Perfil

- Pese a haber estado siempre vinculado al independentismo, Quim Torra no se incorporó a la política institucional hasta las elecciones del 21 de diciembre de 2017, tras el 1-O y la suspensión de la autonomía de Catalunya por el artículo 155, cuando se integró como independiente y número 11 por Barcelona en la lista de JxCat liderada por Carles Puigdemont.

Tras las investiduras fallidas de Puigdemont, Jordi Sànchez y Jordi Turull, su nombre empezó a sonar como posible candidato a la presidencia hasta que el mismo expresident lo designó como su sucesor y fue investido el 14 de mayo de 2018. Torra siempre ha mostrado su lealtad a Puigdemont, con el que ha reconocido que contrasta opiniones antes de tomar sus decisiones. De hecho, siempre ha considerado que era el president legítimo.

Torra había ocupado el cargo de presidente de Òmnium tras la muerte de su antecesora Muriel Casals. Licenciado en Derecho por la UAB, trabajó durante años en la empresa privada antes de trasladarse a Suiza, donde fue ejecutivo de una compañía aseguradora dos años, y regresó a Catalunya para dedicarse al articulismo y al ensayo político. Algunos de sus artículos publicados antes de ser president han sido objeto de polémica, como el titulado La llengua i les bèsties, por el que grupos de la oposición como C’s y el PP lo han tachado de supremacista.

Desde que llegó al cargo, dijo que su prioridad era hacer efectiva la independencia de Catalunya pero su mandato ha estado marcado por las diferencias estratégicas y las divisiones constantes entre los dos socios del Govern, JxCat y ERC. Las muestras de diálogo con Moncloa se han alternado con llamadas a la confrontación con el Estado y, tras la sentencia del 1-O, llegó a proponer en el Parlament hacer un referéndum de autodeterminación en esta legislatura. En el juicio que le ha costado el cargo, Torra reconoció los hechos, si bien apuntó en su defensa que la orden de la JEC era ilegal e imposible de cumplir. El TSJC le condenó el 19 de diciembre, fallo que fue ratificado ayer.