Bilbao - Ha preguntado a la ciudadanía en manos de quién quiere dejar la recuperación económica. ¿Quiere convencer a los vascos de que no es momento de experimentos o de un cambio de gobierno?

-Lo que quiero trasladar es que ofrezco confianza y seguridad, basadas en la experiencia del PNV, y en la mía particularmente en la gestión de la administración. Llevo dos legislaturas como lehendakari. Y el PNV tiene la responsabilidad de gobierno en otras muchas instituciones. Son unas elecciones trascendentales porque nos estamos jugando el futuro de Euskadi en los próximos cuatro años, y lo que hace falta es tener una capacidad probada de gestión. Veníamos de una crisis financiera, la del año 2008, y conseguimos que en febrero de 2020 tuviéramos el paro por debajo del 10%, déficit del 0% desde 2017 y una deuda del 12,4% del PIB.

Ha dicho que no habrá recortes sociales, pero se asume que habrá que reordenar prioridades. ¿De qué se va a prescindir y qué se blindará?

-Prefiero decir lo que es imprescindible, y en esto empeñamos nuestra palabra: garantizar las políticas públicas y, sobre todo, los servicios esenciales. En salud, educación y protección social tenemos que seguir comprometiéndonos a no dejar a nadie atrás. Por otra parte, hay que equilibrarlo con la reactivación económica, la innovación con 20.000 millones de aportación público-privada para la próxima década, y 10.000 millones de euros en el Plan Guztiok Bat entre el Gobierno Vasco y las diputaciones, abierto a los municipios y agentes sociales. A partir de ahí, habrá gastos corrientes que habrá que contemplar como secundarios. Tenemos los fondos españoles no reembolsables y los europeos que servirán para mitigar la caída de recaudación, junto con la mayor capacidad de endeudamiento y déficit que estamos intentando negociar con el Gobierno español.

¿Podría ser el Estado un freno para esos planes de endeudamiento? ¿Tiene un plan B?

-Hay un compromiso entre el PSOE y el PNV. Cuando el PNV decidió apoyar la investidura de Sánchez, el 30 de diciembre se firmó un acuerdo público que contempla la celebración de una Comisión Mixta del Concierto Económico para decidir el endeudamiento de la comunidad autónoma vasca. Es una reunión imprescindible. El jueves me dirigí al presidente español por carta abordando esta cuestión por enésima vez. Espero que se dé, porque lo contrario sería incumplir no solo el acuerdo entre PSOE y PNV, sino el acuerdo con el Gobierno vasco para celebrar la reunión.

Quiere salir de la crisis sin recortes sociales ni subir impuestos. Rechaza subir el Impuesto de Sociedades porque las empresas no tienen beneficios pero, ¿no se puede explorar una subida para las rentas altas como dicen Bildu o Pedro Sánchez?

-El anuncio de esa decisión por el presidente Sánchez no obedece a la pandemia, sino que está comprometido entre el PSOE y Unidas Podemos en su programa. Aquí en Euskadi tenemos un Impuesto de Patrimonio. Y el grueso de la población podríamos conceptuarlo como clase media y no clase alta. Por lo tanto, lo que se podría conseguir sería el chocolate del loro, teniendo en cuenta también que en Euskadi tenemos ya la mayor presión fiscal en comparación con el Estado.

Hubo polémica con unas declaraciones suyas, y se interpretó que usted pedía congelar el salario a los funcionarios. ¿Pedirá un esfuerzo?

-Dije que en el ámbito de lo público tendría que haber un sentimiento de solidaridad con el ámbito de lo privado. Vivimos en una sociedad en la que una parte tiene su puesto de trabajo y su salario asegurados, y otra parte vive con incertidumbre sobre su proyecto de vida. No he planteado que los gestos de solidaridad sean reducir el salario. Cuando se aplicó la reducción del salario fue por una imposición en 2010 del Gobierno español, no del vasco, y el Gobierno Vasco desde 2013 ha ido recuperando la reducción del 5%, junto con aportaciones a EPSV. Nadie ha planteado una reducción salarial. Sí una toma de conciencia de cómo vive la empresa privada.

