- Al margen de un paquete de medidas de ayuda para la automoción y el anuncio de un plan que impulse el turismo, Pedro Sánchez confirmó ayer que el Estado español abrirá las fronteras con los países miembros de la Unión Europea el 21 de junio, día a partir del cual se levantará también la obligación de cuarentena para los viajeros que entren en territorio español. La excepción será Portugal, ya que los controles fronterizos con el país luso se normalizarán el 1 de julio, a petición del Ejecutivo de ese país. Además, ese mismo 1-J será cuando se empiece a reactivar el tránsito con terceros países de fuera de la Unión Europea (UE), ajenos al llamado espacio Schengen, siempre que cumplan unos parámetros de seguridad sanitaria y a expensas de que Bruselas haga un listado conjunto.

Los requisitos serán los siguientes: su situación epidemiológica deberá ser análoga o mejor a la de la UE; deberán asumir ciertas condiciones sanitarias en origen, trayecto y destino; y tendrán que actuar con reciprocidad, es decir, aceptar también el ingreso de viajeros procedentes de la UE. La preocupación de Moncloa se sitúa en la expansión del covid-19 en el continente americano y en países como Rusia.

Sánchez recordó que envió una carta junto al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la que pedían un acuerdo para la reapertura controlada de las fronteras de la UE que estuviera regulado por una serie de criterios comunes. "El resultado esta semana ha sido una clarificación del marco europeo por parte de la Comisión", anunció. La Comisión alentó el pasado jueves "encarecidamente" a los Estados miembros a terminar con los controles fronterizos internos y permitir la libre circulación desde el 15 de junio.

En este contexto, el presidente español se mostró esperanzado de que haya "una sorpresa positiva" y se desarrolle una vacuna contra el coronavirus este año, y reseñó que Alemania, Francia, Italia y Holanda trabajan en una a la que el resto de países comunitarios podrían acceder en las mismas condiciones.

Tras asegurar que una segunda ola es posible en España y que hay "riesgo cierto", recalcó que depende de cada uno evitarlo, extrayendo además "todas las lecciones" sobre lo que ha funcionado mejor y peor durante la crisis. Una comisión de evaluación analizará las deficiencias del sistema sanitario, la capacidad de la industria española para dotarse de equipos o la brecha digital.

El líder socialista, que puntualizó que habrá una ceremonia de Estado en honor a las víctimas después de las elecciones del 12 de julio en Euskadi y Galicia, hizo autocrítica y reconoció que deberían haberse aprovisionado "mucho antes" de Equipos de Protección Individual (EPI) o de respiradores para las Unidades de Cuidados Intensivos, además de "haber reorientado antes" la fabricación de material sanitario para lograr un autoabastecimiento. "Son cosas que ahora resultan más evidentes. Esta crisis tiene que dejar una huella de preparación, de prevención, que antes no teníamos", afirmó.

Sánchez puso en valor el consenso para aprobar el ingreso mínimo vital y valoró que su Gabinete "va a estar en reconstruir y recuperar", propósito con el que llamará a todas las fuerzas". "No sobra nadie, lo que sobra en política es el odio, el insulto y la provocación", plasmó, demandando "patriotismo" a los partidos españoles, en referencia velada al PP, apoyando la propuesta que ha realizado la Comisión Europea con un fondo de 750.000 millones de euros para ayudar a salir de la crisis del coronavirus. "Vayamos de la mano", exclamó el socialista. "Nadie puede soñar con sacar un beneficio dañando a España", zanjó.