Pasar de liderar el Departamento de Seguridad a ser portavoz del Grupo Vasco en el Senado en Madrid suena a giro de 180 grados. ¿Se ha adaptado ya?

—Es un giro de 180 grados, sí, un cambio importante. Pero también hay que tener en cuenta que yo ya traía una experiencia en el legislativo, había estado previamente en el Parlamento Vasco y en Juntas Generales. Sí es un cambio importante pasar del Ejecutivo al legislativo, pero ya conocía cuál es el trabajo que hay que hacer y, en ese sentido, ha sido más fácil. Y, por otra parte, no hay que desdeñar que he llegado a un grupo que ya estaba trabajando, que viene trabajando durante muchos años en el Senado y que tiene una dinámica muy reconocida por el resto de los grupos en base a la seriedad, el rigor, la coherencia y la responsabilidad con la que se ha trabajado siempre desde el Grupo Vasco. Digamos que he encontrado un terreno bastante fácil a la hora de trabajar y entrar en la dinámica.

¿Ve gran diferencia entre la vida parlamentaria de la Cámara de Gasteiz y la de Madrid?

—Si tengo que destacar algo serían las formas, las formas de hacer política en Madrid. Veo falta de respeto, descrédito personal y llegar al insulto. En ese aspecto he encontrado grandes diferencias, sobre todo porque todavía hay escasa cultura del acuerdo. Se practica una política basada en el bipartidisimo y los partidos mayoritarios no terminan de interiorizar la necesidad de acuerdo. Esa cultura del acuerdo falta en Madrid.

Visto desde fuera, se percibe gran crispación en la política española. ¿Es así realmente?

—La verdad es que hay sesiones muy tensas y muy crispadas, con abucheos y los taconeos en las bancadas. El debate baja al insulto y al descrédito del otro. En estos momentos, más que nunca, lo que hay que hacer es un llamamiento al debate sereno y al intento de llegar a acuerdos. En medio de esta pandemia es lo que la sociedad más que nunca nos demanda: acuerdos, acuerdos y acuerdos.

Parece complicado alcanzar esos acuerdos amplios atendiendo a la estrategia discursiva del PP o de Vox.

—Sí, pero por eso precisamente tenemos que hacer ese esfuerzo de diálogo para acordar en beneficio de la ciudadanía en general y de la ciudadanía vasca en particular.

Respecto al Senado, siempre se ha dicho que es una Cámara con pocas competencias.

—Es una Cámara de segunda lectura, pero creo que precisamente en esta legislatura, donde el juego de mayorías en el Senado es diferente al del Congreso, toma más valor. Es decir, leyes que se aprueban en el Congreso, cuando llegan al Senado requieren de un nuevo esfuerzo para tejer acuerdos. En ese sentido, veo esa falta de cultura de acuerdo y de tejer pactos de mayorías. Queda la sensación de que todo el debate se tiene que concernir a los dos grupos políticos mayoritarios, cuando también hay otros grupos que jugamos un papel importante. Y, en nuestro caso, el Grupo Vasco no es solamente muy respetado, sino que es un referente en el Senado en base al trabajo que se ha venido haciendo a lo largo de los años.

Quizás estar fuera de los focos, a diferencia del Congreso, permite más libertad o calma a la hora de intentar tejer acuerdos.

—No lo creo. Al final todo tiene más que ver con esa falta de cultura del acuerdo que con el hecho de que haya focos mediáticos. Sí que es verdad que en los últimos tiempos vemos que hay una tendencia a la práctica política de titular, a mensajes maximalistas y populistas; y en ese sentido quizás en el Senado podemos hacer una política más serena y con visión a largo plazo. En cualquier caso, no se libra el Senado de esa tensión que viene provocada por los focos, porque hemos visto en más de una ocasión cómo determinadas intervenciones se hacen para llamar la atención; vemos intervenciones estrambóticas.

En línea generales, ¿cuáles son los retos del PNV en el Senado para esta legislatura?