Su programa cita como prioridad transferir la gestión de los fondos de desempleo. ¿Quiere que la comunidad autónoma pague las ayudas del paro para afrontar esta crisis?

-Desde luego que sí. Estamos planteando la gestión del régimen económico de la Seguridad Social, que está en el Estatuto de Gernika, y está comprometido con el Gobierno español que se reconozca que el contenido abarca las políticas pasivas. Estoy seguro de que en Euskadi lo podríamos hacer mejor.

Este otoño, ¿está garantizado que no vuelva a producirse escasez de material sanitario por el virus? ¿Tampoco de camas, aunque en este terreno no ha habido problemas?

-En Euskadi hemos vivido una situación de tensión, pero sin situaciones que hemos visto fuera de nuestro entorno: no hemos tenido pacientes tirados en el suelo, hospitales de campaña... Hemos resistido con nuestra capacidad hospitalaria, también con camas UCI, gracias a las inversiones en Osakidetza que hemos venido realizando hasta hoy: hemos ampliado el hospital de Txagorritxu, hemos complementado el de Urduliz... Y junto con las 4.000 plazas que queremos ofertar de empleo público, tenemos un compromiso de 400 plazas de médicos de familia. Dicho eso, ahora estamos en un ejercicio de diseño y decisión, que espero que podamos llevar a Consejo de Gobierno del 14 de julio, de una central de compras. Se trata de tener una gestión de compra centralizada desde la propia administración vasca en la que, mediante convenios que suscribamos con las diputaciones o ayuntamientos, podamos actuar desde Osakidetza como una central de compras aquí en Euskadi, para hacer un ejercicio de previsión y aprovisionamiento de material sanitario ante la incógnita de si va a haber rebrotes. Tenemos todos los informes para que el 14 de julio podamos adoptar esa decisión, antes de que expire el 31 de julio la compra de material con interés cero, para que podamos entrar en la compra por vía de emergencia. Trabajamos con una previsión de almacenaje para seis meses. Estamos preparados para un rebrote.

¿Trabaja con la hipótesis de que haya que decretar un nuevo confinamiento en otoño, o lo descarta?

-No descarto nada. Es lo que me preocupa. Mientras no se dé con una vacuna, tenemos que seguir conviviendo con el virus. Es lo que me lleva a llamar a la responsabilidad. Si en la convocatoria de elecciones para el 12 de julio advertí de que, si se presentara una situación delicada, no tendría ningún temor a la hora de dejar sin efecto la convocatoria, tampoco me temblaría el pulso en el futuro si a mí me correspondiera esa responsabilidad. Actuaremos, además, quirúrgicamente, allí donde se dé un foco donde se muestre de una manera preocupante el virus.

¿Ha barajado esa actuación quirúrgica por rebrotes como el de Orio?

-No, porque teníamos bien focalizado el caso e identificados los contactos. No ha sido algo que me haya llevado a prever un confinamiento o cierre de un determinado espacio.

¿Cómo actuaría si es Sánchez el que recupera el estado de alarma?

-He sido crítico con la necesidad del estado de alarma, porque hay una legislación ordinaria que permitiría adoptar decisiones. Y, además, he sido crítico con cómo se ha gestionado, en base al mando único. El presidente del Gobierno español reconocía que en el futuro habría que proceder a una modificación legal para no tener que aplicar una legislación excepcional.

¿Qué plazo ve para la investidura?

-Me gustaría que el Gobierno estuviera conformado en la primera quincena de septiembre, a más tardar. Es absolutamente necesario. Tenemos que trabajar en las directrices presupuestarias. Agosto afecta a la gestión del calendario en el Parlamento con la acreditación de sus miembros.

¿Qué consecuencias tendría para Euskadi un pacto de PSE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos?

