- El nuevo estado de alarma ha evidenciado el divorcio en el mundo posconvergente, puesto que los cuatro diputados del PDeCAT ya han decidido el sentido positivo de su voto sin aguardar a lo que resuelvan los cuatro compañeros de grupo de JxCat. En concreto, se trata de Ferran Bel, Sergi Miquel, Concepció Cañadell y Genís Boadella, que se apoyan en su libertad de voto tras la disensión gestada en la formación soberanista y con las elecciones catalanas, donde acudirán por separado, como telón de fondo. Con todo, los diputados de los dos partidos han votado siempre en el mismo sentido salvo una vez en el Parlament cuando el PDeCAT se abstuvo en el voto de la ley del alquiler.

La vicepresidenta y portavoz de JxCat, Elsa Artadi, precisó que no quieren estar “ni en el no a todo”, porque hay que tomar medidas, ni en una “adhesión ciega”, porque no pueden confiar en Sánchez. A su juicio y sin aclarar el sentido de su voto, el texto del decreto es “decepcionante”. “Se había anunciado por parte de Sánchez, con su clásico decir una cosa y aplicar otra al cabo de unas horas, que esto sería un decreto de alarma descentralizado, que se pasaría a la autoridad competente las herramientas que sean necesarias”, afeó. Desde Junts creen que habría que añadir que las autonomías puedan forzar confinamientos domiciliarios diurnos.

“No proponen una cogobernanza, proponen una nueva recentralización. La cogobernanza va acompañada de diálogo, no de imposiciones”, censuró la dirigente de JxCat, mientras que desde el PDeCAT prefirieron quedarse con que el estado de alarma es una herramienta oportuna. Su portavoz, Marc Solsona, advirtió de que es necesario aplicarlo dada la gravedad de la situación, y que ya analizarán “una por una” las prerrogativas que conlleva. Es más, el partido de David Bonvehí se dirigió principalmente al Govern instándole a reconsiderar las medidas sobre bares y restaurantes, y que tenga una “visión de país y no solo tome medidas pensadas en la Catalunya ciudad, que es Barcelona”.