- No ha sido un arrebato lo que ha llevado a Iñigo Urkullu a declinar su presencia en la conferencia de presidentes del viernes. La gota que colmó el vaso fue la falta de respuesta a la carta que remitió el pasado 2 de julio al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Una misiva, según ha podido saber DNA, donde el lehendakari en funciones le hace saber que la situación económica es crítica en la comunidad autónoma, y que las negociaciones están siendo "infructuosas" con el Ministerio de Hacienda, que se resiste a convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico para acordar un límite de déficit más amplio que permita tomar oxígeno a la comunidad y movilizar los recursos necesarios para cubrir la caída de la recaudación fiscal por el coronavirus. Más allá de recordar que el Gobierno español firmó un pacto con el PNV que obligaba a celebrar la reunión esos días, en la primera semana del mes, alerta de que, en caso de no alcanzarse una solución satisfactoria, se estaría abocando a las administraciones vascas "a una situación insostenible, de ajuste riguroso e inafrontabilidad de los gastos públicos para los años 2020 y 2021 que solo podría entenderse desde la injusticia institucional" y "cierta incomprensión política". Urkullu muestra su malestar porque el Estado pone en duda que los datos de las diputaciones sean creíbles, y tampoco se muestra muy sensible a los apuros financieros de Euskadi, que el lehendakari dibujó con el agua al cuello.

Casi un mes después, cuando prácticamente ha pasado el mes de julio, se ha encontrado ante cuatro desaires: la falta de respuesta reiterada de Sánchez en su relacion institucional (ni siquiera hubo acuse de recibo tras la carta), el incumplimiento del pacto que contrajo la vicepresidenta Calvo con Andoni Ortuzar, la insinuación por parte de Madrid de que las diputaciones no son serias en los datos, y la ausencia de receptividad del presidente español ante la crisis económica vasca, que el PNV cree que no le ha conmovido un ápice. Los jeltzales creen que le es indiferente el destino de los ciudadanos vascos.

Urkullu recuerda en su carta el pacto del 20 de mayo entre Calvo y Ortuzar, en el contexto de la prórroga del estado de alarma, y denuncia que ni siquiera se ha puesto fecha a la Comisión. Urkullu deja caer que el Gobierno español no se cree los cálculos que hacen las diputaciones forales sobre la caída de la recaudación de impuestos, como si quisiera esperar a que se confirmen en unos meses y no se fiara de ellas, y exige a Sánchez que considere "serios y no sujetos a ningún tipo de fiscalización los datos que emanan de las previsiones de recaudación de las diputaciones forales".

El jeltzale dice que la falta de convocatoria de la Comisión no se debe a que las diputaciones no hayan puesto sobre la mesa los datos, sino "a la falta de aceptación como razonables de los extremos de caída recaudatoria remitidos, y "a la falta de comprensión del modelo financiero interno vasco", según el cual Euskadi se las tiene que apañar en solitario si caen los ingresos por impuestos y no puede acudir a un rescate del Estado o, en este caso, al cuarto tramo del Fondo Covid de 5.000 millones del que sí van a gozar las comunidades de régimen común para cubrir la caída fiscal y del uso del transporte público. Nafarroa, gobernada por la socialista María Chivite, se encuentra en la misma situación que el gabinete de Urkullu. La ministra Montero ofreció el déficit como compensación, pero no termina de concretar una reunión. El Gobierno Vasco no pide limosna al Estado, sino que busca movilizar sus propios recursos acudiendo a los mercados para pedir fondos y endeudarse, desde su propia responsabilidad.

El lehendakari pone en valor que Euskadi ha modulado sus posiciones y ni siquiera por esa vía logra que avance el diálogo. Ante ese "estancamiento", Urkullu ya reclama "una solución impositiva en términos de exigencia del cumplimiento de lo acordado políticamente, en términos de considerar serios y no sujetos a ningún tipo de fiscalización los datos" de las diputaciones. Pide también considerar "el conjunto institucional vasco como susceptible de cobertura para déficit y deuda", para no "abocar a una insostenibilidad económica al País Vasco de una manera gratuita". El lehendakari le pide establecer un escenario de déficit y deuda aunque sea provisional y revisable cuando acabe el ejercicio. El Gobierno Vasco propone de manera orientativa un 3,5% de déficit, y necesita tener cuanto antes un horizonte financiero para los Presupuestos de 2021.

El jeltzale pedía convocar "de inmediato" la Comisión y acordar la deuda y déficit en los términos solicitados, que son "razonables" para Urkullu y "equivalentes a la caída de recaudación prevista", "sin que su aprobación suponga aumentar el gasto público presupuestario en este ni el ejercicio que viene".

Urkullu y el PNV están recurriendo a todos los resortes en sus manos para que Sánchez cumpla lo pactado. En el frente político, los jeltzales avisan de que no negociarán nada, ni siquiera los Presupuestos, si el socialista no cumple los compromisos previos adquiridos con Euskadi. El consejero de Hacienda en funciones, Pedro Azpiazu, por su parte, alertó la semana pasada de que los datos del segundo trimestre ya reflejan una caída histórica del PIB del 20,1%, de manera que no hay trampa ni cartón en los datos de la caída de la recaudación que prevén las diputaciones, de unos 2.000 millones menos para el Ejecutivo vasco. Todo ello, acompañado por una catarata de malas noticias en lo laboral, con despidos en Tubacex, ITP y Aernnova. Para hacer frente a la crisis, Urkullu aboga por la deuda, porque la comunidad autónoma tiene margen debido al estado saneado de sus arcas, con un 0% de déficit desde 2017. Es la vía para no afrontar recortes sociales ni subir impuestos.

Sin reunir la Comisión Mixta, Urkullu no ve ningún sentido a asistir el viernes a la conferencia de Sánchez con los presidentes autonómicos en La Rioja, para tratar además unos fondos europeos donde el margen político para negociar es nulo y no se prevén frutos. El PSE no comparte la decisión de sus socios, pero las fuentes socialistas consultadas no esperan que interfiera en la formación del nuevo Gobierno Vasco.

"Sánchez está mostrando su despreocupación ante lo que puede sucederle a la sociedad vasca"

Portavoz del PNV en el Congreso