- No quedaba otra alternativa. El avance del coronavirus en la comunidad autónoma y la situación de excepcionalidad que ha provocado con los vascos encerrados en sus casas para frenar el contagio han dejado superadas las medidas de higiene y contención que habían esbozado las autoridades para salvar la celebración de las elecciones del 5 de abril. Al constatar además que la situación va para largo y que celebrar una votación era contradictorio con estas medidas de aislamiento de los vascos en sus domicilios, el lehendakari y los partidos alcanzaron ayer un consenso unánime para aplazar las elecciones vascas del 5 de abril porque no iban a llevarse a cabo con las debidas garantías para la salud, ni para el ejercicio del voto por parte de aquellos que estuvieran enfermos o confinados. Urkullu convocará las elecciones cuando su Gobierno levante la declaración de emergencia sobre la comunidad autónoma, una declaración que, según el informe del viceconsejero de Salud al que ha tenido acceso este diario, se mantendrá vigente al menos en las cuatro próximas semanas. La decisión se tomó con ese informe y con el dosier del equipo jurídico del Gobierno Vasco en la mano. Un dato clave radica en que la nueva fecha se fijará tomando siempre como referencia la situación vasca, con independencia del estado de alarma decretado por Pedro Sánchez.

Las elecciones eran la última pieza del dominó que permanecía en pie y ha terminado cayendo. El debate no era sencillo porque hay un vacío legal, aunque parecía una cuestión de sentido común. No estaba claro que el lehendakari pudiera desconvocar las elecciones, y tampoco lo ha hecho la Junta Electoral. Pero a finales de la semana pasada se precipitaron los acontecimientos. El lehendakari promulgó una declaración de emergencia sanitaria, el presidente Sánchez decretó el estado de alarma, y comenzaron las medidas de aislamiento. Las calles están casi vacías, salvo por las personas que acuden a trabajar, al médico o a una emergencia. El domingo, además, el Estado francés celebró la primera vuelta de unas elecciones municipales que han sido un fiasco porque no votó ni la mitad de la población en plazas clave como Baiona o Hendaia. Los informes de Salud son claros, y existe un consenso político unánime que evita que alguien lleve a los tribunales esta decisión. Falta la percha jurídica. Según ha podido saber este periódico, hay dos opciones. Por un lado, existe un borrador de decreto donde se invoca "la fuerza mayor" como argumento para interrumpir el proceso electoral, y se cita la competencia del lehendakari para fijar otra fecha por las leyes de Gobierno y de Elecciones al Parlamento Vasco. Podría aprobarse solo ese decreto en Consejo de Gobierno, o bien reforzarlo con una reforma exprés de la Ley de Elecciones al Parlamento Vasco. En ese caso, la duda radica en si se puede legislar con la Cámara ya disuelta por los comicios, teniendo únicamente el recurso de la Diputación Permanente. Es un problema jurídico que habría que resolver, más allá de los escollos logísticos de reunir ese órgano en plena crisis del virus en Gasteiz, justo cuando se ha apostado por cerrar el Parlamento y realizar sesiones no presenciales. El informe podría estar listo hoy. También se reunirá la Junta Electoral.

El aplazamiento se adoptó ayer por unanimidad en una reunión en Lehendakaritza, en una sala higienizada en la que estuvieron presentes PNV, EH Bildu, Elkarrekin Podemos, PSE, PP y Equo Berdeak. Terminó con una nota conjunta de tres puntos que establece que en la actual situación de emergencia sanitaria y estado de alarma "no pueden celebrarse las elecciones al Parlamento Vasco con las debidas garantías, tanto para la salud pública como para el ejercicio del derecho de sufragio". Se acuerda la "no celebración" de las elecciones, "dejar sin efecto" el decreto de convocatoria y publicar la decisión en el Boletín Oficial del País Vasco antes del inicio de la campaña que estaba previsto para el jueves a medianoche. "La convocatoria de elecciones se activará una vez levantada la declaración de emergencia sanitaria. Se realizará de forma inmediata, oídos los partidos políticos, y por decreto del lehendakari", zanjan.

