Barcelona - Quim Torra acabó soplando el frágil castillo de naipes sobre el que se sustentaba su Govern. Lo que era un secreto a voces tras el cisma independentista plasmado el pasado lunes en el Parlament terminó de reventar ayer con el president anunciando que convocará elecciones una vez se aprueben los Presupuestos para 2020 en tanto que la legislatura catalana "ya no tiene más recorrido político" por la falta de "lealtad" de ERC. La cita con las urnas se produciría, como muy pronto, en mayo, y entre tanto el líder de JxCat se reserva el as partidista de dilatar su anuncio para, por un lado, certificar si la mesa de diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez resulta o no estéril y, por otro, aguardar a lo que sucede con su inhabilitación y dar rodaje a su posible sucesor.

En una declaración desde el Palau, Torra culpó a Esquerra de la imposibilidad de proseguir con su idilio y de ponerle un final anticipado después de que el presidente de la Cámara catalana, Roger Torrent, lo dejase "a la intemperie". "Ningún gobierno puede funcionar sin unidad, sin una estrategia común y compartida, sin lealtad entre los socios", clamó el jefe de un Govern, que aprobó horas después el proyecto de Cuentas pactado con los comunes y que dispone del respaldo suficiente para ser aprobado por el Parlament tras una tramitación que suele alargarse dos meses, aunque su validación definitiva deberá esperar muy probablemente otro mes más, hasta que el Consejo de Garantías Estatutarias se pronuncie sobre los recursos de la oposición.

Torra recalcó que la pérdida de su escaño, además de "desproteger a la institución de la Presidencia", pone "en riesgo permanente" al Ejecutivo, por lo que consideró "imprescindible" volver a dar "voz a la ciudadanía" para "renovar el mandato político del 21- D". "Quiero un país que respete un principio de radicalidad democrática donde los gobiernos y los parlamentos funcionan a base de mayorías y confianzas, y cuando estas no se tienen, sean los ciudadanos los que decidan las nuevas mayorías y las confianzas renovadas", argumentó. Torra sostuvo que convocará comicios "con la mirada puesta en lo que sea mejor para el país", una cita que debe servir para "rehacer el mandato democrático" y que debe permitir avanzar "con el objetivo de culminar el mandato del 1-O, es decir, la independencia, reencontrándonos todos en la unidad", quebrada a su juicio por los intereses republicanos y su reorientación estratégica. De hecho, ERC es sustento básico del gabinete de Sánchez y vital para que Moncloa saque adelante sus Presupuestos. De ahí que el president, que en principio se reunirá con el presidente español el próximo 6 de febrero, pretende "explorar la voluntad real del Gobierno español para una negociación de verdad". Una en la que espera que se aborde "el conflicto político de nuestro país ante la negativa del Estado español al ejercicio pleno de la democracia y el derecho a la autodeterminación". De no ser así, JxCat dispondrá de una baza importante para ir minando electoralmente a ERC con el paso de las semanas.

Torra censuró al partido de Oriol Junqueras por no respetar "el consenso del independentismo" en torno a su condición de diputado, cuando a su entender es la hora de "poner el país y sus necesidades por encima de cualquier interés partidista o personal" y de aprobar unos Presupuestos que calificó de "proyecto de país". Sus planes, en cualquier caso, están supeditados a la decisión que adopte el Tribunal Supremo sobre su inhabilitación y a sabiendas de que él no se volverá a presentar como candidato. La postura del Supremo podría conocerse sobre el mes de abril o ralentizarse, y ahí también jugaría con las fechas para elegir un perfil idóneo y que coja vuelo en aras de disputarle a ERC el liderazgo independentista. Una pugna de la que quién sabe si dentro del mundo soberanista quien más beneficiado podría salir es la CUP.

esquerra evita polemizar Con su golpe de mano Torra quiso dejar claro que es él quien tiene el control al manejar la potestad de fijar la fecha electoral. En las reuniones mantenidas con cargos de JxCat, el president no defendió la idea de desprenderse de sus consellers republicanos, ya que eso chocaba con su discurso favorable a la unidad del independentismo y apostó "por responsabilidad" por aprobar los Presupuestos. Con este horizonte, ERC reaccionó evitando el choque frontal y precisando que "respeta" su posición y decisiones "sobre el calendario electoral". En un escueto comunicado, no quisieron polemizar pese a los dardos recibidos en el alegato de Torra y reseñaron que "compartimos las conclusiones principales de su comparecencia" en el sentido de que "al país le hacen falta de forma urgente unos Presupuestos que cuentan ya con un apoyo parlamentario amplio y que den respuesta a los retos y necesidades de la ciudadanía". Esquerra dijo coincidir en que "hay que activar la vía política poniendo en marcha la mesa de negociación con el Estado", y recordando que es una posición que siempre ha defendido "y sobre la cual se ha construido un consenso estratégico que ahora se materializará de forma tangible a favor del conjunto de la ciudadanía de Catalunya". Por ello, los republicanos expresaron su compromiso de "seguir trabajando al servicio del independentismo y con lealtad y responsabilidad para seguir avanzando hacia la República catalana". Esto lo harán también, precisó ERC, "teniendo claro" que su adversario "no es otro que el Estado y la represión con la que castiga al conjunto del movimiento independentista".

Poco después, al entregar el proyecto de Cuentas a Torrent, el vicepresident Pere Aragonès suscribió que "en este momento de enorme complejidad política, es fundamental ser capaces de generar consensos, dejar de lado los legítimos intereses personales y de partido, y poner los intereses de país, de la ciudadanía y de la gente por delante". Sin embargo, no son pocas las voces que creen que Esquerra persigue liderar al independentismo y el Govern para que sea un representante de sus filas quien se siente con el Gobierno español para desbloquear el conflicto catalán. De lo que pocos dudan es de lo complejo que será que el proceso por la autodeterminación pueda culminar con éxito. Ahí Torra se pronunció sin paños calientes: "Si no encaramos los desafíos desde la solidaridad y la lealtad entre los independentistas, la República catalana se irá alejando".

El 16 de mayo, como pronto. La fecha electoral estará marcada por la voluntad de Torra y de lo que pueda decidir el Tribunal Supremo sobre su inhabilitación para ejercer cargo público, algo que podría demorarse meses. Una posible sentencia de inhabilitación por parte del Supremo no frenaría la tramitación de los Presupuestos, por cuanto la legislatura seguiría viva con un gobierno en funciones y una cámara legislativa en activo. Torra aún no ha presentado siquiera el recurso de casación, que en el Govern aseguraron que estaría listo para la primera o segunda semana de febrero. En todo caso, el president tiene cuatro meses en total y es posible que apure el plazo. Con la previsión de un pleno definitivo el 18 de marzo para sacar adelante las Cuentas, los 54 días preceptivos para convocar elecciones recaen en el 16 de mayo. Entre tanto, el jefe del Govern explorará el próximo jueves 6 de febrero la voluntad de negociación real del Ejecutivo de Pedro Sánchez.