sin éxito de que el resto de socios parlamentarios del Ejecutivo español no la respaldaran.

Critican asimismo los morados que desde la vicepresidencia de Carmen Calvo se quiere aplazar sine die la aprobación de la Ley Trans y ven esto como el “incumplimiento más grave” que se ha producido hasta ahora del acuerdo programático que firmaron ambas formaciones hace un año, en el que se incluía específicamente el compromiso de desarrollar una norma de estas características. Por ello, avisan de que no van a dejarlo pasar y de que, si hace falta, lo pelearán “por la vía de los hechos” aunque sin aclarar en qué se traduciría ese escenario.

Algo de cierto hay en las críticas de los morados hacia Carmen Calvo, ya que ayer mismo la vicepresidenta volvió a mostrar su desinterés por la Ley Trans al no incluirla entre los proyectos que considera indispensables en materia de Igualdad en esta legislatura. Así, Calvo se refirió a la Ley de Libertad Sexual, a la Ley LGTBI y a la de Igualdad de Trato, obviando así la normativa Trans en la lista de sus prioridades.

Acude al Congreso. La comisión del Congreso encargada de investigar la operaciónKitchen empezará a recibir comparecientes la segunda semana de marzo, previsiblemente el día 11, y el primero será el extesorero del PP Luis Bárcenas, víctima de la presunta trama de espionaje que se achaca al Ministerio del Interior del Gobierno de Mariano Rajoy en busca de pruebas que implicaran a dirigentes del PP en casos de corrupción. Así lo acordó ayer la mesa de la comisión, conforme a la propuesta planteada por el PSOE y Unidas Podemos, que tienen mayoría en ese órgano, del que también forma parte el PP. Los populares intentaron que la primera persona en desfilar ante la comisión fuera el excomisario José Manuel Villarejo, pero el PSOE y Unidas Podemos prefieren llamarlo en la recta final de esta primera tanda de comparecencias, justo antes de los responsables políticos de Interior en la etapa de Jorge Fernández Díaz. El calendario concreto de comparecencias debe ser ratificado en otra reunión con los portavoces del resto de grupos, pero, de momento, la mesa ya ha acordado que la comisión se reunirá los jueves por la tarde, con tres o cuatro comparecientes por sesión.

“No hay plena normalidad democrática por lo que el PP le ha hecho a la democracia española”

Vicepresidente segundo del Gobierno

“La anormalidad es este Gobierno, que defiende a okupas y tiene un partido imputado por corrupción”

Secretario general del PP