-La inestabilidad, porque nosotros ofrecemos un programa de gobierno muy trabajado, confianza, seguridad y experiencia. Un posible gobierno tripartito supondría desplazar a la oposición al partido ganador, el PNV. El PSE gobernó desde el año 2009 hasta 2012 como consecuencia del apoyo del PP, desplazando a la oposición al PNV, que había ganado las elecciones. Aquel periodo no querría que volviera a repetirse. Fue un periodo convulso. Es un tripartito sin experiencia, sin conocimiento de la gestión de un gobierno que tiene su complejidad, y más en estas circunstancias. Sería curioso que se diera esa fórmula cuando el PSE forma parte de una coalición en las diputaciones y en los ayuntamientos con el PNV, y el Gobierno español también tuvo el apoyo en la investidura por parte del PNV. No creo que esa fórmula se dé, porque lo que subyace es desplazar al PNV y nada más que eso, y el PSE es consciente de lo que tenemos entre manos, lo que ha supuesto la gestión en estos cuatro años. Es consciente de cuál es la situación como para someterse a experimentos con otras formaciones sin esta experiencia ni conocimiento.

¿Está del todo seguro de que el gobierno conjunto ha sido satisfactorio para el PSE y no va a querer probar una alianza de izquierdas?

-Lo tendrá que decir el PSE, pero el propio PSE ha argumentado el déficit que todavía sigue demostrando la izquierda abertzale como consecuencia de las pintadas. Y aventurarse con EH Bildu, desplazando al PNV a la oposición, tiene también su riesgo en lo que afecte al Gobierno español.

¿El enfrentamiento que ha tenido con Iriarte en la campaña impide un acuerdo entre PNV y Bildu?

-No he tenido ningún enfrentamiento con Maddalen Iriarte en esta campaña. Si ella lo ha tenido conmigo, ella sabrá. Yo he defendido unos principios éticos en los que creo, sin distinción y sin equidistancias. No se puede denunciar la vulneración de unos derechos humanos y jalear otras. Esto es lo que vengo diciendo sobre un gobierno de coalición: en política uno tiene que tener unos principios éticos y habrá que ver si eso se compatibiliza con los principios de otras formaciones. Además de eso, hay un modelo de sociedad, un programa de gobierno... Hoy por hoy, lo que veo es que podemos llegar a acuerdos en el ámbito parlamentario sobre determinadas iniciativas legislativas, pero hay otros ámbitos en los que realmente chocamos. Veo que esa ecuación con todas las incógnitas es muy difícil de resolver satisfactoriamente.

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No coincide con Idoia Mendia, quien dice que las bases del PNV por ser abertzales verían con mejores ojos un pacto con Bildu que con el PSE...

-No sé si ese discurso busca atraer a un electorado que pueda estar dispuesto a votar al PNV para que vote al PSE. Pero sabe Idoia Mendia que esto es absolutamente incierto.

El PNV mantiene el derecho a decidir y la consulta habilitante. Pero, si gobierna con el PSE, ¿habrá que renunciar? Mendia dice que vayan a una herriko taberna a pactarlo...

-Yo no pongo vetos a nada, y menos a los principios democráticos. El derecho a decidir es un principio democrático que debe conjugarse con el principio de legalidad, y estamos planteando que sea pactado con el Estado. En primer lugar, estamos pidiendo que se cumpla el Estatuto de Gernika. También que se actualice.

El PP agita Zaldibar, el coronavirus, y lo acompaña con la sentencia del TSJPV en la que dice que se desprotegió a los trabajadores de Osakide-tza. ¿Le puede pasar factura?

-No, en absoluto. La sentencia dice lo contrario a lo que dice el PP, que ya desde febrero en Osakidetza se venía trabajando en la formación de los profesionales y en marzo había reuniones con los sindicatos, a los que se habían indicado las prevenciones. El PP arrastra una distorsión permanente desde la moción de censura a Rajoy, intentando castigar al PNV.

¿Le preocupa la abstención?

-Aspiro a una participación mayor que hace cuatro años. Animo a la ciudadanía a que interprete que estamos en una situación excepcional. No votar es desentenderse de los problemas. l