- “¡Pablo (Iglesias), no seas cabezón!”. Esta exclamación pronunciada por la ministra portavoz, María Jesús Montero, como colofón de una acalorada conversación con el vicepresidente segundo del Ejecutivo en los pasillos del Congreso, ilustró ayer la tensión que se respira en el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. Llueve sobre mojado ante la estrategia de la formación morada de presionar en favor de sus postulados y trasladar su posición a la opinión pública. Mientras transcurría el debate en el hemiciclo sobre los últimos Consejos Europeos y la evolución de la pandemia, ambos dirigentes se dirigieron a uno de los salones próximos para mantener una charla que se prolongó durante un cuarto de hora y de la que fueron testigos los informadores gráficos acreditados, escenificando las diferencias y el pulso cada vez mayor en el seno del Gabinete de Pedro Sánchez en demasiados ámbitos.

El último salpicó el pasado martes al decreto para prohibir cortes de suministro por pobreza sobrevenida durante el estado de alarma. Cuando aún no había concluido la reunión ordinaria del Consejo de Ministros, Podemos colocó en el punto de mira su choque con la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, por su presunta negativa a esta iniciativa, y fue la propia Montero quien puso pie en pared defendiendo la “especial sensibilidad” de la titular del ramo hacia la población que más sufre los efectos de la crisis, garantizando que no sufrirán cortes de suministros y reprochando la actitud del socio de coalición al publicitar esta desavenencia. Ribera se mostró “sorprendida” por estas críticas tan “extrañas” y fuentes de Moncloa abogaron por resolverlas mediante “el debate interno”. Hace un año, cuando Sánchez presentó a los miembros de su equipo de Gobierno, ya subrayó que aunque el nuevo Ejecutivo hablara “con varias voces”, debía hacerlo siempre “con una sola palabra”.

Los roces entre Ministerios se han ido sucediendo si bien desde el departamento de Hacienda que dirige Montero aseguran que la de ayer fue una “conversación cordial entre colegas de Gobierno”. “Ellos se llevaban bien y se siguen llevando bien”, señalaron para calmar las aguas revueltas. También desde Podemos negaron que fuera una bronca. Los semblantes serios de Iglesias y de una ministra portavoz que fue quien habló la mayor parte del tiempo lo decían todo. Y es que los tira y afloja afectan a no pocos asuntos. Entre ellos, la conveniencia o no de subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en 2021, y su cuantía, enfrascando al Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz, al de Economía de Nadia Calviño y al de Hacienda. Ayer mismo Díaz afirmaba que no acrecentar el SMI sería una “incoherencia” y “contradictorio”, y pidió a la patronal “empatía” con una medida que ahora es “cuando más falta hace”. En Podemos quieren que dicha subida vaya al último Consejo de Ministros del año y sea como mínimo del 0,9%, con arreglo al alza de los precios de consumo.

Todo esto, después de que hace menos de un mes la ministra de Defensa, Margarita Robles, y la secretaria de Estado de Agenda 2030 y dirigente de Unidas Podemos, Ione Belarra, se cruzaran públicamente duros reproches a cuenta de la forma de paralizar los desahucios o el Sahara Occidental. Asimismo, las posturas enfrentadas en torno a la monarquía se han vuelto a patentar esta semana en la que el Congreso ha rechazado otra vez, con los votos del PSOE, la comisión de investigación sobre las presuntas irregularidades del rey emérito que el partido de Iglesias y otra fuerzas de izquierda y soberanistas llevan años reclamando.

Además, tras el último cónclave, Sánchez empezó a preparar el nuevo decreto sobre la gobernanza de los fondos europeos de recuperación en una cita a la que asistieron Calviño, Ribera, Montero y la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, pero no Iglesias. Y ello pese a que la protesta del líder morado ya obligó al presidente español a trasladar a todo el Consejo de Ministros el control de la gestión de estos fondos. Iglesias se vio inicialmente excluido de la comisión interministerial diseñada al efecto en La Moncloa, y su queja forzó a corregir el borrador del nuevo decreto de gobernanza que ya se difundió como definitivo. Otros ministros socialistas como Juan Carlos Campo, Margarita Robles, José Luis Ábalos, Fernando Grande-Marlaska o José Luis Escrivá se han topado con circunstancias semejantes. Y en el horizonte aguardan debates referentes a la reforma de las pensiones y la discusión para ampliar su cálculo hasta los 35 años, algunos aspectos de la reforma laboral o la semana laboral de cuatro días.

Rifirrafes que se producen paradójicamente mientras está a punto de culminar la aprobación de unos Presupuestos que garantizarían un escenario de estabilidad para tres años largos de legislatura, aunque con disensiones también en las estrategias para captar a los partidos que respaldan las Cuentas, por ejemplo respecto al protagonismo de EH Bildu, o sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial y otros órganos constitucionales con el mandato caducado.

A este jeroglífico le quiere sacar tajada el PP. Su presidente, Pablo Casado, reclamó a Sánchez que ponga “orden en su jaula de grillos” porque los miembros del Gobierno “se pegan en los pasillos”. A su juicio, en el Ejecutivo se vive un “guirigay”. “Es decir, la puñetera locura a la que hacía referencia Felipe González”, espetó desde la bancada popular. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, tiró de su habitual estilo: “Señor Sánchez, ¿dónde dice la Constitución que Iglesias tiene que manejar los jueces? No queremos que maneje usted -por Iglesias- a los jueces. No sea cabezón, dígaselo señora Montero”.

Cortes de suministros. Choque de Unidas Podemos con la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, por su presunta negativa a prohibir los cortes de luz y agua durante el estado de alarma a los hogares más vulnerables.

Subida del SMI. La conveniencia de subir el Salario Mínimo Interprofesional en 2021, y su cuantía, asunto de discusión entre el Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz, el de Economía de Nadia Calviño y el de Hacienda, de María Jesús Montero. Podemos quiere llevarlo al último Consejo de Ministros del año y que sea como mínimo del 0,9%, con arreglo al alza de los precios de consumo.

Monarquía. El Congreso ha vuelto a rechazar, con los votos del PSOE, la comisión de investigación sobre las presuntas irregularidades del rey emérito, algo que Podemos y otras fuerzas llevan tiempo queriendo impulsar.

Desahucios. Sigue la distancia sobre el real decreto con el que se prevé dejar fuera de la ley los desahucios mientras dure la alarma, ya que la formación de Pablo Iglesias rechaza las compensaciones económicas a los grandes tenedores de vivienda si sus casas están ocupadas. Además de todos estos aspectos, las diferencias atañen al Sahara Occidental, reforma de pensiones, reforma laboral...

“Señor Sánchez, ponga orden en su jaula de grillos, sus ministros se pegan en los pasillos”

Presidente del PP