- Es una de las voces referentes de RAC 1. Agnès Marqués, (Palma, 1979) analiza el papel de los presos en la campaña, el de Salvador Illa, y la realidad de la pandemia; tres factores puede que determinantes.

¿Cómo se ha vivido esta campaña?

-Parecía al principio un poco insulsa, hay un cierto hartazgo en la sociedad, de entrada por la pandemia, que nos deja a todos un poco fuera de juego, noqueados y preocupados con nuestro día a día. Y después también por el propio procés, que creo que nos ha dejado al conjunto de la sociedad exhaustos, a pesar de que no ha servido para resolver el eterno problema. En estas elecciones, que debían venir marcadas especialmente por la pandemia, el hecho de que los presos del procés hayan podido participar a partir de la concesión del tercer grado ha revolucionado un poco la campaña. Inevitablemente ha hecho que visualizáramos que esta sociedad continúa teniendo una herida que está abierta, un problema sin resolver, que nos atañe absolutamente a todos, a los independentistas y a los no independentistas. Creo que eso ha ido dando ritmo e interés a la campaña, porque de alguna manera el eje nacional se ha vuelto a poner sobre la mesa, hasta el punto que hemos visto, incluso con un poco de sorpresa, que los partidos independentistas se han comprometido por escrito a no pactar con el PSC sea cual sea el resultado electoral.

¿Una maniobra interesante para ERC o puede ser una torpeza?

-Es difícil calcular el efecto que esto puede tener para Esquerra. Intuyo o deduzco que es un síntoma seguramente del nerviosismo, de la preocupación y del malabarismo que está protagonizando Esquerra, que intenta desde hace mucho tiempo cortar un poco amarras con la declaración unilateral de independencia, y con esos gestos que excluyen a una negociación política, pero que a la vez no quiere que desde Junts per Catalunya o desde posiciones un poco más radicales se les acuse de traidores. Esquerra está haciendo un trabajo muy difícil, que es el de reconducir el discurso, cosa que a la vez es comprensible. Es decir, de alguna cosa nos tiene que servir colectivamente todo este trauma de 2017 para aprender alguna cosa.

Para ese giro, para ERC es clave superar a Junts.

-Si Junts per Catalunya pasa por delante de Esquerra veremos la validez de ese papel sobre el PSC firmado a última hora, a bolígrafo, y sintiendo la presión del sector más independentista dispuesto a mantener ese discurso unilateral. Veremos si ERC da apoyo a Junts o busca qué resultado saque Illa. Las encuestas nos marcan ese triple empate a la cabeza. Puede pasar cualquier cosa.

¿La negativa de Illa a hacerse una PCR o el test de antígenos para el debate de ‘TV3’ puede haber amargado su último tramo de campaña?

-La verdad es que es sorprendente. Creo que el PSC y Salvador Illa estaban haciendo una campaña brillante. De ser un político bastante anodino, con un perfil más bien gris, ha hecho un viaje políticamente muy interesante, y lo hemos visto en los debates, ha conseguido formarse un personaje. En esta campaña muy bien trabajada y orquestada tanto del PSC como del PSOE han tenido lo que yo entiendo que es un resbalón, porque no se acaba de entender por qué el ex ministro ese día se niega a hacerse una prueba. Son políticos veteranos y ya saben que eso, viniendo de un exministro de Sanidad que está en el centro, es dejar demasiadas puertas abiertas para que te puedan entrar las críticas, tampoco con muchos argumentos, porque si te proponen una PCR o un antígeno te lo haces. Los partidos han aprovechado esto para lanzarse encima. Pero llevar la situación al extremo y sospechar de si se ha vacunado o no, yo creo que hay dos mundos. Es un resbalón, aunque no sé si le va a perjudicar, porque la propuesta política tiene que estar por encima, pero sí que su prestigio puede quedar un poco manchado.

¿Quién puede acusar más la abstención por la pandemia?

-Va a ser muy interesante ver si habrá miedo o no, en qué colectivos. Si hay más abstención en el conjunto del área metropolitana de Barcelona, más que en las zonas rurales, lo que se dice es que esa abstención tradicionalmente donde puede obtener más voto el PSC e incluso entre partidos independentistas podría perjudicar más a Esquerra Republicana que a Junts per Catalunya. / Foto:

“Esquerra está haciendo un trabajo muy difícil, que es el de reconducir el discurso, cosa comprensible, después del trauma de 2017”