- El espacio posconvergente implosiona, se torna irreconciliable y ve dinamitadas sus opciones de pacto de cara a las elecciones después de que el PDeCAT haya decidido demandar ante los tribunales a JxCat por un uso “fraudulento” de las siglas. El pasado julio se oficializó el cambio de registro de partidos de la propiedad de la marca JxCat, que pasaba a estar en manos de personas cercanas a Carles Puigdemont, pero la formación presidida por David Bonvehí entiende que los cambios no se ajustaron a la legalidad. La vista está prevista para la semana que viene, donde se decidirá si se aplican medidas cautelares para suspender el uso de la marca por parte de los partidarios del president en el exilio hasta que se resuelva el fondo de la cuestión. Si el registro se pone en entredicho judicialmente, también lo haría el camino congresual de la nueva marca de Puigdemont, que no se iba a completar hasta el 3 de octubre.

Desde ambos sectores confirmaron ayer que se hace difícil imaginar un consenso en semejantes circunstancias. El punto del conflicto es cómo se hizo el cambio de nombre. Inicialmente, los titulares de JxCat eran trabajadores del PDeCAT, con Laia Canet como presidenta y dos personas más del partido. Canet fue quién escribió al registro de partidos la marca en 2017. A principios de 2020, personas cercanas a Puigdemont llevaron al notario un documento por el que Canet renunciaba a las siglas, junto con una certificación que se había hecho una asamblea telemática para cambiar la dirección del partido. Los nuevos titulares pasaban a ser el alcalde de Balenyà, Carles Valls, el exmiembro de la dirección del PDeCAT. Montserrat Morante, y la exsecretaria de la ANC Irene Negre. Pero según el PDeCAT, esta asamblea no se hizo. El partido de Bonvehí justifica esta afirmación a través de los testigos de dos trabajadores del PDeCAT que también constaban como titulares de JxCat y que aseguran que no fueron convocados a la asamblea fantasma.

Ya hace un mes Bonvehí recordaba que, según acordó con Jordi Sànchez, cualquier cambio en JXCat debía ser avalado y acordado por el PDeCAT, “circunstancia que no se ha producido”. Ello terminó con Puigdemont deshaciéndose del carnet del Partit Demòcrata y lanzando Junts como punta de lanza de todo el espacio posconvergente, donde se produjo asimismo otra escisión, la de la excoordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, que pasó a fundar hace dos meses el Partit Nacionalista de Catalunya (PNC).