Pamplona - El Gobierno de Nafarroa entendió que el acto de homenaje a víctimas de ETA convocado por algunas asociaciones contenía una "fuerte carga política", y para evitar "restar más que sumar" prefirió no asistir. Así lo explico ayer el vicepresidente del Ejecutivo, Javier Remírez, un día después de que varios colectivos convocaran en Iruñea un acto de homenaje a víctimas del terrorismo que terminó convertido en un mitin contra el Gobierno. Por eso Remírez quiso diferenciar "el compromiso del Gobierno con las víctimas de ETA, que cuentan con todo nuestro cariño" y la "reivindicación de la memoria como un valor social y colectivo" de un acto puntual que el Gobierno interpretó que podía causar una polémica que no entra en los planes del Ejecutivo.

Fue una forma elegante de desactivar la polémica, alimentada por minoritarios grupos de presión contra el Gabinete de María Chivite. El Gobierno foral, que viene "trabajando en buena línea con los colectivos que representan a las víctimas del terrorismo", vio venir un posible nubarrón ya desde la convocatoria: de los nueve firmantes, solo dos -Anvite y la Fundación Tomás Caballero- tienen un vínculo directo con las víctimas de ETA. El resto van de los clásicos Vecinos de Paz y Libertad Ya a la asociación cultural Doble 12 -convocante, como Vecinos de Paz, de actos contra el Gobierno la pasada legislatura-; los lobbies Recuperar Navarra, Sociedad Civil o los catalanes Asociación por la Tolerancia; y hasta una peña sanferminera de nueva creación vinculada a Ciudadanos. No tardaron en sumarse Navarra Suma y Vox. El desarrollo del acto confirmó las sospechas: más que un homenaje a la memoria de los asesinados por ETA, el acto fue por momentos un mitin contra el Gobierno navarro, en el que se criticó la política de alianzas de los socialistas y hasta el traspaso de nuevas competencias.

El homenaje tuvo otras ausencias importantes -tampoco asistió la Delegación del Gobierno, ni algunos altos mandos de la Guardia Civil-, y algunos de los que sí fueron manifestaron ayer su incomodidad con un acto que incluso generó tensiones internas en la propia Anvite. Es el caso del PSN, que a través de su portavoz parlamentario y secretario de Organización, Ramón Alzórriz, expresó su pena porque se atizara a los socialistas como si no fueran ellos también víctimas de ETA. "Me duele que se nos ataque de determinadas maneras, cuando nosotros tenemos muertos encima de la mesa", reflexionó Alzórriz, que asumió que les molesta que se les cuestione "permanentemente", cuando ellos "siempre" han estado, están y estarán "del lado de las víctimas". Por eso criticó "la utilización que muchas veces se hace de cuestiones tan delicadas para atacar posturas de nuestro partido y nuestro Gobierno". "No nos merecemos que se nos esté insultando ni que se manipule la realidad para atacarnos", aunque el consuelo que le queda es que "no todas las víctimas piensan igual" y las críticas provienen de colectivos concretos. En la misma línea se expresó Uxue Barkos. Geroa Bai tampoco asistió por considerar que "algunas posiciones partidarias deben dejar de ser utilizadas en determinados ámbitos", y pidió que "se deje de utilizar partidariamente el entorno de dolor de las víctimas del terrorismo para hacer críticas partidistas".

Javier Esparza, de Navarra Suma, cargó contra la expresidenta foral. "Que Barkos no mienta más, que nosotros no utilizamos partidariamente a nadie. Es falso y es un insulto de quien ha sido la primera en pactar con Bildu como presidenta".