Se tomará como referencia el levantamiento de la declaración de emergencia del Gobierno Vasco, y no el estado de alarma de Pedro Sánchez, lo que no deja de ser una invocación del autogobierno tras los roces que han surgido estos últimos días. Ayer surgió alguna discrepancia, aunque finalmente hubo pacto. Fuentes del PSE aseguran que no plantearon ninguna objeción especial al asunto, que para ellos es técnico. "La declaración de emergencia se puede levantar antes que el estado de alarma. Lo importante es que se ha llegado a un acuerdo y nadie va a utilizar este aplazamiento de las elecciones contra el Gobierno Vasco", dicen. El PP sí criticó el debate sobre las competencias.

Nada se sabe sobre la nueva fecha. Según el informe del viceconsejero Berraondo, del Departamento de Salud, "cabe establecer que en las próximas cuatro semanas la situación de emergencia sanitaria se va a mantener en toda su vigencia". "Esta previsión aconseja, desde el punto de vista de la salud pública, que no se produzcan los movimientos y desplazamientos de la ciudadanía propios de una jornada electoral como la convocada para el 5 de abril", dice. Esas cuatro semanas se obtienen al tener en cuenta el periodo de incubación del virus (de dos días a dos semanas), y la duración de la enfermedad, que la Organización Mundial de la Salud calcula en otras dos semanas. El pico del virus llegará a mediados de abril, y el Gobierno trabaja con esa previsión. Irse hasta octubre, la fecha límite, sería algo excepcional y no se baraja.

La intención general es no prolongar esta situación más de lo necesario. Antes de aplazar las elecciones, uno de los problemas que hacían torcer el gesto al PNV era el largo periodo de interinidad que iba a afrontar el lehendakari, con el Parlamento disuelto. El PNV se preguntaba cuál podía ser la actitud de la oposición. Los jeltzales se preguntaban si los grupos iban a ser capaces de mantener una mínima unidad, o si iban a utilizar este periodo para encadenar una larga precampaña de desgaste a Urkullu o acusarlo incluso de no someterse al control parlamentario. El texto pactado deja entrever que se apuesta por la menor interinidad posible, y Equo, aunque pidió aplazar los comicios, coincidió en que es mejor recuperar "lo antes posible el correcto funcionamiento de las instituciones". Bildu ha sido el grupo que más ha apretado para aplazar las elecciones.

El borrador del decreto admite que tener a los vascos en sus casas es un impedimento para que haya campaña, se produzca un debate público entre candidatos y los vascos conozcan su programa. Se admite también que celebrar las elecciones conlleva desplazamientos y congregar a personas en espacios cerrados y limitados, además de que hay elementos delicados como las cabinas de voto. Todas las medidas de prevención que se habían barajado, como la compra de guantes para los miembros de la mesa o el gel para las manos, son ya insuficientes para el Gobierno Vasco porque van a chocar con las medidas de aislamiento social que, además, asume que se van a prorrogar. Además, no hay mecanismos alternativos para garantizar el voto de aquellos que estén contagiados y no puedan ir. Las alusiones a la campaña electoral parecen indicar que, cuando se convoque la nueva cita, habrá campaña, aunque sea reducida a siete días. Se ha especulado con que la abstención el día 5 podía perjudicar al PNV, con una importante bolsa de votos entre los mayores, aunque por otro lado podría propiciar un voto refugio a Urkullu como gestor fiable en una situación de crisis.

"La celebración de las elecciones en una crisis sanitaria provoca que aumente la abstención"

Comunicado

"Toca centrarnos en salvar vidas y dejar a un lado debates de fronteras o competencias"

Presidenta del PP de la CAV en funciones

"Los vascos nos exigen consensos de país, colaboración y cooperación"

Candidata del PSE

"Es tiempo de colaborar y hacer frente al coronavirus. La salud de todos es lo primero"

Candidata de EH Bildu