- No hizo falta el debate de la moción de censura para que el Congreso se convirtiera ya en campo de batalla. Gobierno y oposición se enzarzaron ayer en un cruce de reproches, donde precisamente Vox es quien más tiene que ganar, a cuenta del intento de PSOE y Podemos de cambiar la ley para renovar el CGPJ. Una jornada repleta de exabruptos, murmullos, abucheos y hasta insultos. La enganchada entre la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y la portavoz del PP, Cuca Gamarra, hizo elevar la tensión con gritos desde la bancada conservadora de “machista”, “vergüenza”, “¡qué democracia!” o “poca moderación veo yo aquí”. La presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, tuvo que intervenir e interrumpir la sesión en varias ocasiones. Desde la derecha se profirió al presidente el epíteto de “dictador”, y el bando de la izquierda replicó con el de “gamberro”. La gestualidad fue hasta más extrema que lo oído.

El caso Dina también sirvió de acicate. Pablo Casado pidió a Pedro Sánchez que cese a Pablo Iglesias porque está “acusado de tres grandes delitos con agravante de género”, y el socialista le exigió apartarse de la “estrategia y posición crispada” de Vox. “Rectifique, medite, antes de que sea muy tarde para usted y para su partido”, zanjó, trasladando al PP la presión de la moción de censura.

El secretario general del PP, Teodoro García-Egea, acusó a Iglesias, al que llamó “señor aforado”, de querer cambiar el GGPJ “para poder elegir al juez”. A lo que el líder de Podemos replicó: “Si Manuel Fraga, que era un señor muy de derechas pero muy inteligente, les viera en el vídeo en defensa del rey con Hermann Tertsch, los echaba del partido; no por fachas, sino por su enorme cretinismo”.