- La capacidad para moverse libremente entre los estados español y francés es un bien tan frágil como una taza de porcelana. En los últimos meses no dejan de encadenarse restricciones, en primer lugar por la crisis sanitaria del coronavirus que derivó en el cierre de fronteras, y en las últimas jornadas por el cierre de ocho pasos fronterizos por parte de Francia para hacer frente a la amenaza terrorista, sin que exista interlocución o colaboración con los territorios vascos fronterizos a la hora de tomar estas medidas aunque les afecten de lleno. Llueve sobre mojado. Esta situación atrapa en una telaraña a los ciudadanos de la comunidad autónoma vasca, de Nafarroa y de Iparralde que tienen vínculos laborales y familiares a ambos lados de la muga y que ven cómo se multiplican los escollos para realizar sus desplazamientos cotidianos. El lehendakari, presidente de turno de la Eurorregión Nueva Aquitania-Euskadi-Nafarroa, ha vuelto a tomar cartas en el asunto con una carta remitida ayer al presidente español, Pedro Sánchez, y al primer ministro francés, Jean Castex, para pedirles información frente a estas decisiones unilaterales, y solicitar alternativas al cierre de los pasos. Quiere colaboración.

Es la segunda carta que envía el lehendakari, tras la remitida hace meses en el contexto del cierre por el coronavirus para pedir que se ampliaran los supuestos para moverse, por ejemplo, para impulsar proyectos transfronterizos. En el fondo de estas peticiones subyace el deseo de Urkullu de que la relación sea más fluida y colaborativa, porque todas estas medidas se están tomando con una visión centralista, restringen la libertad de movimientos en Europa en el espacio Schengen, y afectan a la vida de los ciudadanos en las zonas limítrofes y a l proyecto de la Eurorregión, que en los últimos años ha recibido un impulso notorio tras el cambio en Nafarroa dejando atrás la cerrazón de UPN, y que, superado ese escollo político, ahora tiene que afrontar este problema logístico. Es prácticamente cuestión de Estado para Urkullu, y estas gestiones vuelven a situarlo tuteándose con representantes de nivel estatal.

En el contenido de la carta, al que ha tenido acceso este diario, Iñigo Urkullu recuerda que el Gobierno francés ha procedido al cierre de ocho pasos, y considera que su decisión "afecta a la movilidad de una población que, de manera natural y como resultado de la consolidación del espacio Schengen, ha organizado su vida a caballo entre dos estados en el espacio transfronterizo". "Además, viene a sucederse en el tiempo al cierre decretado antes de verano de 2020 en razón de la pandemia. Por este motivo, habida cuenta de que el objetivo de la Eurorregión Nueva Aquitania-Euskadi y Navarra es precisamente el de consolidar el espacio eurorregional y transfronterizo superando el efecto de la antigua frontera, agradeceré que, en este punto, se atienda la solicitud de que seamos informados sobre los extremos de la medida adoptada y eventuales alternativas", solicita.

El último cierre no es total, sino que afecta en exclusiva a ocho pasos, pero supone un quebradero de cabeza en la medida en que el tráfico se desvía hacia otras zonas. Urkullu recuerda en su carta que el cierre afecta al puente Avenida entre Irun y Hendaia, los pasos por los puertos de Lizuniaga, Lizarreta, la carretera Sara-Ventas de Berrouet, el puerto de Izpegi, los Aldudes, Puerto de Larrau y La Pierre Saint Martin, además de la conexión marítima entre Hondarribia y Hendaia. La decisión la tomó Francia para reforzar la lucha antiterrorista y para controlar el paso de la inmigración ilegal, y también se han tomado decisiones que han afectado a las zonas de paso con Catalunya. El cierre es indefinido, hasta nueva orden. El espacio Schengen europeo establece que las personas pueden circular con libertad dentro de los países de la Unión Europea que hayan suscrito el tratado, pero ha quedado en suspensión por diferentes motivos como la crisis sanitaria.

El lehendakari quiere que este asunto se aborde de manera dialogada. El año pasado ya solicitó por carta a Pedro Sánchez y al entonces primer ministro francés, Edouard Philippe, que ampliaran los supuestos para moverse en la crisis del coronavirus. No planteaba cuestiones de ocio o para desplazarse a segundas residencias, sino que ponía sobre la mesa actuaciones con impacto en el empleo, como la posibilidad de permitir la movilidad para abordar proyectos transfronterizos financiados por la Eurorregión, donde se han impulsado infraestructuras y proyectos de investigación e iniciativas culturales.

La Eurorregión cubre a nueve millones de habitantes, una superficie de 100.000 kilómetros cuadrados y más de 3,5 millones de empleos. La Eurorregión financia proyectos que tienen que ver con la aeronáutica, la alimentación o cuestiones sociales.

Aunque a nadie se le escapa que esta reivindicación también puede tener simbolismo político para un jeltzale como Urkullu, los planteamientos que ha formulado los ha realizado desde una perspectiva estrictamente social y económica, para dar cauce a la movilidad cotidiana que ya existe a ambos lados de la muga.

La competencia sobre las fronteras es de los estados, pero lo que hace Francia es retroceder y restringir la libertad de movimientos que permite el espacio Schengen. Es un regreso a las antiguas fronteras, a juicio del lehendakari.

"Nuestro objetivo es consolidar la Eurorregión superando el efecto de la antigua frontera"

Lehendakari