- Superada la primera jornada de la moción de censura de Vox contra el presidente español, Pedro Sánchez, toda la presión se dirige hacia el principal partido de la oposición, el PP, cuya decisión de no desvelar hasta el último momento el sentido de su voto en la sesión definitiva de hoy le ha puesto contra las cuerdas. Por un lado, el discurso extremista desplegado por los de Santiago Abascal en el Congreso pone muy cuesta arriba la posible abstención a una moción de censura que destacados dirigentes populares se encargaron de desacreditar ayer. Desde el otro flanco, el propio Sánchez dedicó parte de su intervención a pedir al PP que "corte con la ultraderecha", toda vez que Vox sostiene gobiernos autonómicos del PP en Madrid, Andalucía y Murcia. "Le pido que vote no a esta moción de censura", trasladó Sánchez al presidente del PP, Pablo Casado, condicionando a su vez el eventual voto en contra de la bancada popular.

Tres meses después de anunciar la moción de censura, la quinta de la democracia y previsiblemente la que menos apoyos recabará, y cuando se ha superado el millón de contagiados por coronavirus en el Estado desde que comenzó la pandemia, Vox destapó ayer un tarro de las esencias que resulta difícilmente digerible para el PP, todo ello con un discurso crispado y en una sesión para la pura escenificación política. El diputado Ignacio Garriga, como encargado de justificar la presentación de esta iniciativa, achacó a la inacción del Gobierno las miles de muertes por el covid-19 -"mucha gente ha muerto por lo que ustedes no han hecho", dijo-. Acusó a su vez al Ejecutivo de coalición de ser "un puñado de traidores" que quieren "acabar con la Corona", advirtiendo de que su partido no lo tolerará", y calificó de "miserable" que Sánchez pacte con EH Bildu, toda vez que, según él, "ETA no está derrotada".

El líder de Vox, Santiago Abascal, fue todavía más allá al ocupar el atril de oradores como candidato a presidente del Gobierno de la moción de censura, y durante algo más de dos horas realizó una dura crítica a la construcción europea -denunció que camina hacia "un megaestado federal que se parece demasiado a la República Popular China, a la Unión Soviética o incluso a la Europa soñada por Hitler"-, ensalzó al presidente de EEUU, Donald Trump, y reclamó hacer "pagar" a China por, como mínimo, haber ocultado información sobre el coronavirus. Un argumentario de difícil digestión para el PP, al que Abascal tendió la mano para construir una alternativa política, cultural, económica y territorial, y al que prometió la celebración de elecciones antes de que acabe el año en caso de prosperar su iniciativa.

Santiago Abascal siguió lanzando perlas como eliminar los parlamentos de las 17 comunidades autónomas y expulsar a los diputados del Congreso que no defiendan la soberanía estatal, y cargó contra el gabinete de Sánchez afirmando que "no son un Gobierno, son un Frente Popular socialcomunista en alianza con separatistas y terroristas, una mafia y a los españoles se les ha terminado la paciencia". Añadió que es "el único de la democracia que ha atacado al jefe de Estado, a la Justicia independiente, a la oposición democrática y al Estado de Derecho". Por todo ello, zanjó que la moción de censura es urgente y necesaria para "detener el proceso de destrucción de España".

El PP no recogió el guante y, a la espera de la intervención hoy de Pablo Casado, su secretario general, Teodoro García Egea, cargó contra una "inútil" moción que busca "el espectáculo" y definió a Vox como "la derecha que conviene a la izquierda" frente a un PP "centrado en ser útil a los españoles". Añadió que esta iniciativa "moviliza a la izquierda" y refuerza al Gobierno, y aseguró que el Grupo Popular no va a apoyarla, sin aclarar si se decantará por el no o la abstención. Las feroces críticas a la moción de censura desplegadas ayer por barones populares como Alberto Núñez Feijóo, José Luis Martínez-Almeida e Isabel Ayuso encarecen dicha abstención, pero está por ver si no se producen fugas en la disciplina de voto de la bancada, toda vez que diputadas como la exportavoz Cayetana Álvarez de Toledo han abogado de forma abierta por abstenerse.

Tras un receso de quince minutos fue el turno de Pedro Sánchez, quien comenzó advirtiendo al "candidato Abascal" de que su "proyecto de odio" será derrotado por España. "No convencerá ni vencerá", trasladó al líder ultra en una intervención de una hora y diez minutos en la que el actual inquilino de La Moncloa se dirigió al presidente del PP, Pablo Casado, presente ayer en el hemiciclo. "Usted no es el beneficiario, sino el blanco de este ataque", le dijo a Casado en referencia a la moción. Por ello, le invitó a "cortar" con Vox, a "proclamar que la derecha española nada tiene que ver con la ultraderecha" y a votar hoy en contra. El líder del PSOE argumentó que "Abascal y los suyos nunca van a tener suficiente", y cada vez que los populares "les contenten" y crean "apaciguarlos", se darán cuenta de que "siempre van a pedir más", y cuanto más cedan, "más les van a despreciar y les van a llamar derechita cobarde".

Insistió por ello en que, ante la moción de censura, "no basta con ponerse de perfil y abstenerse". "De usted depende que el autoritarismo, la furia y la intolerancia prevalezcan o no en la derecha española -le dijo Sánchez a Casado-. Le pido que no se deje arrastrar por la tentación, que no regale un éxito a la ultraderecha que se volverá contra todos y con más fuerza contra usted y contra el partido que lidera".

El resto de la sesión de la tarde consistió en una sucesión de duros reproches a la moción de censura, toda vez que ni los partidos del equipo de Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, ni los de la oposición la respaldan. En orden de intervención de menor a mayor peso parlamentario, y seguidos siempre de la réplica de Santiago Abascal, fue llamativo el caso de EH Bildu. Después de que su portavoz, Mertxe Aizpurua, instara a Sánchez a "romper" con el régimen de 1978 para avanzar hacia "la democratización del Estado" y para que ultraderecha y derecha dejen de "gobernar por detrás", Abascal dedicó más de media hora a pronunciar los nombres de todas las víctimas de ETA, mientras los diputados de su partido permanecían en pie. "Quizás puedan estar aquí sentados en esta tribuna algunos de los que señalaron a quién tenían que matar", dijo después el líder de Vox.

María Jauregi, hija de Juan Mari Jauregi, ex gobernador civil de Gipuzkoa asesinado por ETA en 2000, respondió en Twitter a Abascal que "es una falta de respeto a la memoria de mi aita que utilices su nombre". Tras recordar que su padre luchó contra el franquismo y era "un firme defensor del diálogo y la democracia", añadió: "No voy a permitir que manches su nombre. Basta ya de utilizar a las víctimas".

"Tenemos que acabar con el Gobierno ilegítimo que ha abandonado a millones en mitad de la epidemia"

Presidente del PP

"No buscan sustituir al Gobierno sino hacer una OPA hostil al PP pero no convencerán ni vencerán"

Presidente del Gobierno español