a abdicación de Juan Carlos I en junio de 2014 puso el broche a 39 años de reinado y marcó un punto de inflexión, que desembocó primero en su retirada de la vida pública hace un año y, ahora, en su marcha de España ante el descrédito causado por sus presuntos negocios ocultos en Suiza.

Figura clave para la democracia española, Juan Carlos ha pasado a ser cuestionado por el Gobierno y parte de la clase política a la espera de si el Tribunal Supremo decide si hay o no motivos para abrirle causa penal por supuestos delitos cometidos cuando dejó de ser inviolable.

Desde su abdicación, el rey emérito ha perdido protagonismo en actos oficiales que desembocó en su decisión de poner fin a su labor institucional en junio de 2019 con una carta enviada a su hijo. “Ha llegado el momento de pasar una nueva página en mi vida y de completar mi retirada de la vida pública”, le comunicó y se “despidió” en una corrida de toros en Aranjuez (Madrid). Una decisión madurada desde que cumplió 80 años y tras el homenaje que se le rindió en el Congreso con motivo del 40º aniversario de la Constitución de 1978. Aquel fue el último gran acto en el que participó.

“Una democracia que impulsó mi padre de forma tan decisiva y determinante”, elogió Felipe VI ante un hemiciclo que, en su mayoría, ovacionó al rey Juan Carlos, ya con Pedro Sánchez como presidente. Meses antes, en su 80º aniversario, don Felipe también dio las gracias por “tantos años de servicio leal a España”.

Entre medias, empezaron a surgir las sospechas de negocios turbios cuando afloró una grabación entre Corinna Larsen y el excomisario José Villarejo en la que la que fue amiga íntima del rey emérito le acusaba de tener cuentas en Suiza y de utilizarla como testaferro. Fue la espita de un cúmulo de informaciones que llevó a Felipe VI a distanciarse de su padre al renunciar a su herencia y retirarle la retribución del Estado en marzo, aunque manteniéndole como miembro de la familia real con consideración de rey.

El distanciamiento con su hijo se ha reflejado también en sus apariciones juntos, que se han limitado a algún encuentro familiar, el último de ellos, el funeral de su hermana mayor, Pilar de Borbón, en enero.

Con su movilidad cada vez más afectada, Juan Carlos volvió al quirófano en agosto de 2019 para someterse a una delicada intervención de corazón que se desarrolló con éxito. La última vez que se le ha visto en público fue cuando acudió a una clínica madrileña para someterse a un chequeo médico el 16 de junio.