- La derecha española sigue aprovechando cualquier contexto para elevar la tensión y crispación en el Estado. Los actos del 12-O fueron ayer el último asidero, hasta dar con el siguiente, para cargar contra el Gobierno de Pedro Sánchez, bien por la gestión de la pandemia respecto a la Comunidad de Madrid, por la relación del Ejecutivo de coalición con la Corona y el Poder Judicial, o por la presencia de Unidas Podemos en ese Gabinete. Los líderes de ese espectro ideológico, con Pablo Casado a la cabeza, volvieron a dar la razón a Iñigo Urkullu, que horas antes había manifestado su enfado por el uso malediciente de los datos del virus para su "uso político". Los fríos reencuentros entre Sánchez e Isabel Díaz Ayuso; entre Pablo Iglesias y Felipe VI, y ante la mirada del presidente del Supremo Carlos Lesmes; o los abucheos de simpatizantes del PP y Vox a los dirigentes del Gobierno, fueron la tónica en los aledaños del Palacio Real de Madrid, bajo el síndrome del estado de alarma.

Sánchez reivindicó la necesidad de "avanzar unidos por el bien común" en un mensaje en su cuenta de Twitter donde se refirió al Estado como "solidario, abierto y plural". Pero faltó tiempo para que desde la oposición arreciaran las críticas hacia sus acciones gubernamentales. Casado avanzó que hoy mismo pedirá la retirada de la alerta en la Comunidad de Madrid por ser una medida "discriminatoria", aludiendo sin citarlo a su reflexión "falsa" -como le recordó el lehendakari- de que las cifras de incidencia del covid-19 son peores en la CAV y Nafarroa. El líder del PP arremetió contra el Ejecutivo de coalición porque "dicen que son un gobierno con alma pero no reconocen 56.000 muertos". En su Twitter acusó a Moncloa de mentir "con un falso comité de expertos" y de pagar "comisiones a amigos para mascarillas y test defectuosos; niegan alternativa a la alarma y tras 6 meses rectifican".

Pero quien elevó el ruido fue Díaz Ayuso en un artículo publicado en el diario ABC. La presidenta madrileña culpó a Sánchez e Iglesias de usar "el poder y el sufrimiento para ir a por Madrid", y lo hizo soltando toda su verborrea ideológica. Esta "ofensiva totalitaria" que va contra Occidente y sus valores lleva ya "décadas queriendo destruir Hispanoamérica y hoy -cuesta creerlo- gobiernan España", argumenta Ayuso, cruzando el Rubicón en su tono. Para lograrlo, añadió en su reflexión, "el comunismo se ha cambiado la careta, pasando por guerrilleros vinculados al narcotráfico, teólogos de la liberación, indigenistas que aislaban comunidades, para luego, tras su derrota al final de la Guerra Fría, rehacer sus filas en el nuevo socialismo bolivariano". A su juicio, detrás de estos foros están "agitadores" ayudados por "intelectuales de países libres y prósperos" que se hacen ricos a base de "socavar su propio mundo. De aquí vienen Podemos y sus franquicias, con los que gobierna el presidente Pedro Sánchez, se explayó Ayuso. Según la lideresa, esta estrategia de "frentismo, división, manipulación de la historia, que tiene postrados o en peligro a nuestros hermanos de Hispanoamérica, usa ahora el poder y el sufrimiento para ir a por Madrid", en tanto que "el Poder Judicial, la Corona y la Constitución de 1978 son lo único que se interpone ante ellos".

Tamaña colección de descalificaciones dejó casi en anécdota las palabras de la portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, Rocío Monasterio, quien arremetió contra el plan "totalitario" de la "dictadura" del Gobierno de Sánchez, a quien achacó que impone la alarma en su comunidad por sus ideas y no por criterios científicos. Vox se valió de la jornada de ayer para sacar a las calles sin pedir autorización a la Delegación cientos de coches, enarbolando banderas de España y agitando instintos. Su proceder unilateral lo justificó así: "Los españoles no tienen que pedir permiso para salir a su casa, ondear su bandera nacional y gritar ¡viva el rey y España!".

Al acto institucional en el que Sánchez departió unos minutos con Ayuso y el alcalde Martínez Almeida, así como Iglesias con Lesmes, faltaron el presidente de Aragón, Javier Lambán, de baja por enfermedad; la de Baleares, Francina Armengol, por las restricciones a la movilidad; y el de Murcia, Fernando López Miras, en cuarentena. Tampoco asistieron, como es habitual, el lehendakari Urkullu ni la representación del Govern, en este caso, como señaló el vicepresident Pere Aragonès, porque "no hay president" tras la inhabilitación de Quim Torra. Fue la primera vez que acudió Iglesias, junto al resto de ministros de Unidas Podemos, por el cargo que ahora ostentan, y lo hizo sin corbata y con una mascarilla en defensa de la sanidad pública, saludando por cortesía a Felipe VI después de sus recientes críticas en las que le reprochó su falta de neutralidad. A las afueras se congregaron centenares de ciudadanos profiriendo insultos y gritos de dimisión al Gobierno de Sánchez, y trasladando aplausos y vivas al rey.

Todo este alboroto el día en que en España celebró la llamada Hispanidad pilló en Euskadi al PNV trabajando en el arranque de la renovación de sus órganos, al tiempo que afeando la guerra partidista abierta en el Estado. El responsable de política institucional de la formación jeltzale, Koldo Mediavilla, criticó el "espectáculo bochornoso" de utilización política de la pandemia. "Hay que combatir el virus, no las ideas", aseveró en la cadena Ser. "Hay quienes intentan llevar el agua a su molino, con un discurso de carácter político. Y, para ello, el señor Pablo Casado no ha tenido inconveniente en involucrar a la CAV con un elemento comparativo que no existe", recalcó.

Por su parte, Sortu celebró un acto en Iruñea para denunciar el "supremacismo del reino español". Dos figuras representando al rey Felipe VI y Cristóbal Colón fueron colocadas en dos pedestales ante la sede del Gobierno foral, con sendas sogas al cuello, hasta tirar de ellas, derribarlas y decapitarlas mientras sonaba L'Estaca, de Lluís Llach.

No saldrá adelante. La moción de censura contra el Gobierno de Pedro Sánchez registrada por Vox se debatirá los próximos días 21 y 22 de octubre. El calendario será aprobado hoy por la Mesa del Congreso, donde tienen mayoría PSOE y Unidas Podemos, y que previsiblemente dará el visto bueno a que el citado debate tenga lugar en el Pleno de la Cámara Baja de la próxima semana. "Estamos a tiempo de evitar que España caiga en la ruina, la muerte y la opresión", justificó en julio el líder de Vox, Santiago Abascal. Sin embargo, no saldrá adelante ya que tanto el PP como Ciudadanos no la respaldarán, aunque desde Génova podrían llegar a abstenerse.

"Sánchez e Iglesias, en su ofensiva totalitaria, usan el sufrimiento y el poder contra Madrid"

Presidenta de la Comunidad de Madrid

"Dicen ser un gobierno con alma cuando no reconocen 56.000 muertos y discriminan"

Presidente del PP

"España es un lugar solidario, abierto y plural, avancemos unidos por el bien común"

Presidente del Gobierno español