- Por tercera ocasión consecutiva, Iñigo Urkullu apostó por la fórmula tradicional en su juramento, haciendo honor al texto estrenado el 7 de octubre de 1936 por el primer lehendakari, José Antonio Aguirre. Lo hizo en 2012 y 2016, como también en esas ocasiones prescindió de la cruz y la Biblia sobre el estrado bajo el Árbol de Gernika desde el que lanzó su declaración. Y Urkullu volvió a repetirlo ayer, lo que imprimió una pátina de laicidad a un acto solemne que va mutando, aunque poco a poco, con el cambio de los años.

Sobre un ejemplar del Estatuto de Autonomía de Gernika y una copia del Fuero Viejo del Señorío de Bizkaia del año 1600, Urkullu juró su cargo exclusivamente en euskera. Y aunque con alguna mínima pero ostensible variación a la empleada por Aguirre -cambiando la expresión “humillado ante Dios” por la de “humilde ante Dios”, e incluyendo la referencia a “la sociedad”, que antes no estaba-, el lehendakari que encara la decimosegunda legislatura desde que Euskadi recuperara su gobierno, abogó por no innovar. Imitó además a algunos de sus antecesores, como Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe. No lo hizo así Patxi López, que fue el máximo representante del Gobierno Vasco que mayores cambios introdujo en su juramento.

“Apal apalik, Jaungoikoaren eta gizartearen aurrean, euzkolur gainean zutik, eta Gernikako haritzaren azpian, asaben gomutaz, herri ordezkari zareten zuen aurrean, nire agintea zintzo beteko dudala, zin dagit (Humilde ante Dios y la sociedad, en pie sobre la tierra vasca, bajo el roble de Gernika, en recuerdo de los antepasados, ante vosotros, representantes del pueblo, juro desempeñar fielmente mi mandato)” fue concretamente la expresión empleada ayer por Urkullu.