- El PNV no recurre al Árbol de Gernika en vano y se toma casi como una profanación que utilicen su figura cargos de partidos centralistas que cuestionan el autogobierno o la foralidad vasca. Que el candidato a la reelección como lehendakari, Iñigo Urkullu, abriera ayer la campaña electoral del 12 de julio en la Casa de Juntas, un lugar de máximo respeto para los jeltzales, fue para el PNV una forma de proyectar que el momento político es decisivo, dar solemnidad a su apuesta por un Plan Nacional Vasco de Reconstrucción tras el coronavirus, y lanzar dos mensajes a la ciudadanía: que estas elecciones son históricas porque está en juego la recuperación económica y social tras el virus, y que es imprescindible reforzar el autogobierno con un nuevo estatus porque de ello va a depender que Euskadi tenga herramientas para afrontarlo desde sus propias capacidades. Urkullu volvió a mostrar su perfil pactista apostando por un acuerdo "plural, duradero y realizable", frente a los "maximalismos y la negatividad" de otros partidos.

El lehendakari rechaza las rupturas unilaterales o las vías que puedan causar frustración o divorcio entre la ciudadanía, y exhibe un modelo que lo distingue de EH Bildu, que registró su propio articulado de nuevo estatus al considerar insuficientes las bases de los expertos del PNV, PSE y Elkarrekin Podemos. El PNV mantiene en su programa el derecho a decidir (que también está en la propuesta de su jurista Legarda) y la consulta habilitante, pero EH Bildu sigue apretando y acusándolo de incumplir compromisos. Urkullu reivindicó el pacto, dijo que "acordar no es claudicar, sino avanzar juntos hacia un proyecto de nación compartido", y puso en valor la construcción paso a paso del PNV, donde citó las tres competencias arrancadas ayer mismo al Gobierno español, frente a los "bucles de conflictividad" que no llevarían a nada. "No es nuestra vía", zanjó.

El PNV hizo oficial su apuesta bajo el Árbol de Gernika, símbolo de democracia y autogobierno, con los cabezas de lista Urkullu (Araba), Bakartxo Tejeria (Gipuzkoa) y Leixuri Arrizabalaga (Bizkaia); y el líder del PNV, Andoni Ortuzar.

Urkullu puso en valor el escenario, que trae a la mente el sufrimiento de la Guerra Civil, pero también "nuestra capacidad de ponernos en pie". Aseguró que el "autogobierno ha sido el cimiento sobre el que hemos podido responder al primer embate" del virus, con Osakidetza y la Ertzaintza, y que ahora, para hacer frente a la crisis económica y de empleo, "necesitamos fortalecer y profundizar nuestro autogobierno". "Necesitamos un gran pacto social y político para su actualización. Un acuerdo sólido y duradero que nos permita adaptarnos a los cambios sociales de nuestro tiempo", defendió. Urkullu recalcó que la renovación es "imprescindible", también para "corregir las causas del incumplimiento del Estatuto". Pidió "bilateralidad" al Estado para que no se incumpla lo pactado de manera unilateral, y ofreció diálogo, negociación y acuerdo. Pidió respetar la voluntad vasca, que se reconozca el ser, y no solo una cuestión competencial.

Sobre el acuerdo entre los juristas de PNV, PSE y Elkarrekin Podemos, con discrepancias en el derecho a decidir, dijo que es una base que permite ser "optimistas", y aclaró que este proceso debe ser "serio, sereno y dialogado": "Construir un país significa renovar y ampliar los consensos sociales y avanzar. Significa dejar los bucles de negatividad y conflictividad de los que algunos no saben salir. Son quienes se escudan en maximalismos y críticas destructivas por su miedo a avanzar junto a quienes piensan de forma diferente. No es nuestra vía".

"La pluralidad interna es un elemento constitutivo de nuestra manera de ser. El reto es construir desde la diversidad de identidades. Acordar no es claudicar, sino avanzar juntos hacia un proyecto de nación compartido. El pacto conecta con nuestra mejor tradición foral, sobre la que se han construido los procesos estatutarios de 1936 y el Estatuto de Gernika de 1979. La vertebración institucional de un país tan complejo como Euskadi requiere acordar, y volver a acordar", insistió. Pidió "un discurso y una práctica que sea realizable y asumible por la mayoría de la sociedad vasca, un camino que sume y nunca reste".

Ortuzar echó en cara a algunos partidos que vayan a acudir a Gernika cuando nacieron para "borrar del mapa lo que este sitio sagrado significa". Pidió a los que temen ir a votar que lo hagan "sin miedo, con ilusión", porque si se logra "un resultado rotundo", se habrá puesto ya un pie hacia la reconstrucción.