—Los retos son los que han sido siempre, sobre todo estar en aquellos foros donde se toman decisiones que afectan directamente a Euskadi, y defender nuestras competencias y los intereses de la ciudadanía vasca frente a todas las intenciones de centralizar la política. En el Senado vemos cómo cada día tenemos que hacer diques de contención, porque hay una tendencia permanente a invadir nuestras competencias y a no respetar los derechos de la ciudadanía vasca. Ese es nuestro trabajo, llevar a Madrid la agenda vasca y defender las competencias que tenemos en materias como Sanidad o nuestro sistema educativo o tributario, por ejemplo, frente a las tendencias centralizadoras o ataques al autogobierno vasco.

Estamos asistiendo a amagos centralistas por parte de Sánchez que se contraponen a otros discursos de cooperación con las autonomías. ¿Cómo lee esto el PNV?

—Observamos que esa tendencia centralizadora está permanentemente en cada una de las iniciativas que llegan al Senado y nuestra labor es defender la agenda vasca y estar vigilantes para que no se invadan y menoscaben los derechos de los ciudadanos vascos.

¿Pueden poner en peligro estos tics centralistas el proceso de transferencias que se supone ya encarrilado?

—Llevamos ya un retraso considerable teniendo en cuenta que tenemos todavía 30 competencias sin transferir. Ahí está el calendario aprobado y confiamos en que se lleve a cabo. Ese es el compromiso que tiene el Gobierno de Pedro Sánchez y esperemos que lo cumpla.

¿Va a ser la definitiva?

—No puedo decir que vaya a serlo. Nosotros siempre trabajamos con voluntad de que sea la definitiva y el Gobierno Vasco también trabaja en esa línea. Si no es la definitiva, desde luego no va a ser por el Gobierno Vasco, sino por el otro actor, el Gobierno de España. En cualquier caso, trabajamos con confianza y creemos que es incomprensible que a estas alturas, después de más de 40 años, todavía queden todas esas competencias sin transferir.

Una vez aprobados los PGE en el Congreso, ahora van a revisión en el Senado. ¿Prevé algún cambio o se dará luz verde al proyecto tal cual?

—Ahora es cuando viene la siguiente fase, que ocurre con los PGE y también con cada una de las leyes que se aprueban en el Congreso. Ahora ha de someterse al debate en el Senado y es momento de tejer los acuerdos con esas mayorías que son diferentes que las del Congreso. Entonces, el Grupo Vasco trabaja de una forma coordinada en el Senado y en el Congreso; hay unos acuerdos a los que se ha llegado con el Gobierno español y también vamos a defenderlos en el Senado. Otra cosa es cómo jueguen las mayorías con otros partidos.

En la interlocución con el Gobierno en estas últimas semanas, da la sensación de que el PNV tiene más fluidez o confianza con el PSOE que con Podemos.

—No sé si es más confianza, pero sí más hábito de negociar con el PSOE porque Unidas Podemos es la primera vez que está en el Gobierno. Lo que sí esperamos es que, de alguna manera, esta actitud proactiva y posibilista que ha tenido el PNV con el Gobierno de España también tenga su reflejo por parte de Podemos en los Presupuestos del Gobierno vasco. Que sean igualmente responsables y actúen de la misma manera en la que lo ha hecho el PNV con los PGE.

¿Ve factible que Podemos o EH Bildu se sume al acuerdo presupuestario vasco?

—Siempre se trabaja por lograr el máximo de apoyos y de acuerdos, porque creo que cuanto más acuerdo haya se reflejan más las demandas sociales. Y en ese sentido, el Gobierno Vasco ha estado y seguirá estando abierto y con la mano tendida a todos los posibles acuerdos. Otra cuestión es que, cuando se pretender llegar a acuerdos desde posiciones maximalistas e inviables, a veces se hace imposibles. Por eso hablo de que espero la misma responsabilidad que ha mantenido el PNV con el Gobierno español. Aprobar los Presupuestos es importante para la sociedad vasca en un momento complicado desde el punto de vista sanitario y desde el económico, y es hora de poner a prueba la responsabilidad de cada cual.

Con EH Bildu como nuevo actor en Madrid, parece que Unidas Podemos antepone a la izquierda abertzale como socio. ¿Tienen miedo a perder peso?

—Todo lo contrario. Es decir, todo lo que sea conseguir o sumar cotas de bienestar para la sociedad vasca, bienvenido sea. El PNV lleva trabajando más de 40 años en Madrid en este ámbito y con este objetivo, otros acaban de llegar y sumarse a ese trabajo, pero todo lo que sea lograr mejoras para Euskadi es bienvenido.

