- La detención del rapero leridano Pablo Hasél se complica. El artista se ha encerrado en el edificio del rectorado de la Universidad de Lleida “para ponérselo a la Policía lo más difícil posible” ante su previsible detención para ingresar en prisión por un delito de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la corona. En declaraciones a Efe, Hasél explicó que ha escogido este emblemático edificio de la capital del Segrià por “ser amplio” y porque algunas de las personas que han decidido solidarizarse y encerrarse con él son estudiantes del centro. Esta situación podría alumbrar algunas escenas de tensión. El rapero argumenta que el recinto es un lugar “donde la Policía, en teoría, no tiene que tener acceso, aunque ya sabemos que van a entrar a la fuerza”, según dijo. Hacer ruido, visibilizar este “gravísimo ataque” contra las libertades y hacer una llamada a la solidaridad y organización “para defender los derechos” son algunas de las razones por las que Hasel ha decidido su encierro.

Por su parte, el Consejo de Dirección de la UdL emitió ayer un comunicado en el que pedía una “solución rápida” y a través del diálogo para que este encierro no afecte al desempeño de las actividades de alumnos y trabajadores del rectorado

También ayer, la Audiencia Nacional volvía a rechazar suspender la ejecución de la condena de nueve meses de cárcel por enaltecimiento del terrorismo impuesta al rapero. La sección tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia dio a Hasel un plazo de diez días para ingresar voluntariamente en prisión a cumplir su segunda condena por este delito, plazo que finalizó el pasado viernes. El rapero leridano lanzó un último intento la semana pasada y recurrió esa decisión de la Sala, que ayer volvió a desestimarlo dado su “historial delictivo” y que sus circunstancias “no denotan la intención” de reparar “al menos moralmente el daño causado, sino que, al contrario, persiste en su actitud antisocial”, según el auto.

Sobre el rapero pesan varias condenas: la primera, de 2014, a dos años de cárcel por enaltecer en sus canciones el terrorismo de ETA, los Grapo, Terra Lliure o Al Qaeda, y que la Audiencia Nacional dejó en suspenso; y la segunda, de nueve meses de prisión por el mismo delito y otro de injurias a la monarquía y a las fuerzas de seguridad. Pero en su auto la Sala también recuerda que en 2017 fue condenado por un delito de resistencia o desobediencia a la autoridad, y en 2018 por allanamiento de local. “Con este historial delictivo, resultaría absolutamente discriminador respecto de otros delincuentes, y también una grave excepción individual en la aplicación de la ley, totalmente carente de justificación, la suspensión de la ejecución de la pena a este penado”, argumenta.