- "No se juzga a instituciones, se juzga a personas". Con estas palabras, el presidente del Gobierno intentó en su comparecencia de ayer marcar una línea divisoria entre la figura de Juan Carlos I y la imagen de la Casa Real, pasando por alto que ha sido el rey emérito quien ha representado a la corona española durante casi cuatro décadas. Así, desde la Moncloa tratan de poner un cortafuegos para que el actual jefe de Estado Felipe VI aguante el tirón tras los sucesivos escándalos por los negocios ocultos de su padre, que han terminado con su marcha del país.

Tras una larga intervención en la que eludió la cuestión que afecta a la monarquía, Pedro Sánchez sí se pronunció al respecto en el turno de preguntas, donde trató de argumentar que Juan Carlos I sigue a disposición de la Justicia -"como cualquier otro español" -, en cuyas manos dejó las posibles responsabilidades por el supuesto cobro de comisiones millonarias irregulares. Y es que el presidente socialista quiere evitar por todos los medios que la jefatura de Estado sea cuestionada en medio de la triple crisis (sanitaria, económica y social) que vive el país tras la pandemia del covid-19. "El Gobierno que yo presido considera plenamente vigente el pacto constitucional", zanjó Sánchez, tratando de impedir que los pilares del régimen del 78 entren en el centro del debate político.

Asimismo, el presidente del Ejecutivo trató de desvincular a La Moncloa de la decisión de la marcha de España del monarca emérito y, en ese sentido, sorprendió al afirmar que desconoce el paradero actual de Juan Carlos y sus intenciones respecto a su futura residencia. Algunas voces apuntan que el anterior jefe de Estado se encuentra en la República Dominicana, mientras que otras lo ubican en Portugal. De cualquier forma, Pedro Sánchez defendió sin fisuras la decisión de la corona: "El Gobierno, y yo como presidente, manifiesta el más absoluto respeto a las decisiones que ha tomado la Casa Real".

En esa misma línea, Sánchez defiende el comportamiento del rey Felipe VI al "distanciarse de casos que pueden ser objeto de investigación judicial". A su juicio, la monarquía "ha marcado distancias respecto a supuestas conductas irregulares", aunque no quiso revelar nada de lo hablado o acordado con el actual monarca, alegando que "los asuntos en despachos con el jefe de Estado son discretos y confidenciales". Respecto al emérito, el presidente del Ejecutivo español insiste en afirmar que "lo que se juzga no son instituciones sino personas". Además, recalca que Juan Carlos I está en todo momento a disposición de la Fiscalía y de los tribunales.

En conclusión, Pedro Sánchez cree que "la línea de la Casa Real es la adecuada" en un contexto en el que España "necesita de estabilidad e instituciones robustas, con ejemplaridad, transparencia y regeneración". Por todo ello, se niega a abrir el debate sobre el modelo de Estado y la permanencia de la institución monárquica y asegura que su Ejecutivo "considera plenamente vigente el pacto constitucional" de 1978.

De cualquier manera, el jefe del Ejecutivo español se negó a dar detalles sobre la marcha del país del rey Juan Carlos o sobre sus intenciones futuras respecto a su residencia, y puso la pelota en el tejado de Zarzuela. Respecto a si el Estado sigue financiando los desplazamientos y la seguridad del monarca emérito, Sánchez también se remitió a la institución monárquica. "Corresponde a la Casa Real dar información sobre el despliegue, el paradero y las actividades de Juan Carlos I", zanjó. Así, se presupone que en los próximos días habrá un nuevo comunicado de Zarzuela en el que se detalle la partida del monarca y se dé a conocer dónde se encuentra en este momento.

Lo que no eludió Pedro Sánchez es la cuestión sobre las discrepancias entre el PSOE y Unidas Podemos, que se han recrudecido en las últimas horas con acusaciones de los morados de no haber sido informados sobre los movimientos en la Casa Real y la marcha de España del rey emérito. A este respecto, el presidente del Gobierno negó que la división entre ambas formaciones sea relevante y aseguró que su gabinete está unido en la defensa del "pacto constitucional" y de la "convivencia".

Lo que sí reconoce Sánchez es que, al estar compuesto el Ejecutivo español por "dos partidos distintos", se dan cuestiones en los que hay "una opinión diferente" en cada formación. "Tenemos maneras diferentes de afrontar retos y problemáticas", admitió el presidente socialista, que niega sin embargo que dichos roces supongan una fractura en el gabinete de coalición.

No solo eso, sino que se mostró "francamente satisfecho" con el funcionamiento de un Gobierno bicolor que, reiteró, "defiende la monarquía parlamentaria".

De esta forma, la estrategia de Pedro Sánchez es evitar añadir un problema más -el de la jefatura de Estado- al complicado escenario actual y centrarse en acometer la crisis económica y social. "Quedan meses muy duros y lo que tiene que hacer el Gobierno es dar certezas y estabilidad ante una situación inédita".

Por tanto, el líder socialista sigue apostando por mantener tal cual su acuerdo de Gobierno con los de Pablo Iglesias ya que, según argumentó, el Ejecutivo de coalición ha realizado una labor "más que razonable" en los últimos meses.

"El Gobierno cree que el pacto constitucional de 1978 se encuentra plenamente vigente"

"El rey Juan Carlos se encuentra a disposición de la Justicia, como cualquier otro español"

Presidente del Gobierno