En cualquier caso, estos PGE casi garantizan que la legislatura vaya a llegar a su fin. ¿Este Gobierno español está demostrando más fortaleza de lo esperado?

—Cada día tiene su afán. En este momento se aprueban los Presupuestos del Estado, si definitivamente pasan el trámite del Senado, que son un instrumento para dar estabilidad y poder lanzar nuevas políticas. Tengamos en cuenta que estaban trabajando con unos Presupuestos de 2018, cuando la situación y necesidades del país nada tenía que ver con las actuales. Nosotros hemos considerado que era importantes aprobar unos nuevos Presupuestos que permitieran herramientas para salir de esta crisis. En ese sentido, a través de acuerdos beneficiosos para Euskadi, hemos apoyado ese proyecto.

Son unas Cuentas un tanto provisionales, a la espera de lo que pueda llegar de los fondos de la Unión Europea.

—Ahí está otro de los grandes hitos sobre los que hay que trabajar. Vamos a estar muy vigilantes sobre cómo se hace ese reparto. Es importante también para Euskadi conseguir el máximo de esos fondos, porque es una oportunidad para dar un impulso a la aceleración económica y protección de empleo, pero sobre todo para transformar todo el tejido productivo. Hay que señalar que, porque es importante para el futuro de Euskadi, estamos reclamando en Europa que las regiones participen en la gestión de esos fondos.

¿Temen que vuelva a salir la vena centralista de Sánchez a la hora del reparto?

—Esa intencionalidad o tendencia al centralismo es algo innato. Y por eso precisamente nuestra labor de tener que estar recordando e insistiendo permanentemente, y poniendo pie en pared cuando se intenta invadir competencias o menoscabar los derechos ya adquiridos. Porque a lo largo de tantos años hay una más que demostrada capacidad de gestión por parte del Gobierno Vasco en favor del bienestar de toda la ciudadanía.

Si la CAV juega finalmente un papel importante en los fondos europeos, ¿por qué partidas hay que apostar?

—El Gobierno vasco ya trabaja de una forma coordinada con el resto de las administraciones vascas, tanto diputaciones como ayuntamientos, y también con el sector privado; para definir cuáles son los proyectos sobre los que habría que incidir especialmente. Esos fondos, porque está así marcado por Europa, van en una línea de impulsar la economía verde, la sostenibilidad y también todo lo que tiene que ver con la mejora de la salud y las prestaciones sociales.

En el Estado, la próxima batalla política parece estar en la Justicia con la reforma del CGPJ.

—Llama poderosamente la atención que los máximos defensores de la Constitución en este caso incumplan lo que la Constitución y el ordenamiento dicen en cuanto a la reforma del Poder Judicial. Ponen en riesgo y cuestionan la independencia del Poder Judicial y creo que eso a nadie beneficia.

¿Cuál tiene que ser la vía de renovación? ¿Llegar a un acuerdo entre los dos grandes partidos o la reforma que han propuesto el PSOE y Unidas Podemos?

—Todo pasa por llegar a un acuerdo, y nosotros en el Senado hemos pedido que lleguen ya a ese acuerdo y que se pueda producir esta renovación que lleva ya dos años de retraso.

De persistir el veto del PP, ¿el PNV se plantea respaldar una reforma que elimine la mayoría de tres quintos para renovar el órgano?

—En cada momento habrá que estudiar qué es lo que se pone sobre la mesa. Reflexionaremos y lo analizaremos con detenimiento para ver las consecuencias de la propuesta que se haga.

“El Grupo Vasco no es solamente muy respetado, sino que es un referente en el Senado en base a su trabajo”

“En Madrid veo falta de respeto y descrédito personal; todavía hay una escasa cultura del acuerdo”

“El reto en el Senado es defender los intereses de la ciudadanía vasca frente a los intentos de centralizar”

“Tenemos más hábito de negociar con el PSOE porque Podemos es la primera vez que está en el Gobierno”

“La tendencia centralizadora está en todas las iniciativas que llegan al Senado y tenemos que estar vigilantes”

“Los máximos defensores de la Constitución la incumplen en cuanto a la reforma del Poder Judicial”